SEÑOR DIRECTOR:
En el confuso debate sobre la situación y futuro de los Isapres, hay una pregunta que no veo analizada: ¿Por qué existen? La respuesta es muy simple, porque el sistema público no tiene la capacidad para brindar atención a toda la población de manera oportuna y porque existe una apreciación de un mejor acceso y calidad de servicio.
Si bien es una industria que presenta problemas, que deben ser solucionados para hacerla más inclusiva, la situación actual no solo amenaza su viabilidad como alternativa, sino que también afecta a los prestadores privados. Desenmascara una convicción ideológica que conocimos en el pasado, cuando un ministro de Educación, en el contexto de la reforma de ese sector, propuso “sacar los patines para emparejar la cancha”, supuestamente para mejorar la educación. Los resultados los conocemos.
Aplicar esta novedosa filosofía al sector salud es muy grave, especialmente al considerar las enormes listas de espera para consultas y operaciones que existen en el sistema público. Hoy sabemos de miles de mujeres con cáncer, a quienes no se ha respetado su derecho de atención establecido en el AUGE, incumpliendo una garantía legal.
El llamado entonces es no solo a ver la forma del asunto, en cuanto a las facultades de la Corte Suprema y aplicación de los fallos, sino lo que hay de fondo en esta medida, y reparar en el silencio total respecto a la responsabilidad del Estado en la salud pública y la subutilización de los recursos destinados a salud.
Manuel J. Irarrázaval
Médico Cirujano
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