El sistema de salud K-Pop

FonasaWEB
Foto: La Tercera/Archivo


Mientras que Corea del Sur y el K-Pop se tomaron la agenda chilena y nuestros grupos de Whatsapp con stickers de surcoreanos llamando a desbordar la ya popularmente renombrada "Plaza de la Dignidad", aproveché esa contingencia para conectar un ejemplo positivo del país asiático. Se trata de su sistema de salud, que representa un modelo a observar pensando en la reforma al financiamiento que se avecina para el nuestro.

Chile y Corea del Sur tienen mucho en común. Ambos pertenecen a la OECD y en los últimos 40 años han experimentado un crecimiento sin precedentes en su historia que les ha permitido convertirse en líderes regionales en desarrollo económico en Asia y Latinoamérica, respectivamente. Casualmente además, ambos desarrollaron sistemas de salud similares.

El país asiático alcanzó la cobertura universal en salud en los años 80' a través de tres tipos de seguros: uno para empleados, uno para trabajadores del gobierno y otro para independientes. El sistema consistía en casi 400 fondos privados (similares a nuestras isapres), que aseguraban la cobertura de salud de los surcoreanos.

Chile en tanto, desarrolló en la misma época un sistema de seguros privados (isapres) más un gran asegurador estatal, Fonasa (que hoy atiende al 82% del país), alcanzando también la cobertura universal en salud.

Sin embargo, los sistemas de financiamiento de ambos tuvieron problemas. El de los coreanos carecía de equidad horizontal y vertical. Es decir, la misma contribución económica al seguro (la cotización) podía implicar distintas coberturas según el asegurador. También carecían de equidad vertical. O sea, las personas más pobres aportaban una proporción mayor de su salario para financiar el seguro. Más aún, existían notorias diferencias en el acceso a la salud ya que los pacientes más pobres eran los que menos consultaban al médico, a pesar de que probablemente eran los que presentaban mayores problemas de salud. Para finalizar, el seguro estatal tenía menores costos de administración: 4.8% frente a 9.5% de los seguros privados.

Todos estos problemas se dieron también en Chile. Ausencia de equidad horizontal: la misma contribución en distintas isapres puede implicar hoy distintas coberturas dada la multiplicidad de planes (al menos 7.000), los que además son difícilmente comparables entre sí. Al igual que en Corea del Sur, los pacientes de menores ingresos aportan proporcionalmente más al existir un tope para las cotizaciones. También se nos dio la falta de equidad vertical: el sistema de isapres ha concentrado a casi la totalidad de los pacientes hombres, más jóvenes, sanos y de mayores ingresos, los cuales acceden a mayor número de consultas médicas a pesar de ser quienes probablemente menos las requieren. Finalmente, la ineficiencia en el gasto ya que los seguros privados tienen elevados costos administrativos. Mientras que Fonasa gasta un 0,65%, como porcentaje del gasto total, las isapres gastan un 10.93%, dinero que no va en beneficio de los pacientes, sino en publicidad y campañas marketing, los llamados, y con razón: "gastos basura".

Sin embargo, y ante el problema de salud pública que tuvieron que enfrentar, Corea del Sur adoptó una solución radical que fue económicamente eficiente y socialmente justa. Creó un seguro único estatal, o sea, las cotizaciones de todos los trabajadores de ese país las recibe el Estado, permitiendo que todo ese dinero financie solidariamente el sistema, favoreciendo con mejores atenciones en salud a quienes realmente las necesitan. Así, los coreanos generaron ahorro y mayor equidad, pero mantenido la posibilidad de que los pacientes se pudieran atender tanto en prestadores privados o públicos. Y esto es lo más sorprendente: con esta decisión el país no se convirtió en una dictadura comunista, ni en una península del marxismo. Al contrario, le demostraron a sus ciudadanos y ciudadanas y al mundo entero que se puede tener un sistema social de salud al mismo tiempo que se promueve una economía de libre mercado.

La crisis que vive nuestro país requiere que repensemos nuestro sistema de salud de modo que este tenga un balance adecuado entre contención de costos, eficiencia y equidad. En este sentido, en un país como Chile donde ya más del 80% de los chilenos está en un seguro estatal, puede avanzar a un sistema similar al surcoreano, inspirado a su vez en los modelos de Canadá e Inglaterra, lo que podría ser una oportunidad única que contribuya a un acceso más igualitario a la salud y a una mayor paz social.

El plan no es que todos los chilenos tengan que atenderse sin otra opción en un hospital público, sino que todos "los 7%" de la cotización de salud de los chilenos y chilenas se vayan a un seguro único de salud, que permita financiar equitativamente a Fonasa y que este a su vez, permita que los pacientes se atiendan con 100% de cobertura en prestadores públicos, pero también en prestadores privados integrados y en convenio con el asegurador público. Estos últimos, funcionarían con una lógica sanitaria, haciéndose cargo de una comunidad o grupo de pacientes, dando acceso a medicina preventiva y familiar. En la atención secundaria y terciaria (CRS, Hospitales y Clínicas), los privados continuarían complementando la red pública de consultas de especialidad y camas hospitalarias e integrándose en la resolución de listas de espera.  Los pacientes que deseen atenderse en prestadores privados fuera de la red pública, podrán hacerlo, manteniendo una cobertura significativamente menor de Fonasa, pero pudiendo contratar isapres como seguros complementarios. Hoy la cotización promedio en isapres es cercana al 11%, lo cual significa que los pacientes que así lo quieran, tendrán un 4% disponible para contratar estos seguros.

Somos cada vez más los profesionales de la salud, intelectuales, técnicos y expertos, desde la izquierda a la derecha, quienes nos hemos convencido de que el seguro único es la mejor solución para la salud en Chile. Dar este paso es prioritario para recuperar confianzas y sobre todo, entregar atenciones de calidad en nuestro país. Si hay un K-Pop que a Chile le urge, es el de su sistema de salud.

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