La imparable Yasna

La ministra de Educación fue una niña precoz. Gimnasta de la selección nacional. Una ordenada militante DC que ha escalado en cargos de poder y que, con toda confianza, delega en su marido los asuntos prácticos de sus dos hijos. La marca de su madre, una mujer tan decidida que un día vendió la casa, compró un bus para su marido y fundó así la empresa más grande del rubro en Vallenar, está a la vista en Yasna Provoste.




Madruga y se acuesta tarde. Aparece en el Ministerio a las ocho y se va, muchas veces, a las once de la noche. Un martes, Paula dejó su oficina blanca a las diez de la noche y había más personal que cuando llegamos. Todos esperando que ella pusiera punto final a su jornada. Cosa que no ocurrió: cuando salimos, entró su brazo derecho, el coordinador nacional de Currículum y Evaluación, Pedro Montt, y detrasito un mozo con una bandeja con té y pan con palta.

Precoz, comenzó a hacer gimnasia artística -la que incluye vigas, suelo, salto y paralelas- a los cuatro años. Un día, mientras acompañaba a sus dos hermanos mayores a practicar básquetbol en la Escuela de Deportes de Vallenar, el profesor le propuso que hiciera gimnasia en la orillita de la cancha. "A la semana conversó con mis papás y les dijo que yo tenía muchas condiciones y que le gustaría que me matricularan en la escuela", cuenta la ministra.

A los 9 años fue campeona nacional de gimnasia y se vino sola a Santiago al Internado Nacional Femenino, becada por la Escuela de Talentos del ex Físico de la Universidad de Chile.

-¿La decisión fue suya o de sus padres?

-Yo quería, la gimnasia era mi vida. Ellos se daban cuenta de que me gustaba.

Los cursos del internado partían en séptimo básico y Yasna, que era la menor de las 25 seleccionadas, estaba en quinto. Una inspectora la llevaba caminando a la escuela Carmen Arriarán, de la obra de Don Orione.

Se duchaba con agua tibiona -relata- y cuando se demoraba de regreso de la escuela se quedaba sin almuerzo. "Fue una experiencia dura, pero cuando uno lo vive desde el lado positivo saca una experiencia para toda la vida: la de sobreponerse. Transité de lo duro, de lo triste, a hacer amigas y a reírme", reflexiona.

Durante el primer semestre, su madre, Nelly Campillay, viajó todos los fines de semana en bus a ver a Yasna, hasta que no pudo con la nostalgia: arrendó una casa en Las Condes y se vino con sus otros dos hijos a vivir todo el segundo semestre. Yasna pasaba los fines de semana con ellos.

Le fue bien en los entrenamientos. "Fui una de las 10 preseleccionadas para los Juegos Olímpicos de Caracas", dice.

-¿Pre Olímpicos?

-Panamericanos -corrige con soltura.

Sus hermanos mayores pusieron el grito en el cielo, porque eso significaba quedarse el verano en Santiago mientras Yasna entrenaba. "Mi mamá, con un concepto de justicia, reflexionó: 'Te hemos acompañado este semestre y nos vamos de vuelta a Vallenar, pero tengo resuelto tu tema, Yasnita. Te vas a quedar en la casa de una de tus compañeras de entrenamiento'", relata la ministra.

Al día siguiente Yasna y su madre compartieron con la familia anfitriona. "La mamá de mi compañera dijo 'Nelly, yo me voy a ocupar de la Yasna como de mi hija. Soy muy estricta: las niñas se duchan con agua helada y comen puras frutas y verduras'. Yo dije 'No, esto no es para mí, quiero ser niña'". Y regresó con los suyos a Vallenar.

A partir de entonces su promisoria carrera de gimnasta declinó debido a la distancia que se impuso entre ella y las gimnastas que siguieron en la Escuela de Talentos.

Pasó entonces al atletismo y practicó tan duro que fue campeona de pentatlón (vallas, salto largo y alto, bala y 800 metros planos) en Vallenar. "En mi primer campeonato no me fue todo lo bien que yo esperaba. Había una chica que había sido seleccionada de vallas y era buenísima y, además, tenía piernas largas. Yo perseveré, perseveré, entrené, entrené; me levantaba a las seis de la mañana, salía a correr, volvía a mi casa, tomaba desayuno y me iba al liceo". De vuelta de clases, lo mismo.

-¿Y le ganó a la súper campeona?

-Pero ahí también había una gran motivación en mi casa. Mi mamá me iba a ver a todos los viernes y sábado a los torneos.

La fuerza de Nelly

A los 26 años Yasna Provoste ocupó su primer cargo público: directora regional del Sernam; a los 27 fue gobernadora de Huasco; a los 31, intendente de la III Región; a los 34, ministra de Mideplan, y a los 36, de Educación.

Todo, con un cartón de profesora de Educación Física de la Universidad de Playa Ancha, un magíster al que le faltó la tesis en Administración Educacional en el mismo establecimiento y un diplomado en la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia sobre descentralización y gobiernos locales. Siempre por la Democracia Cristiana. "Ingresé en segundo medio, en plena dictadura, motivada por las injusticias de ese momento, falta de libertad de prensa, violación a los derechos humanos", señala.

-¿Por qué si tenía 6,8 de promedio escogió la Universidad de Playa Ancha y no el ex Físico de la Chile, de mayor prestigio y tradición?

-Siempre quise estudiar en Valparaíso, porque me encantaba el puerto y mi hermana Alejandra estudiaba en la Católica de Valparaíso.

-¿Se atreve a confesar su puntaje?

-Más de 600. No hice una preparación especial. En tercero medio estuve un tiempo en un preuniversitario, pero entre el deporte y la presidencia del centro de alumnos no me daba el tiempo. Pero me fue bien, pude estudiar lo que quería.

Ella, al igual que sus dos hermanos mayores -Carlos, profesor de Educación Física, y Alejandra, ingeniera agrónoma- estudiaron con créŽdito fiscal.

-¿Si no hubiera pagado hubiera caído en Dicom, como ahora?

-Sí, eso existe desde hace muchos años y se apoya en la autonomía de las instituciones de educación superior respecto de los acuerdos de financiamiento con sus alumnos.

-¿Es justa o injusta la medida, a su juicio?

-El principio es claro, cuando un profesional no paga su deuda está impidiendo que esos fondos le sean facilitados a un joven estudiante que, cómo él en el pasado, espera una ayuda para salir adelante.

-¿Le costó pagar ese crédito o la ayudó su familia?

-Lo pagué yo rigurosamente, porque entendí desde siempre que era mi responsabilidad pagar.

Podría haber recibido apoyo de sus padres, porque la situación económica familiar mejoró gracias a la radical decisión de su madre. Yasna estaba en cuarto medio cuando fue testigo de la siguiente escena: "Llegué del colegio, mi papá del trabajo y, durante el almuerzo, mi mamá le dijo: 'Ahora vas a poder realizar tu sueño de comprar un bus'. Mi papá la miró y ella le respondió: 'Vendí la casa'". Tal cual. Nelly tenía 39 años, sexto año básico cursado y cuatro hijos.

-¿Por qué comprar un bus y no otro negocio?

-Porque mi papá le había manifestado en algún minuto ese deseo. Mi papá estudió en una escuela técnica y trabajaba en una empresa de buses en ese momento.

-Su mamá inició la empresa familiar: Agrobus. ¿Cómo le fue?

-Muy bien, a costa de mucho sacrificio de ellos. Puedo pecar de mucho o poco, pero creo que tienen 14 ó 16 buses.

-¿Es la más grande de Vallenar?

-Sí.

Desde el comienzo, su padre ha decidido las adquisiciones y se ha encargado de la mantención de las máquinas. Su madre, del área comercial, las platas y los empleados.

-Me contaron que, además, ella organiza viajes dentro y fuera de Chile, hace de guía, prepara las comidas que sirven en el camino y reserva los hoteles.

-Sí, ella tiene una energía enorme. Yo tengo, pero no sé si tanta como ella. La empresa ha ido creciendo, pero ¿sabes?, ella nunca olvida en esto un rol social. En un momento la empresa empezó a crecer y se especializó en el servicio de transporte de personal a faenas mineras. Tienen contratos con compañías mineras, hacen circuitos cerrados. Sin embargo, mi mamá nunca ha querido abandonar estos viajes que ella hace a Tacna, Iquique, Chiloé, Bariloche. Me acuerdo de haber sido testigo de una conversación en que mi papá le dijo que eso no era rentable. "Lo que tú cobras por esos viajes y lo que se gasta en mantención de la máquina, combustible, pago de los conductores, alojamiento…, le dijo. Ella lo miró y le respondió: '¿Sabes qué? Ésta es la única manera de asegurarle a mucha gente que pueda conocer nuestro país y sus alrededores'". No se habló más del asunto.

Retrocediendo en el tiempo es imposible omitir las movidas vacaciones de los Provoste Campillay. El papá echaba a los tres hijos (la menor aún no nacía) arriba de su Chevy 51; a don Segundo Campillay y a su señora, Josefina Flores, sus suegros, y partían a Osorno a ver a sus propios padres. "Mi mamá llevaba fruta, sándwiches. También íbamos a Mendoza, porque a mi abuela le gustaba mucho la soda. Llegábamos a una residencial, nosotros salíamos y ella se quedaba tomando soda", recuerda la ministra.

-No es de extrañar que su mamá tenga una agencia de viajes.

-Para entretenernos ella nos hacía anotar los nombres de los ríos y las ciudades. Mi hermano cantaba.

A veces la ministra ignora la pregunta.

-Su mamá cumplió lo prometido cuando vendió la casa: pagó la educación de Romina, su hija menor, y compró una parcela con piscina en Vallenar.

-Claro, y yo vivo al lado.

-Claramente, su familia nuclear es un matriarcado.

-Sí, pero con un padre maravilloso que ha sabido aceptar esta personalidad de mi mamá, acompañarla en cada una de sus decisiones, de sus desafíos y de imprimirle seguridad a cada uno de sus hijos.

Nelly Campillay Flores fue criada por sus abuelos, Segundo Campillay y Josefina Flores, y, a los 16 años, anunció que se casaría con Carlos Provoste, oriundo de Osorno. "Ella es muy creyente y siempre cuenta que mi papá llegó al norte buscando su estrella. A ella", dice Yasna, quien se declara católica, devota de San Alberto Hurtado, ha participado en la fiesta de Cuasimodo en Vallenar y dos veces ha ido caminando con su marido a Lo Vásquez desde la bajada de Agua Santa, en Viña del Mar.

Su hermana Alejandra cuenta telefónicamente desde Vallenar que Yasna es físicamente igual a su madre -ambas son morenas, bajas y no tienen canas, herencia de la sangre diaguita- y dueñas de una energía inigualable.

"Yo siempre me sentí sœper orgullosa de mi sangre dia guita y mostrar ese orgullo a hacer que otros digan. ¿Sabes?, yo también soy Liquitay, Tamblay, Huanchicay. Cuando era intendenta, en mi primera cuenta pública anuncié que incorporaría una moción para agregar a los diaguitas a la Ley Indígena, lo que ocurrió el año pasado", señala.

La ministra empieza a contar un detalle: la primera cacique mujer diaguita era de apellido Campillay, hasta que su secretaria le avisa que la están esperando. Increíblemente, trabaja 14 horas y no usa reloj. "Yo vivo la vida", explica sonriendo.

-¿Qué le diría a quienes se cambian su apellido originario?

-Los apellidos reflejan la propia historia, lo que han sido los ancestros y uno debe tener la capacidad de mirar hacia delante sintiendo un legítimo orgullo de lo que han hecho los que lo han antecedido.

Mauricio, el marido ideal

Yasna ha acumulado cargos políticos desde su etapa escolar. Presidenta del centro de alumnos de su liceo, de la carrera de Educación Física y vicepresidenta de la federación de su universidad. Más política que técnica, a la hora de explicar los proyectos de ley a los diputados de la Comisión de Educación, ella introduce los temas y los expertos que la acompañan -la subsecretaria Pilar Romaggera, doctorada en Economía en Boston y gran conocedora de las variables de la educación; Rodrigo González, jefe de la división jurídica, y Pedro Montt, coordinador nacional de Currículum y Evaluación- responden las consultas.

Está casada con Mauricio Olagnier, quien iba un año más arriba en su carrera y la ha apoyado siempre en sus decisiones. Él se quedó en Copiapó mientras sus dos hijos -Sebastián, de 13 años, y Dominique, de 7- terminaban el segundo semestre cuando ella dejó la Intendencia y asumió Mideplan en Santiago. Él come con ellos y los ayuda a hacer las tareas. A él lo llaman mucho más los niños, admite Yasna. Y como la ministra es del tipo de persona que siempre le busca el lado bueno a las cosas, comenta: "Es un hombre bien moderno como muchos que circulan por nuestra sociedad".

-Ministra, díganos dónde.

-(Se ríe). Por eso quiero mucho a mis suegros y estoy agradecida de cómo lo criaron. Ambos trabajaban y desde pequeño vio a su madre fuera de la casa, con mucha colaboración de su esposo. Yo creo que él ha replicado ese modelo.

-¿Y usted replicó el modelo de su padre y buscó un marido apoyador que la acompañara en todo?

-Yo haría lo mismo por él. Él lo sabe.

Mauricio era parte de la Unidad de Deportes y Recreación del Ministerio de Educación cuando su mujer se sentó en el sillón de ministra.

-Y lo dejó sin pega- bromeamos.

-Pucha, lamentablemente sí. Ese día, antes de todas las felicitaciones, me dijo: "Yo comenzaré a preparar mis cosas para partir". En el ministerio, el jefe de servicio es el ministro y hay una relación directa.

Mauricio se integró al equipo técnico de la Junta Nacional de Jardines Infantiles (Junji). Siempre positiva, Yasna acota: "Eso le ha permitido conocer un área distinta, aportar lo que sabe en un sector que para el Gobierno tiene gran significado, como es la educación preescolar".

-Muchas mujeres sueñan con un marido como el suyo, al que, además, sus secretarias encuentran muy buenmozo.

-Le ha tocado una vida llena de entrega y de sacrificios por mí. Ésa es una de las razones por las que lo valoro, agradezco y sigo tan enamorada como cuando nos casamos.

-En el Ministerio la describen como trabajólica. Puede fijar una reunión-desayuno a las siete de la mañana con sus asesores o llamarlos pasada la medianoche.

-Cada vez que la situación lo ha ameritado lo hacemos. Una está comprometida y hay satisfacciones que son colectivas.

-Citó a una conferencia de prensa a las once de la noche en la que llamó a los puntajes nacionales de la PSU, aparece con frecuencia en los noticieros matinales, saltó en cama elástica para la Teletón, jugó fútbol con los pingüinos y metió tres goles y tiene contratada a la empresa Extend para que la asesore en imagen. ¿Se reconoce como una ministra mediática?

-No, yo me reconozco como una mujer muy trabajadora.

-Duerme seis horas y amanece fresca como lechuga. ¿Algún secreto: té verde, vitaminas?

-Ganas de hacer las cosas bien. Mira, yo creo que es de la alegría, de la felicidad de saber que una llega a su casa, que tiene una familia que la apoya. Yo tengo un saldo a favor de sueño. Como nunca fui fiestera y durante años me acosté temprano, ahora giro a cargo de esa cuenta.

-Cuando los alumnos entren a clases, ¿cuántos de los proyectos de ley prometidos -cambio a la Loce, reforma a la Constitución que asegura la calidad y creación de la superintendencia- van a ser ley o, al menos, estarán tramitándose?

-La Presidenta recibió el informe del Consejo Asesor recién el 11 de diciembre y anunció que el plazo del gobierno para tener listos el proyecto de ley que sustituye la actual Loce y el que crea la superintendencia de educación, es abril próximo. Los compromisos de la Presidenta se cumplen y en abril tendremos estas propuestas.

-¿No se siente frustrada porque la anunciada reforma a la Constitución para asegurar la calidad de la educación el gobierno la puso en tabla en la Cámara de Diputados y luego la retiró?

-No, porque esto tiene un ritmo y es así cuando queremos que estas reformas conciten el compromiso y apoyo de muchos. Estamos trabajando con Paulina Veloso (ministra secretaria general de la presidencia) para alcanzar acuerdos más allá de las diferencias ideológicas.

-Comentó que la movilización de los pingüinos instaló en las familias el tema de la calidad de la educación. ¿Cómo explica que en los colegios de la red SIP (antes llamadas Escuelas Matte), de reconocida calidad, haya ochocientos vacantes sin llenar porque los padres prefieren colegios con nombres en inglés que prometen computación y uniforme con pollera y corbata?

-Todos aspiran a una educación de calidad para sus hijos. El problema es que lo que los expertos entienden es muy distinto a lo que la gente común entiende. Por eso, en el Ministerio queremos que no sólo lo tangible, como uniformes y mobiliario, importe a las familias y no sólo lo intangible, como las prácticas pedagógicas y los niveles de logro de aprendizaje, importe a los expertos. Debemos ser capaces de asegurar que ambos estén en la preocupación ciudadana.

-¿Es cierto que después del ministerio quiere ser senadora por la Tercera Región? Viaja harto a la zona.

-Ay, te dieron mal el dato. Desde que asumí he podido ir dos veces. Hoy estoy dedicada ciento por ciento, con todo el corazón, con toda la energía, a esta tarea que la Presidenta me ha encomendado. No podría ni tener tiempo para pensar en eso. Yo no milito para hacer carrera, sino porque es una forma de servir a Chile.

-¿Pero, siendo menor de cuarenta años, le alcanza la edad para ser senadora?

-Se modificó la Constitución, ya no es problema la edad.

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