Nuestras lectoras preguntan: “Quiero renunciar a los intentos de fecundación in vitro pero no sé cómo retomar mi vida sin seguir intentándolo”




LA PREGUNTA:

“Con mi marido llevamos 7 intentos de fecundación in vitro y por A, B, o C falla. Ha sido durísimo, a nivel económico, físico, y sobre todo emocional. Afortunadamente con mi pareja logramos surfear las culpas y el estrés, y esto nos ha unido mucho. El tema es que siento que llegué a mi límite, no soy capaz de ponerme una inyección más, ni de someterme a más exámenes, test de embarazos y un millón de etcéteras. Estoy en ese momento clave en el que toca decidir abandonar esta pelea, por mí, por mi marido y nuestra vida juntos. No sé cómo reconvertir el anhelo de tener hijos y transformarlo en otra cosa. No quiero nadar más contra la corriente, no quiero más esfuerzos, gastos, rabia, tristeza, ansiedad ni desilusión. Estoy muy cansada. Quiero retomar mi vida sin sentir que todavía se puede hacer algo más, quiero encontrar calma y aceptación en esta realidad, que es que no está resultando”.

Carmen, 38 años.

LA RESPUESTA:

Es absolutamente normal sentir el peso cuando han transcurrido tantos tratamientos sin éxito y con todo el vaivén emocional que involucra a nivel personal y de pareja. “Se nota por sus palabras que están muy cansados de la situación. Los estudios avalan el abandono de los tratamientos de alta complejidad por stress individual y de la pareja, un tema que debería tratarse con apoyo psicológico, ojalá desde el inicio, sugiere la psicóloga especialista en reproducción humana y embarazos de alto riesgo del Hospital Clínico Pontificia Universidad Católica, Sylvia Díaz.

¿Hasta dónde estoy dispuesta a llegar?

Ya sea solo una pausa para retomar, como dar cierre total al proceso, decidir tomarse un break puede ser muy beneficioso para la pareja en proceso de tratamiento. “Recomiendo mucho hacerse la pregunta al comienzo: ‘¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar en este camino?’. El desgaste emocional es muy alto, puede acompañarse de una crisis vital e incluso una depresión grave. La carga médica del tratamiento recae en la mujer, que tiene múltiples consultas, ecografías e inyecciones que debe estar dispuesta a realizarse; lo que nos hace perder el control de lo que en un principio considerábamos algo natural, como es embarazarse, y tenemos que permitir las intervenciones de terceros, -en este caso el personal médico- para ayudar a concebir”, afirma la psicóloga.

Y luego, con la decisión tomada, es importante trabajar en la aceptación. “Viene un proceso de duelo respecto a no poder concebir naturalmente y no tener un hijo biológico. Este proceso puede fortalecer nuevamente la relación, las parejas vuelven a enamorarse y a tener otros planes en conjunto que los haga revivir la relación y el futuro que les espera”, comenta Sylvia.

Hay formas de ayudarse para que la etapa de duelo y aceptación se haga un poco más ligera. “La literatura en el tema menciona como positivo para las parejas en tratamiento de fertilidad, la psicoeducación y técnicas de relajación para mejorar las habilidades emocionales y comunicacionales dentro de la pareja, estas herramientas contribuyen a disminuir el estrés y permiten sentir que se tiene algo más de control de la situación, lo que produce cierto alivio y si se quiere, adherencia a los tratamientos”, concluye.

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