“Todos deseamos tener un pan blanco mucho más saludable”, dice de entrada Francisca Castillo, fundadora de NeoCrop Technologies, una startup que desde hace poco más de un año trabaja desarrollando -mediante herramientas como la inteligencia artificial, big data y la Internet de las Cosas- un revolucionario método de mejoramiento de los alimentos llamado “edición genética”.

Ganadora del Premio Nobel de Química en 2020, la edición genética consiste en “recortar” los patrones del ADN de plantas -de vegetales y cereales, en el caso de NeoCrop- para convertirlos en futuros alimentos con mayores propiedades nutricionales, además de más amigables con el medioambiente y más resilientes ante el cambio climático.

Es así como en NeoCrop están trabajando, por ejemplo, en un trigo con mayores nutrientes y mayor contenido de fibra, y esperan hacerlo también con otras semillas. Algo muy distinto -aclara Francisca Castillo- a un alimento transgénico, ya que este implica mezclar la información genética de dos especies distintas para crear una nueva.

De esto y más conversó Castillo en ZOOM País, la conexión con regiones de Transformadores, el webshow, que también tuvo como invitada a Claudia Rojas, gerenta y asesora técnica de Cooproquinua, asociación de productores de este cereal en la Región de O´Higgins y pioneros en la producción de Espíritu del Secano, un inédito destilado de quínoa que está a muy poco de salir al mercado.