Carlos Montes (PS), presidente del Senado: "Este frenesí de reformas responde a la debilidad del gobierno en materia económica"

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Senador socialista advierte "vacío táctico" del Ejecutivo en materia de crecimiento y empleo. Asimismo, pide al Presidente Piñera cambiar el tono para lograr acuerdos en materia previsional.


Una debilidad evidente en uno de los pilares de la estrategia política del gobierno: el crecimiento económico. Ese es el diagnóstico que hace el presidente del Senado, Carlos Montes (PS), sobre el momento que atraviesa la administración de Sebastián Piñera. Eso, a su juicio, explica la apuesta de La Moneda por concentrar la tramitación de reformas estructurales -tributaria, pensiones y salud- antes del término del primer año de mandato. En esta entrevista, además, advierte que para que se logre un mínimo nivel de acuerdo en esas materias, el Mandatario debe cambiar el tono y escuchar a la oposición.

El Ejecutivo inició una segunda etapa en lo que ellos han denominado el "tiempo de las grandes reformas". ¿Cómo lee ese diseño?

Este gobierno, a diferencia del primero de Piñera, tiene un proyecto político más claro. Ese proyecto consiste en querer, al menos, gobernar por dos periodos, ordenar a su bloque políticamente y tratar de restablecer aquellas cosas del modelo que fueron afectadas previamente en el gobierno de Michelle Bachelet. Para eso son estas reformas, llamémoslas un poco más estructurales. Y ahora les baja un cierto frenesí.

¿Y a qué lo atribuye?

Creo que el gobierno tiene el campo relativamente despejado, porque la oposición ha logrado articularse bien en torno a lo tributario y ahora está tratando de hacerlo en torno al tema previsional, pero todavía no hay un bloque ni una coalición.

¿No cree que le podría pasar la cuenta ese ritmo al gobierno?

Sin lugar a dudas. Ellos no han mostrado ningún sentido de articular las reformas. Sintieron que tenían un espacio y lo están aprovechando ¿Es consistente políticamente? No.

¿En qué sentido?

Aquí todo su diseño político tiene un problema y es que ellos decían que iban a crecer más de lo que han crecido económicamente y se está generando un problema de empleo, se está generando una sensación general de que aquí la economía no está creciendo como debería. Entonces, frente a eso han entrado a lo que antes ellos mismos llamaban "frenesí legislativo". Tirar y tirar leyes, porque el tema que era el articulador de su estrategia no se les está dando como pensaban. Este frenesí responde a la debilidad del gobierno en materia económica, sin duda.

¿Qué factores han influido en eso?

Eso no se ha dado, porque creyeron que con el viento que venía de fuera de Chile, más la confianza política que iban a generar, se iba a dar un crecimiento mayor, pero los problemas son un poquito más serios. El viento de afuera es más amable que en el gobierno anterior, pero no es de la fuerza suficiente. Y, por otro lado, la confianza política en el gobierno no basta para que los inversionistas hagan inversiones.

Volvamos al detalle de los proyectos. La propuesta previsional eleva en un 4% la tasa de cotización individual con cargo al empleador e incrementa en un 10% el Pilar Básico Solidario. ¿Cuál es su valoración de eso?

Chile vive una situación en que el sistema de pensiones es algo insostenible. Son pensiones muy bajas para la mayor parte de la gente y es algo inaceptable. Es bueno que se reabra el debate, yo creo que eso es positivo, y que participe la mayor cantidad de gente. Esta no es una cuestión que se va a resolver entre un grupito chico, esto requiere un debate amplio y con diversidad de posiciones.

¿Y sobre el proyecto mismo?

Es valioso que se fortalezca el Pilar Básico Solidario que creó Michelle Bachelet. También es importante que los empleadores empiecen a aportar, eso también lo planteó la expresidenta en su proyecto. Pero el resto de la propuesta de Piñera mantiene la lógica actual, favorece a las AFP y no asegura mejores pensiones.

Ustedes han planteado separar la discusión del PBS, pero el gobierno descartó esa posibilidad. ¿Cómo se puede avanzar en esos términos?

Hay un problema en el estilo de este gobierno. Es minoritario en el Congreso, entonces necesariamente tiene que buscar conversar con otros sectores. Y en este, como en otros temas, si no conversa va a tener dificultades. La del gobierno es una opinión, pero la previsión no es algo que defina un presidente, es un pacto social.

¿Hasta dónde podría ceder la oposición en materia previsional? Se lo pregunto porque desde el sector se ha instalado la idea de que en esta reforma se podría conceder más que en la tributaria, donde existen posiciones aún más opuestas con el Ejecutivo.

Estamos convencidos de que la reforma tributaria no aporta en nada. O sea, hay cosas que uno puede valorar, pero todo lo que es integración, que le permite recuperar 800 millones de dólares a los grandes empresarios, o terminar con las normas antielusión y esto de debilitar al SII, son cosas inaceptables y el gobierno no las va a lograr porque no tiene acuerdo en eso.

¿No tiene futuro esa reforma?

Es una reforma que tiene muy poco futuro desde el punto de vista de su viabilidad. En el caso previsional tiene algunas cosas más valorables. Pero el problema pasa a ser cómo se administra esto, con qué lógica y, además, cómo los recursos previsionales aportan al desarrollo del país.

¿Podría ser una moneda de cambio? Porque la negociación se va a dar de forma simultánea en el Congreso.

No hablaría de moneda de cambio, pero creo que a lo mejor es bueno discutir en conjunto esto. El gobierno tiene que aclarar más políticamente. Es complicado un presidente que presenta un proyecto y dice "apruébenme el proyecto o van a traicionar a los adultos mayores". Eso no es propio de la manera en que se construyen alternativas para el país. El gobierno de Bachelet tenía mayoría y estuvo dispuesto a dialogar, e incluso a incorporar cambios en la reforma tributaria. O sea, buena parte de esa reforma la redactó el actual ministro de Economía Juan Andrés Fontaine. Y este gobierno, siendo minoría, ha tenido una actitud bastante poco respetuosa respecto de los que piensan distinto.

¿Debe cambiar el tono el Presidente?

El Presidente tiene que respetar más a los que piensan distinto a él. No solo porque son mayoría, sino porque son parte de este país.

¿Y cuál debe ser el tono de la oposición? El gobierno ha logrado instalar la idea de una oposición "obstruccionista". Ocurrió, por ejemplo, con el proyecto Aula Segura, lo que los obligó a allanarse a un acuerdo...

La oposición tiene que tener muy en cuenta la opinión y la percepción de la gente sobre distintas cosas, pero tampoco debe dejarse arrinconar mediáticamente.

Pero ahí se logra instalar esta idea de una oposición más dialogante, en la DC por ejemplo, y una más radical...

Es primera vez que no tenemos coalición desde el 86 y eso hay que tenerlo muy presente. De todas formas. En el tema de Aula Segura, la Cámara ha reforzado el tema formativo y el tema de fondo. O sea, no cayó solo en tratarlo como un acto delictual sobre el que había que reaccionar.

Pero la oposición no logró introducir modificaciones en ese sentido.

Yo valoro que haya habido un debate en la Cámara, porque se logró instalar en la opinión pública que el tema no es solo punitivo.

¿Le pareció una buena idea la creación de Convergencia Progresista o es de los que cree que pudo ser un error que ayuda a dividir a la oposición?

Es bien importante ser precisos. Aquí se dio la imagen de una estructura orgánica, como que esto fuese una coalición progresista y eso no es así. Lo que hay es una coordinación para tomar iniciativas conjuntas y eso me parece valioso. Y que esto ayude a unificar y a crear espacios más amplios de entendimientos desde la DC hasta el Frente Amplio es positivo. Creo que como un núcleo de iniciativas, de acciones o de opiniones, es valioso que exista. No lo descalificaría; al contrario, creo que sirve. Pero si alguien se lo imagina como una coalición, eso confunde.

El error fue comunicacional, entonces, de parte de los partidos...

Haberle llamado Convergencia, dado lo que es el término, indujo a pensar una cuestión más orgánica.

El expresidente del PS, Camilo Escalona, planteó la idea de llevar una candidatura común con el Frente Amplio a primera vuelta. ¿Coincide?

En esto quiero ser lo más claro posible. Son muy importantes las elecciones que vienen, pero tenemos que asumir la realidad que tenemos hoy día. Y esa realidad es que somos una oposición derrotada, que estamos en repliegue, en un contexto en que se dan fenómenos en la región como el de Bolsonaro que tienden a correr el mapa mucho más a la derecha. Y por eso, lo más importante es que los partidos se reposicionen frente a la sociedad, hay que volver a recuperar cierto nivel de credibilidad y ganarse a la gente. Pretender saltarse ese proceso y altiro ir a cómo vamos a hacer el frente electoral para las municipales, no es bueno. Una alternativa progresista que no está en sintonía con el sentir popular, no tiene futuro.

Presidencia del Senado

¿Sus propuestas no han sido bien recibidas no solo por sus propios pares, sino que también de parte de los funcionarios. ¿Cómo siente este paso por la presidencia del Senado?

Siempre cuando se trata de hacer cambios no es fácil, sobre todo en instituciones con esta historia. Yo estoy convencido de que es necesario hacerlos, porque la crítica a las instituciones democráticas tenemos que asumirla como un desafío. Yo no tengo claros todos los cambios, pero hay que iniciar un ciclo distinto, una etapa distinta, y es lo que he estado tratando de hacer. Y los funcionarios yo creo que, en la medida que vayan teniendo más elementos, probablemente van a ver la necesidad también de los cambios. Me quedan cuatro meses y tanto y voy a impulsar estos cambios hasta el último día, porque para eso fui elegido.

Los funcionarios lo acusaron de buscar crear cargos de confianza política. ¿Cómo responde a eso?

Estaban mal informados, porque eso no es efectivo y no tiene nada que ver con la realidad. Por el contrario, hay incluso ciertas propuestas que ahorrarían recursos.

Y cómo ve el futuro... ¿Montes 2022?

No, está lejos de cualquier proyecto o aspiración. Respecto a candidaturas, está bien que haya. El problema es que tienen que jugarse a reconstruir un proyecto de centroizquierda y a reposicionarlo en la sociedad.

¿Y si usted llega a la convicción de que podría servir en ese objetivo?

No, soy un convencido de que se requiere gente de otras generaciones para lo que viene.

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