Política

El despegue con freno de mano que impuso la Cancillería a la candidatura de Bachelet

Sin fecha aún para la inscripción oficial de su postulación a la Secretaría General de la ONU y a la espera de que se defina la elección presidencial en Chile, la exmandataria ha llevado el peso de promover ella misma su campaña, mientras surgen voces que demandan un mayor despliegue del gobierno ante el avance de algunos de sus contendores.

Michelle Bachelet. Foto: Dragomir Yankovic/Aton Chile DRAGOMIR YANKOVIC/ATON CHILE

“Esta no es una candidatura más, requiere un esfuerzo considerable y eso se debe preparar bien”. “Esta es la candidatura más importante de Chile en décadas y no se ve que lo esté siendo”. Las voces de los exembajadores Juan Martabit y Cristián Barros resonaron con fuerza el 14 de noviembre pasado, durante el último consejo asesor de política exterior, que preside el canciller Alberto van Klaveren, al cuestionar el despliegue del gobierno chileno en favor de la candidatura de la expresidenta Michelle Bachelet a la Secretaría General de las Naciones Unidas.

Los dos integrantes del organismo consultivo, cuya misión es asesorar al canciller en temas de política exterior, no son los únicos que han levantado la voz en el último tiempo para demandar una actitud más proactiva del gobierno chileno.

Desde Nueva York, el equipo de la misión de Chile ante la ONU, que lidera la embajadora Paula Narváez -una de las figuras más cercanas a la expresidenta-, también ha presionado por acelerar las gestiones políticas y diplomáticas para fortalecer las opciones de la exmandataria frente a los contendores que ya formalizaron sus intenciones de competir, como el argentino Rafael Grossi, actual director de la Agencia Internacional de Energía Atómica, quien ya consiguió los apoyos de Italia y Paraguay. Como también del resto de los candidatos que se van a ir sumando a la contienda por la sucesión del portugués António Guterres, cuyo mandato expira el 31 de diciembre de 2026.

En febrero próximo se oficializará la postulación de la exvicepresidenta de Costa Rica y actual secretaria general de la ONU para el Comercio y el Desarrollo (Unctad), Rebeca Grynspan, y se espera que muy pronto decanten nuevas candidaturas entre los nombres que han estado sonando en los últimos meses. Entre ellos figuran el de la exprimera ministra de Nueva Zelandia Jacinda Ardern; la búlgara y actual directora gerenta del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Giorgeva; Bruno Donat, diplomático de Mauricio y exfuncionario de la ONU, y el de la primera ministra de Barbados, Mia Mottley.

En los últimos procesos para la elección de secretario general de la ONU lo usual es que se presente una decena de postulantes. Nada hace prever que esta vez será distinto. Algunos ya han desplegado una intensa agenda de campaña a nivel internacional, lo que, a juicio de algunos, contrasta con los tiempos de la Cancillería chilena.

“Desde el anuncio de la candidatura de Bachelet por parte del Presidente Boric en su discurso ante la Asamblea de la ONU han pasado 75 días, en los cuales se debió haber desplegado una campaña delineada, con un diseño claro y conocido, con recursos financieros suficientes, con apoyo logístico y técnico. Una campaña que involucre la intervención de actores en distintos niveles, que permita ir evaluando el cumplimiento de objetivos específicos y que cuente con un amplio respaldo interno para que esto prospere. Pero no se sabe nada de eso", señala un exembajador chileno que conoce el manejo interno de las Naciones Unidas.

El martes 25 de noviembre, el presidente del Consejo de Seguridad, el sierraleonés Michel Inmra, y la presidenta de la Asamblea General de la ONU, la alemana Annalena Baerbock, enviaron a los 193 estados miembros de la organización una carta conjunta, convocando a los países “a presentar candidatos con probada capacidad de liderazgo y gestión, amplia experiencia en relaciones internacionales y sólidas habilidades diplomáticas, de comunicación y multilingües”.

La carta se logró tras meses de arduas negociaciones, lo que da cuenta de la disputa al interior del organismo. De hecho, el primer borrador del texto fue redactado por los representantes de los cinco miembros del Consejo de Seguridad con poder de veto (Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña y Francia), sin consultarlo con los otros 10 países electos del Consejo de Seguridad.

Estos últimos exigían mayor claridad sobre el rol que iban a jugar en este proceso y buscaban incorporar al texto aspectos específicos, como una representación geográfica justa, el fomento de la nominación de mujeres y una fecha límite para la presentación de las candidaturas, cuyo plazo fatal sería el 1 de abril. No sólo eso, también exigían detallar en la convocatoria una serie de características que debían cumplir los postulantes: independencia, liderazgo político y compromiso con el multilateralismo y el derecho internacional.

Pero las cinco potencias nucleares no estuvieron de acuerdo con esos términos que, a su juicio, podrían limitar la presentación de un mayor número de candidaturas.

El único avance respecto de convocatorias anteriores fue la introducción de una recomendación para que los países consideren “seriamente” la nominación de candidatas mujeres, pese a la reticencia de EE.UU.

“Es evidente que los cinco países con poder de veto van a estar de acuerdo en que la próxima secretaría general sólo podrá hacer cambios mínimos a la ONU. Es impensable que apoyen hacer grandes cambios que den más poder a la ONU cuando están metidos en serios conflictos entre ellos”, señalan fuentes diplomáticas que siguen de cerca el proceso.

Un día después de que se abrió el proceso, el 26 de noviembre, Argentina oficializó la candidatura de Rafael Grossi, quien ya había anticipado en agosto pasado su interés por postular. Y lo hizo con el apoyo del gobierno de Javier Milei y de la oposición.

De inmediato el argentino pasó a la ofensiva. El Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), una entidad académica no gubernamental de carácter transversal en términos políticos, organizó para el 22 de diciembre en La Rural, uno de los centros de eventos más importantes de Buenos Aires, un seminario donde expondrá Grossi su visión sobre la ONU ante todo el cuerpo diplomático extranjero acreditado en Argentina.

No es el único que avanza. Pese a que oficializará su postulación en febrero, la costarricense Rebeca Grynspan se ha desplegado por el mundo para promover su candidatura aprovechando la plataforma que le da su cargo de secretaria general de la Unctad, algo que también ha hecho Grossi, pese al conflicto de interés de estar promoviendo sus respectivas candidaturas siendo funcionarios de la ONU.

El miércoles 3 de diciembre, durante una visita de trabajo a Londres, Grynspan concedió una entrevista a la agencia Reuters como “candidata a la ONU” y en la que prometió “restaurar las confianzas en el organismo” tras las críticas del Presidente Donald Trump al ente multilateral. Críticas que Grynspan calificó de “constructivas”, en un evidente gesto por conseguir el apoyo de Washington. Para el mandatario estadounidense esta será la única oportunidad que tendrá de influir decisivamente en la elección del secretario general de la ONU, algo que no pudo hacer en su primera administración. Guterres fue electo por primera vez durante la gestión de Obama en la Casa Blanca y su reelección como mandamás de la ONU cayó en el periodo de Baiden.

En cambio, la Cancillería chilena aún no tiene fecha para la oficialización de la candidatura de Bachelet. “El gobierno del Presidente Boric y la Cancillería tienen interés de que esto pueda hacerse antes del término de este mandato”, se limitan a señalar desde el servicio exterior chileno.

Una indefinición que ha exasperado a la misión de Chile en Nueva York, que encabeza la embajadora Narváez, quien ha insistido en que se apresure la formalización de la candidatura de Bachelet. En Santiago, en cambio, desdramatizan la demora. “No tiene ninguna importancia el no ser el primero en oficializar la candidatura”, señalan fuentes del Minrel.

“Estamos en un periodo sumamente resbaloso, a pocos días de la elección presidencial, y después vendrá la etapa de transición para el cambio de gobierno, se trata de un periodo en el que nadie quiere tomar decisiones de este tipo. Después vendrá el cambio de canciller y de embajadores, lo que también impactará en la campaña”, reconocen fuentes del servicio exterior chileno.

Un problema que -para algunos entendidos- se hubiera evitado si es que antes del anuncio de la candidatura de la exmandataria el gobierno de Boric hubiese buscado anticipadamente el apoyo de la oposición.

Hasta ahora, reconocen fuentes de la Cancillería, se han mantenido algunas conversaciones informales con personeros de Chile Vamos, pero no se han realizado contactos formales con el equipo del abanderado republicano, José Antonio Kast, quien disputará el próximo domingo el balotaje ante la oficialista Jeannette Jara.

Pero tampoco está previsto abrir conversaciones de inmediato ante un eventual triunfo de Kast. Por el contrario, indican fuentes del Minrel, la decisión será esperar a que este defina el tipo de interlocución que buscará tener con la Cancillería durante el periodo de transición.

En septiembre pasado, Kast criticó al Presidente Boric por “haberse dado un gustito” personal al anunciar la candidatura de Bachelet “sin haber consultado a nadie”. Cuestionamientos que morigeró al señalar que "sería un orgullo que un chileno o una chilena -y por eso digo que la respuesta la daría una vez que se produzca la situación, cuando haya una postulación real- pueda dirigir un organismo internacional“.

Estas últimas declaraciones fueron interpretadas en Cancillería como una señal de apertura del líder republicano a dar su apoyo a la campaña de la exmandataria. Sin embargo, hubo un retroceso en el sector tras el gesto de apoyo que brindó Bachelet a Jara el pasado 27 de noviembre.

“Ese mismo día, tras el desayuno de Bachelet y Jara, se cortó el único canal informal que se había abierto”, afirma un exembajador concertacionista que, a solicitud de la embajadora Narváez, había hecho gestiones reservadas e informales para buscar puentes con el círculo del abanderado republicano.

Jeannette Jara y su cita con Michelle Bachelet

Con las aguas revueltas en el plano interno, la Cancillería recomendó a Bachelet no dar entrevistas por el momento -como sí están haciendo algunos de sus contendores-, por temor a que no sólo le pregunten respecto de su visión sobre el futuro de la ONU, sino también sobre el proceso electoral chileno. Tampoco ha desarrollado un despliegue activo por redes sociales, como sí lo han hecho Grynspan y Grossi.

En reemplazo, Bachelet escribió una columna en el diario El País, publicada el 2 de noviembre bajo el título “Ochenta años después: el multilateralismo que debemos conducir”. Y en los próximos días tiene previsto publicar otra en el New York Times.

No son las únicas limitaciones que se han impuesto a la campaña. La falta de recursos financieros también ha sido un problema. Según ha reconocido Cancillería, los gastos en que han incurrido hasta ahora llegan apenas a cerca de 50 millones de pesos.

Por lo mismo, el diseño de la campaña se ha montado a partir de la agenda internacional de la propia expresidenta en función de su rol en el Club de Madrid y las numerosas invitaciones que recibe para participar de eventos internacionales.

Todas las semanas, el comité estratégico de la campaña, en el que participan el canciller Alberto van Klaveren, la subsecretaria Gloria de la Fuente, la embajadora Narváez y la propia exmandataria, analiza la agenda de la expresidenta y planifica acciones, las que van desde solicitar audiencias con dignatarios, acompañar a la exjefa de Estado en las reuniones, hasta hacer el seguimiento y reporte tras los encuentros.

Para ello, se conformó, además, un comité logístico en la Cancillería, encabezado por la subsecretaria De la Fuente y el director Multilateral, Frank Tressler, quienes coordinan las tareas desde Santiago. Pese a lo que se había señalado hace algunos meses, se desechó reforzar la misión de Chile en Nueva York.

De esta forma se han logrado algunos avances, afirman en Cancillería. Bachelet ya se ha reunido con el canciller chino Wang Yi; la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum; el Presidente de Uruguay, Yamandú Orsi; el canciller de España, José Manuel Albares, y conversó con el Presidente francés, Emmanuel Macron.

14 de octubre de 2025. El integrante del Buró Político del Comité Central y ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, se reunió con la expresidenta chilena Michelle Bachelet, quien asistió a la Cumbre Global de las Mujeres en Beijing. Foto: X Embajada de China en Chile @ChinaEmbajada.

Asimismo, el 28 de octubre pasado, la Cancillería envió un instructivo a todas las embajadas para que hicieran gestiones directas encaminadas a sociabilizar la candidatura de Bachelet y, sobre todo, reportar las opiniones que hay en los distintos países en torno a lo que debería ser la misión de la ONU.

Los reportes, señalan, han permitido avanzar en la redacción del “speaker statement” que deberá presentar la exmandataria en los próximos meses, tras la formalización de su candidatura, y que tendrá que exponer no sólo ante el Consejo de Seguridad y la Asamblea General, sino también ante los principales organismos de la Sociedad Civil ligados al sistema de Naciones Unidas.

“Por ahora el objetivo no está puesto en conseguir anticipadamente votos de respaldo, sino que en escuchar a los países”, aseguran fuentes diplomáticas chilenas.

Con ese objetivo, Bachelet viaja mañana a Nueva York, donde permanecerá hasta el jueves 11 de diciembre. Con el apoyo de la misión chilena ante la ONU, la exmandataria ya logró agendar 10 audiencias con representantes de países miembros del Consejo de Seguridad o que se integrarán a partir de 2026 a ese organismo que es clave en la elección del secretario general de la ONU.

Aunque la agenda se mantiene en reserva, ya ha trascendido que Bachelet se reunirá con el representante de Gran Bretaña, uno de los cinco países con poder de veto y que, por el conflicto por la soberanía de las islas Malvinas, podría tener recelos de que la Secretaría General de la ONU quedara en manos del candidato argentino.

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