Académico de la Universidad de California, Berkeley, Barry Eichengreen: "Debilitar las normas de capital y liquidez podría reintroducir el tipo de riesgo que llevó a la crisis de 2008"

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El economista no respalda la corriente de desregulación de Donald Trump, que apunta a reglas introducidas para prevenir una nueva crisis financiera. Y aunque ve en buena forma la actividad estadounidense, cree que se avecina una desaceleración dada la escasez de trabajadores.


La economía de Estados Unidos crece a un muy buen ritmo, por eso Barry Eichengreen, profesor de Economía y Ciencia Política de la Universidad de California, Berkeley, desde 1987, no comparte la visión del presidente Donald Trump, que está decidido a reducir la regulación del sector financiero para liberar la fuerza de la actividad económica del país. La preocupación que manifiesta el académico a PULSO, obedece a que las reglas a las que apunta la Casa Blanca fueron introducidas con un claro objetivo, limitar los riesgos que conduzcan a una crisis como la que vimos en 2008, por lo que retirarlas podría introducir nuevas vulnerabilidades al sistema financiero.

Diez años después, ¿podría identificar a los responsables de la crisis financiera? ¿Líderes del sector financiero, autoridades o instituciones?

-Las crisis raras veces tienen una sola fuente o un solo villano. Mi lista de causas la encabeza el excesivo incremento de riesgos en los mercados financieros, es decir, el boom de la bursatilización, los préstamos de hipotecas subprime y todo eso. La desregulación financiera permitió a los bancos tomar riesgos y los incentivos sesgados, como las grandes bonificaciones para los CEO y comerciantes de bancos que generan beneficios a corto plazo, pero exponiendo a sus instituciones al riesgo de pérdidas a largo plazo, alentaron a los regulados a ser indulgentes con tales prácticas.

¿Los sectores público y privado aprendieron las lecciones de la crisis?

-Creo que ambas partes aprendieron las lecciones relevantes a corto plazo. La regulación se hizo más estricta y los bancos tomaron medidas para reformar sus prácticas de compensación, mejorar sus sistemas de información y reducir el riesgo de sus carteras. Pero ahora hay signos de que tanto regulados como reguladores están olvidando las lecciones.

Esto es más evidente en Estados Unidos, donde la crisis bancaria se resolvió con relativa rapidez, lo que permite a los bancos olvidar, y la ideología del libre mercado es especialmente prevalente, lo que permite a los políticos olvidar.

Vimos las consecuencias en las leyes promulgadas por el presidente Donald Trump en mayo de este año, liberando a todos, excepto a los bancos más grandes, de la obligación de participar de las pruebas de estrés y relajando las restricciones sobre el comercio de propiedad de pequeños bancos.

¿Cree pertinente reducir la regulación post crisis con el objetivo de impulsar el crecimiento como lo plantea Trump?

-No, no lo creo. El nivel de crecimiento en Estados Unidos ya es bastante aceptable, incluso sin una mayor relajación de la regulación. Y debilitar las normas de capital y liquidez, para los bancos, podría reintroducir el tipo de riesgo que llevó a la crisis de 2008.

La crisis se originó en Estados Unidos, pero su economía se recuperó más rápido en relación a la de otros países. ¿Cuáles fueron las claves de ese proceso?

- La crisis bancaria en Estados Unidos se resolvió con relativa rapidez a través de las pruebas de resistencia de la administración de Barack Obama a principios de 2009, lo que llevó a los bancos a recaudar capital adicional. Por el contrario, Europa siguió sufriendo durante varios años más con una crisis bancaria crónica, que sin duda aminoró su recuperación.

¿La baja tasa de desempleo en EEUU habla de la posibilidad de que el crecimiento pueda sostenerse por un largo tiempo?

- El crecimiento de Estados Unidos seguramente disminuirá ahora que la mano de obra es escasa; el empleo simplemente no puede seguir creciendo a las tasas actuales, porque los trabajadores de repuesto ya no están allí. Además, con la Fed aumentando las tasas de interés, el crecimiento del crédito tiende a desacelerarse.

¿Cuándo se podría ver el cambio en la tendencia?

- Cuándo llegará la desaceleración y qué tan grave será, me temo que mi bola de cristal no es lo suficientemente potente como para responder esas preguntas. Y cualquier economista que dice ser capaz de hacerlo es una persona que no entiende de lo que está hablando.

Los niveles de deuda y déficit siguen siendo demasiado altos en Estados Unidos. ¿Qué tan serio es?

-Estoy de acuerdo en que el problema es serio. Las altas deudas y los déficit limitan el alcance del gobierno de EEUU para usar una política fiscal expansiva en la próxima recesión. Mucho mejor sería tener una política fiscal estricta en la expansión actual para que pueda aflojarse en respuesta a una desaceleración. Y la alta deuda será un lastre para el crecimiento económico a largo plazo, no hay dudas al respecto.

¿Está preocupado por la guerra comercial? ¿Cómo podría dañar la economía global y estadounidense?

-La guerra comercial ya es una fuente considerable de incertidumbre y esa incertidumbre, sobre el acceso al mercado, la viabilidad de las cadenas de suministro mundiales y las relaciones internacionales, podrían, en general, aumentar aún más en el futuro. Las empresas que enfrentan esta incertidumbre detendrán la inversión. Ya vemos los primeros signos de esto en los débiles gastos de capital en Estados Unidos. Temo que el gasto de capital, y con él la economía, se debilitará aún más si la guerra comercial se sale de control.

¿En qué país o sector podría surgir una nueva crisis?

- Hay muchos puntos calientes potenciales. La economía turca se está sobrecalentando y el presidente está presionando al banco central para que no eleve las tasas de interés; como resultado, la moneda y con ella la economía podría colapsar más. Italia podría experimentar una crisis de confianza si el gobierno propone un aumento significativo en el déficit presupuestario en septiembre y entra en una disputa con la Unión Europea. No menos importante, en EEUU el presidente Donald Trump podría hacer algo impredecible e imprudente, como es su costumbre.

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