Bernardo Fontaine: “Aún queda la incertidumbre de cómo salimos con una buena Constitución”

03.02.2022 BERNARDO FONTAINE, CONSTITUYENTE. FOTO : FRANCISCO PAREDES

Economista y exconstituyente asegura que el gran perdedor del abrumador triunfo del Rechazo es el Presidente Gabriel Boric. “Se requiere otra reforma tributaria que busque recaudar solamente eliminando exenciones y combatiendo la evasión”, afirma.


Para muchos el economista y exconvencional Bernardo Fontaine fue un actor clave en la campaña de la oposición para lograr rechazar la propuesta constitucional que se plebiscitó este domingo. No sólo defendió a partir de marzo de este año la propiedad y heredabilidad de los fondos de pensiones, sino también levantó las alertas sobre las propuestas económicas lesivas para el crecimiento que emanaron de la Convención Constituyente y, en particular, de la Comisión de Medioambiente y Modelo Económico en la que participó.

“La Convención fue un rotundo fracaso porque fue mal diseñada”, afirma tajante el exconvencional independiente (Renovacional Nacional), quien fue uno de los cuatro coordinadores de la franja electoral del Rechazo y uno de los voceros más activos del proceso.

¿Se esperaba este resultado del plebiscito? ¿Quién es el gran ganador y el gran perdedor de este proceso?

No esperaba un resultado tan abrumador como este. El gran perdedor aquí es el Presidente Gabriel Boric y su proyecto político, porque las ideas de la Convención Constituyente eran las ideas del gobierno. De esta forma, el gobierno va a tener que rehacer su proyecto político y económico. Las reformas tributaria y de pensiones claramente están muy lejos de lo que la ciudadanía quiere. Los grandes ganadores, por contrapartida, son todos los chilenos que se alivian de una mala Constitución.

Hay un consenso de buscar una nueva Constitución que yo espero que se materialice lo más pronto posible a través de un proceso que aprenda de los errores que hubo en la Convención. Hay que huir de los experimentos y de una Constitución parecida a la de los países andinos.

La base para partir este nuevo proceso tiene que ser la actual Constitución, que recoge el aprendizaje que hemos tenido los chilenos de cómo debe funcionar el Estado y el sistema político. Por supuesto hay que cambiarlo, modernizarlo, eliminarle cosas y agregarle otras. Se avanzaría mucho más si hubiera un texto base que fuera la Constitución actual, porque uno de los problemas que viví en la Convención Constituyente fue que la hoja en blanco permitía que cualquier cosa quedara en el texto propuesto, y alargaba y distorsionaba la discusión constitucional. Partir con una hoja en blanco es abrir una caja de pandora.

¿Cómo calificará la historia el trabajo de la Convención Constituyente donde usted participó?

La Convención fue un rotundo fracaso porque fue mal diseñada desde el punto de vista del sistema electoral con que se eligieron los convencionales y del punto de vista del marco con el cual se iba a dictar la Constitución. El no haber tenido un reglamento previo y no haber tenido más bordes definidos por el Congreso para la discusión fueron problemas. Hubo una Convención Constituyente mal diseñada. Pero una vez elegida la Convención, hubo un grupo de ultraizquierda y de izquierda dura que hicieron una propuesta para ellos y no para todos los chilenos como lo hubieramos esperado. Además, que hubiera una hoja en blanco y una inadecuada formación de los constituyentes llevó a que estuviera mal hecha la propuesta.

Hay que aprender de todo este proceso complejo. Es clave ver bien cómo se eligen los representantes si es que hay una nueva Convención, lo cual es una decisión del Congreso. Hay que ver que requisitos se pedirán también en esta oportunidad para ser convencionales.

¿Es necesario reformar o repensar las reformas tributaria y de pensiones?

Hay que pensar totalmente en otra reforma tributaria. Está bien pagar impuestos, pero exprimir el limón hasta que no dé jugo, que es lo que propone la reforma del gobierno, es injusto y equivocado.

Se requiere otra reforma tributaria que busque recaudar solamente eliminando exenciones y combatiendo la evasión.

Estamos iniciando una recesión con una caída muy fuerte de la actividad económica y sobre todo de la inversión, producto precisamente de la incertidumbre que ha generado una Constitución mal hecha y que ya fue rechazada. Esta radicalidad de la reforma tributaria del gobierno castiga el ahorro, que es un tema clave para el crecimiento económico. Esto es dispararse en el pie justamente cuando el país está entrando en una caída, especialmente en materia de inversión.

¿En materia de pensiones también hay que replantear?

También hay que replantearla. Los chilenos quieren que sus ahorros previsionales sean de su propiedad y que las cotizaciones tengan que ir a su su cuenta individual. Adicionalmente, los chilenos sienten que tienen derecho a elegir quien mejor cuida sus ahorros, ya sea por un administrador privado o público. También los fondos deben ser heredables. La solidaridad hay que hacerla a través de la Pensión Garantizada Universal (PGU) financiada con impuestos generales y no con plata de las cotizaciones de los trabajadores.

Voy a jugármela para que la reforma de pensiones garantice la propiedad y que todas las cotizaciones vayan a una cuenta individual. La reforma de pensiones inspirada en un sistema de reparto que tenía el programa de original del Presidente Gabriel Boric está muerta.

Hay una tercera reforma estructural que es la reforma a la salud. ¿Cree que también debería replantearse?

Es necesaria una reforma al financiamiento a la salud y una reforma mucho más profunda a la gestión del sistema de salud pública, pero eso tiene que mantener el derecho de las personas a elegir donde mejor se atienden, ya sea en la medicina privada o en la medicina estatal. En la futura Constitución se debe establecer un derecho a la salud que garantice que las personas pueden elegir independiente sus ingresos.

Expectativas y mercado

¿Cuál es el efecto en términos económicos de este resultado tan abrumador para el Rechazo?

Es una muy buena noticia para los mercados evidentemente. Pero aún queda la incertidumbre todavía de cómo salimos con una buena Constitución. Lo que tiene que suceder es que el gobierno tiene que reconocer el resultado de este plebiscito y el resultado es que su proyecto de sociedad fue rechazado.

Hay que volver a mirar al modelo de sociedad libre y democrática donde los privados tienen la libertad de emprender. Pero de todas formas el resultado es una muy buena noticia, ya que reconoce al país como institucional, que resuelve sus conflictos a través de votaciones democráticas y que es sensato. Ante una Constitución de izquierda radical y mal hecha, reaccionó con bastante rechazo.

¿Las expectativas de una recesión se podrían ver atenuadas con el resultado de las votaciones del domingo?

Si. Esto puede hacer la recesión menos severa, pero todavía falta echar abajo la reforma tributaria, que es fatal para la actividad económica, y todavía falta que el nuevo proyecto que el gobierno abrace reconozca la validez de la iniciativa privada y empuje la inversión.

¿El Presidente Boric debería abrazar el tema del crecimiento para el resto de su mandato?

Totalmente. De lo contrario no va a ser capaz de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y no va tampoco a proveer de mejores servicios o prestaciones sociales.

¿Hay temas que se podrían rescatar de la propuesta constitucional rechazada en materia económica para el nuevo proceso constituyente?

Hay que decir primero que la Constitución de la Convención murió después del rechazo y todas sus ideas matrices, hay que enterrarla. Sin embargo, hay ciertas cosas que rescataría como, por ejemplo, la vocación de un país ecológico y la preocupación por la crisis climática, pero no a través de las normas ambientales específicas que están mal planteadas en el texto.

Hay que establecer un fuerte compromiso y obligación del Estado y los particulares de cuidar el medioambiente y llevar adelante un crecimiento sostenible con el medio ambiente. Crecer con el medioambiente y no a costa del medioambiente. Pero no la búsqueda del decrecimiento económico, que era la base intelectual que estaba detrás del proyecto de Constitución.

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