Jeannette Jara: “Debemos dejar las ideologías de lado y avanzar en un gran acuerdo por las pensiones de nuestro país”

Jeannette Jara, ministra del Trabajo y Previsión Social.

La ministra del Trabajo anticipa el duro debate político que se viene en el Congreso para avanzar en la reforma previsional que se enviará esta semana. Optimista, cree que esta será la oportunidad para lograr un acuerdo. “Esta propuesta es moderada, técnicamente sólida y tiene el foco puesto en mejorar materialmente las pensiones”, sostiene la secretaria de Estado y militante del Partido Comunista.


Jeannette Jara confiesa estar durmiendo un par de horas menos de lo acostumbrado. La intensa labor de las últimas semanas para afinar, junto al Ministerio de Hacienda, el envío de la reforma previsional, ha multiplicado la agenda de la actual ministra del Trabajo y antigua militante del Partido Comunista.

“Debemos dejar las ideologías de lado y avanzar en un gran acuerdo por las pensiones de nuestro país y en un pacto social para la vida que todos merecemos”, afirma Jara al anticipar la dura negociación que significará avanzar en el Parlamento con el cambio estructural y social más importante para el gobierno de Gabriel Boric.

¿Por qué la reforma, según sectores de la oposición, no se hizo cargo o no asimiló la dura derrota del plebiscito del 4 de septiembre pasado para el gobierno? Se presentó un proyecto casi idéntico al programa original…

La reforma previsional que se presenta al Congreso recoge elementos principales del programa de gobierno y también de los diálogos parlamentarios y tripartitos entre empresarios (CPC), trabajadores (CUT) y gobierno. De hecho, en un principio el tema de la herencia no estaba propuesto y se recogió porque entendemos que hay una valoración ciudadana importante. El proyecto no sólo es moderado, sino que además recoge opiniones de distintos sectores. La iniciativa se hace cargo de los objetivos de subir las pensiones ahora y de manera material con un aumento sustantivo, y también de generar un nuevo pacto social de pensiones para el país en el marco de la seguridad social. Ambos ejes son lo fundamental del proyecto.

¿Por qué el proyecto tampoco internalizó la voluntad mayoritaria de la gente, reflejada en las encuestas, de que el 6% de cotización adicional sea de su propiedad y vaya directamente a sus cuentas personales?

Cuando se cree el 6% como aporte de los empleadores, se va a generar un seguro social en el cual los trabajadores de ingresos bajos y medios van a recibir un apoyo para su pensión que incluso va a ser superior al 6%. Seguir insistiendo en la capitalización individual a través de las AFP nos condena a seguir teniendo pensiones bajas como hasta ahora, no sólo para los actuales jubilados, sino también para las futuras generaciones. Lo que nos tiene que llamar a la reflexión es por qué tenemos que seguir en el extremo de los países en materia de pensiones comparados con el sistema internacional. Ahí es donde se da una discusión muy ideológica de quienes quieren seguir manteniendo las AFP.

¿Cree que este debate previsional ha sido muy ideológico?

Hay sectores que presentan legítimas preocupaciones que en el debate democrático vamos a atender. Pero también es cierto que hay un sector más duro de la derecha que representa en su discurso una defensa férrea de una industria como las AFP, las que se han dedicado al lucro con las pensiones de los chilenos sin poner la mirada en lo principal del sistema, que es mejorar las pensiones de los jubilados.

Hay una discusión usual en todos los proyectos de ley, donde hay observaciones, comentarios y aportes que seguramente enriquecerán el proyecto. Pero hay también un sector que históricamente ha estado en contra de los cambios en la industria de las AFP y esto se ha expresado en varios momentos políticos en Chile. Hoy día, sin embargo, hay menos espacio para poder seguir manteniendo el statu quo.

Un dato interesante: tomando en cuenta la mediana de las jubilaciones entre el 2007 y el 2021, las personas recibieron menos de $ 64.000 de su pensión autofinanciada. Es una realidad muy dramática que hay que abordar. En los mecanismos tendremos que expresar la suficiente madurez política, todos y todas, para poder convenir un buen acuerdo para la ciudadanía.

Aspirando a esa “madurez política” que menciona y para que el proyecto tenga éxito, ¿se debería entonces dejar de lado las ideologías de todos los sectores para avanzar?

El proyecto lo que hace es proponer un sistema mixto en el marco internacional de la seguridad social para llevarlo donde están los países de la Ocde. Nos saca de la sobreideologización que ha tenido el sistema previsional chileno. Debemos dejar las ideologías de lado y avanzar en un gran acuerdo por las pensiones de nuestro país y en un pacto social para la vida que todos merecemos.

Viabilidad política

¿Qué viabilidad política tiene esta reforma si el gobierno tiene una minoría parlamentaria del gobierno?

En los diálogos prelegislativos ha habido bastante espacio de encuentro que, a veces, no se traduce en consignas o en discursos públicos. Nos encontramos disponibles para poder seguir dialogando con los parlamentarios y buscar un buen acuerdo. La ciudadanía nos exige poder consolidar los cambios que el sistema previsional lleva tantos años pendiente. Aun cuando las pasiones a veces se toman el debate, hay conciencia entre todas las autoridades políticas de que este es un momento importante que no se puede dejar pasar y que esta reforma no es de un gobierno particular, sino que es una reforma para el país.

Teniendo en cuenta la falta de mayorías en el Parlamento y las críticas inmediatas de la oposición por no contemplar la capitalización individual y propiedad en un 6% extra, ¿cree que debió haber habido mayor flexibilidad en el contenido del proyecto?

En el diálogo legislativo se acogieron muchas de las iniciativas de los distintos sectores políticos. Cuando presentemos el proyecto el lunes se va a dar cuenta de aquello. El 6% va a cuentas personales de los trabajadores y hay una lógica de un seguro social. El 10% restante si bien es propiedad privada de los trabajadores, tampoco es que sea de libre disponibilidad porque su fin es pagar pensiones.

Algunas propuestas por parte de algunos personeros de la derecha, que son más radicales que la del propio Presidente Piñera, aparecen restaurando una discusión que en Chile lleva unos 15 años con evidencia bastante sostenible de que solo con AFP no podemos seguir. Esperamos que en las próximas semanas en que el proyecto se esté debatiendo, logre primar una voluntad real por mejorar las pensiones y generar un cambio que el país tanto requiere. Seguir haciendo lo mismo que hemos hecho en estos últimos 40 años, es seguir condenados al fracaso.

La oposición ha dicho que el proyecto puede transformarse en un Transantiago previsional…

Un Transantiago es lo que tenemos hoy día, donde los pensionados no tienen para vivir tranquilos.

Es decir, tal como está la reforma, ¿no ve un riesgo de fracasar por tercera vez consecutiva en un proyecto previsional?

Tenemos toda la voluntad de diálogo necesaria para poder buscar un buen acuerdo. Creemos también que desde el mundo parlamentario de todas las bancadas hay una convicción de que el sistema de pensiones debe otorgar mejores prestaciones de vejez y, por tanto, vamos a lograr encontrar ese camino. Tengo esa convicción porque hay cosas que la sociedad chilena no puede seguir permitiendo y que le han hecho tan mal a la cohesión social y a la desafección ciudadana.

¿En qué se funda ese optimismo para llegar a un acuerdo?

En la evidencia de que esta propuesta es moderada, técnicamente sólida y tiene el foco puesto en mejorar materialmente las pensiones. A esto último en particular, nadie se puede oponer.

¿Están dispuestos a ceder en su fórmula inicial?

A conversar y a sumar voluntades siempre hemos estado dispuestos, así como en los otros proyectos de ley que han sido enriquecidos por el Parlamento. La conversación política requiere también, por cierto, una mayoría de adhesión parlamentaria. Con esa voluntad vamos a trabajar, pero sin perder de vista los dos objetivos: subir pensiones y traer a Chile un sistema mixto dentro del pilar contributivo.

Tenemos toda la disponibilidad democrática del diálogo democrático para poder encontrar esos puntos en los que podríamos no tener acuerdos previos, pero movidos por un objetivo común como es subir las pensiones.

¿Cuál es el corazón intransable de la reforma?

El corazón de la reforma es mejorar las pensiones, para lo cual requiere la creación de un seguro social dentro del pilar contributivo, que es el mecanismo para mejorar las pensiones no sólo de los futuros jubilados, sino que también de los actuales y, en particular, de las mujeres.

¿Se abre la posibilidad de que ese seguro social (6%), como lo llama usted, pueda en la conversación con los parlamentarios, tener alguna cuota de capitalización individual?

El debate democrático que vemos en el Congreso irá fijando los límites de la conversación. Pero nuestra propuesta parte del reconocimiento de que se valore el esfuerzo contributivo y las cotizaciones que los trabajadores han hecho a través, precisamente, del seguro social y las cuentas personales. Aquí no hay ningún afán ni expropiatorio ni de no reconocer el esfuerzo de los trabajadores. Continuar con la capitalización individual posterga el aumento de las pensiones por mucho tiempo y el país está en una situación en la cual requiere una mayor justicia social también con las personas mayores.

Jeannette Jara, ministra del Trabajo y Previsión Social.

¿Es posible dividir el proyecto (y separar la PGU) como lo ha pedido la oposición?

Es necesario que la reforma aborde integralmente el sistema. Si pensáramos solamente en el aumento de la PGU, primero es necesario avanzar en la reforma tributaria. Pero eso no puede ser usado como excusa para no abordar la parte contributiva. En ese contexto, creemos que habiendo ya pasado por distintas experiencias en los dos gobiernos anteriores, su abordaje más integral por parte del Congreso es algo que se requiere. También sería muy bueno un debate acotado y que consolidara pronto una ley. Es decir, que sea un debate integral y en un tiempo razonable; la ciudadanía nos está mirando.

El economista David Bravo, quien presidió la comisión asesora que lleva su nombre y que fue convocada por Michelle Bachelet, se mostró partidario de destinar el 6% a cuentas de capitalización individuales dada la existencia de la PGU y que la solidaridad se podía hacer a través de este mecanismo. ¿Qué responde a eso?

Las personas que han planteado que bastaría con el aumento de la PGU para tener un alza de pensiones y/o que toda la solidaridad vaya vía no contributiva, bien saben que cuando un país tiene gastos permanentes, se requieren ingresos permanentes. Aumentar la pensión garantizada universal a cerca del estándar del salario mínimo o superar incluso la línea de la pobreza, requiere un esfuerzo recaudatorio vía impuestos muy grande para el país y que, como el mismo ministro de Hacienda ha señalado, requeriría aumentar la carga tributaria en una cantidad considerable.

AFP o no AFP

¿Qué le responde a personas o instituciones como el movimiento NO + AFP, al que su partido ha apoyado constantemente y con el cual usted simpatiza, que dicen que las AFP no se terminan y que solo cambian de nombre con el proyecto?

La industria se separa y las funciones que van a cumplir futuros gestores de inversión donde puede estar (las AFP o) cualquier tipo de organizaciones que cumplan los requisitos legales, va a ser sólo una pequeña parte de lo que hoy día hacen. El negocio de las AFP se termina.

Pero no se les termina el negocio totalmente, ya que una AFP puede seguir participando como gestor de inversiones privado en el sistema...

Hoy día las AFP efectúan distintas funciones: recaudación, afiliación, cobranza, cotizaciones, pago de retiros programado y, entre otras, inversión. Los inversores privados y públicos van a cumplir una función que es invertir. Todas las demás funciones de soporte se van a ejecutar a través de un servicio público que va a ser la cara del Estado frente a los ciudadanos por el tema de las pensiones.

Hoy los ciudadanos tienen al frente o como contraparte a una AFP, que es una empresa privada sin ningún servicio público (intermediando) en el tema. Si las AFP se transforman en inversores privados, van a ejercer una de las funciones que actualmente cumple esa industria, pero no va a haber un monopolio como ha sido hasta ahora en todas las funciones relacionadas al ámbito previsional.

Esto recoge prácticas y recomendaciones internacionales, donde no hay ninguna razón económica que justifique que dichas funciones sigan todas en un mismo ente y la separación de ellas va a transferir, a través de mayor eficiencia, los beneficios a los afiliados.

¿Qué eficiencia traería eliminar la AFP?

Va a traer una disminución en las comisiones. Además, va a permitir una baja en la barrera de entrada para que pueda haber más instituciones que compitan y que muestren comisiones más bajas de las que han estado teniendo que soportar los trabajadores todo este tiempo. En tercer lugar, se producen ganancias de eficiencia, ya que una parte importante de la función la pasa a cumplir el Estado, con una consiguiente disminución de las comisiones que se transfiere a los afiliados.

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