Latam pide a la justicia estadounidense dejar sin efecto contratos de arriendo por 19 aeronaves

La compañía solicitó al Tribunal de Quiebras de EE.UU. dar por terminados estos arrendamientos para ajustarse a una nueva realidad de demanda por vuelos. El juez puede aceptarlo, rechazarlo o bien, reducir los contratos a caducar. Recientemente, Avianca pidió terminar 14 contratos y logró acuerdo para revertir 12 de ellos.


Dentro del proceso de reestructuración de su deuda bajo la protección del Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos, lo que comenzó el martes con el ingreso de una solicitud ante la justicia de ese país, Latam pretende comenzar desde ya a arreglar su situación financiera.

La compañía presentó una solicitud para deshacerse de los contratos de arrendamientos de los aviones que componen su flota. Esto, porque dado que la industria aeronáutica global se ha visto seriamente golpeada y la demanda por pasajes se espera que demore largos meses -e incluso años- en volver a los niveles previos a la pandemia, Latam busca ajustar su tamaño a la nueva realidad.

Según consigna el documento judicial, presentado por los asesores legales de la empresa, Cleary Gottlieb Steen & Hamilton LLP, la compañía detalla que tras una revisión de su actual flota llegó a la conclusión preliminar de que tiene un exceso de aeronaves, razón por la cual están tratando de rechazar y abandonar acuerdos de arrendamiento que son costosos y no brindan beneficios en una industria aérea golpeada por el Covid-19.

“Dichos acuerdos actualmente no brindan un valor beneficioso para los deudores o sus propiedades a la luz del clima económico que enfrenta actualmente la industria de las aerolíneas, ya que dichos aviones no son necesario para la flota actual”, consigna el documento.

La decisión que tome el juez de la causa, James Garrity, es clave para tener indicios de cuál será la postura que adoptará el magistrado durante este caso, teniendo en cuenta que de ello depende el futuro de la aerolínea ligada a las familias Cueto, Amaro y a Delta Air Lines.

“La carga económica de estos arrendamientos es más pronunciada cuando una parte significativa de las aeronaves están aterrizadas debido a la actual falta de demanda de viajes de pasajeros y una clara visibilidad de cuándo se reanudará la demanda de viajes aéreos en los niveles previos a la pandemia. Además, muchos de los arrendamientos que los deudores desean rechazar son para aviones y motores con costos de transporte significativos, que incluyen, entre otros, costos de mantenimiento, seguro y almacenamiento que podrían reducirse mediante el rechazo de los arrendamientos”, agrega el requerimiento judicial.

En ese sentido, Latam agrega que “el rechazo de los arrendamientos resultará en importantes ahorros de costos administrativos para las propiedades”.

Actualmente, la compañía tiene 340 aviones, de los cuales algunos son de propiedad de Latam, mientras que otros son arrendados. La flota de corta distancia está formada exclusivamente por aviones de la familia A320 y para vuelos de pasajeros de larga distancia, opera el Boeing 767-300ER, el Boeing 787-8, el Boeing 787-9, el Boeing 777-300ER y el Airbus A350-900.

A esto se suma una serie de compromisos para adquirir nuevas aeronaves, todos los cuales están en revisión. Incluso varios habían sido postergados previo a la crisis sanitaria.

Negociaciones

Latam ahora deberá comenzar una negociación con sus arrendadores de aviones para alcanzar un acuerdo que luego debe ser aprobado por el tribunal estadounidense.

Estos ahorros son clave para la compañía, porque más allá de deshacerse de gastos innecesarios que hoy y probablemente a futuro no les brinden beneficios, también les permitirá reducir sus pasivos. Además, fortalecerían el flujo de caja y se quedarían con una flota suficiente para operar en los siguientes meses, siguiendo el plan de reanudación de su actividad presentado hace una semana, el cual consideraba pasar del 5% actual de actividad a 9% en junio, operando tanto rutas nacionales como internacionales.

Según se expone en la moción ingresada, a su juicio “dichos costos son sustanciales y constituyen una fuga innecesaria de los recursos” y “los ahorros del rechazo de los arrendamientos afectará favorablemente el flujo de caja y ayudará a administrar sus operaciones futuras. Al rechazar los arrendamientos ahora los deudores evitarán incurrir en gastos innecesarios de arrendamientos no vencidos (...) Si se aprueba el rechazo de los arrendamientos, los deudores mantendrán suficientes aeronaves y motores para operar sus negocios y satisfacer las necesidades de sus clientes”.

Ahora, la tarea no será fácil. Andres Mena, socio de Paul Hastings LLP en New York, experto en financiamiento de fusiones, adquisiciones y reestructuraciones, señala que probablemente “todos los arrendadores van a tratar de resistirse a esto”, porque “nadie se los va a querer comprar y como ocurrió cuando quebró United, un montón de aviones que se van a empezar a juntar y ahí usualmente se liquidan”.

El precedente de Avianca

En casos anteriores, los tribunales de quiebras a menudo han autorizado a las líneas aéreas a abandonar las aeronaves sujetas a una pesada deuda pendiente.

La aerolínea colombiana Avianca, que solicitó a comienzos de mes acogerse voluntariamente al Capítulo 11 para reorganizar su negocio, presentó una moción para rechazar los arrendamientos de 14 aeronaves, sin embargo, luego de negociar con algunos arrendadores, solo se llegó a acuerdo con 12 aviones, y ahora está a la espera de la aprobación del Tribunal.

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