María Teresa Ruiz, la primera astrónoma chilena cuenta cómo fue volar al encuentro del eclipse

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La astrónoma y Premio Nacional de Ciencias Exactas, María Teresa Ruiz.

Nunca antes había sido testigo de uno. El de este martes fue el primero y lo vivió en el aire porque era una de las invitadas a subir al avión de NatGeo. Aquí relata su experiencia.


La primera astrónoma de Chile, también primera en ganar el Premio Nacional de Ciencias Exactas y la primera presidenta de la Academia Chilena de Ciencias, María Teresa Ruiz, nunca había visto un eclipse de sol. En el de 1958, era niña y solo tiene recuerdos de lo que pasó a su alrededor pero no del sol ni de su corona.

Ella fue una de las invitadas a subir al avión de NatGeo y encontrarse con el eclipse de sol en el aire. En esta entrevista con Qué Pasa, cuenta cómo vivió esta experiencia.

"Yo esperaba que fuera impresionante, pero fue incluso más allá. Tal vez no había aquilatado la impresión que iba a tener, no solo en mí sino en todos los que estábamos allí. Estábamos todos como seres vivos de este planeta mirando este espectáculo maravilloso, además nos acompañó un clima excelente", dice apenas se le pregunta por el breve viaje de ayer en la tarde.

Previo al encuentro con la umbra del eclipse, la académica de la Universidad de Chile dice que le tocó compartir ventana con Gabriel León, bioquímico y doctor en doctor en biología celular y molecular. "Había mucha emoción en el ambiente, la gente se reía y conversaba. Andaban todos muy eufóricos", recuerda.

"Yo puse mi celular para grabar la totalidad del eclipse y lo hice sin filtro porque en esa etapa ya no es necesario. Cuando se nos empezó a acercar la sombra, veíamos que la umbra se movía hacia nosotros. Íbamos como a 100 km sobre el océano, por la costa, teníamos nubes debajo. Veíamos esa sombra a cercarse y empezó la expectativa y de repente, se produce la totalidad… y sentí que había un silencio. Es una emoción difícil de describir porque además era un espectáculo hermoso e inesperado, se veía el cielo negro, las estrellas, abajo esas nubes y entremedio una franja que iba del verde al rojo, amarillo por sobre el horizonte", recuerda todavía emocionada.

Sin embargo, hoy en la mañana cuando revisó su celular, se dio cuenta que la realidad había sido distinta y que nunca hubo silencio durante ese momento sublime de la oscuridad total.

"Eso fue lo más divertido porque quedamos todos para dentro con la totalidad y lo conversamos con Gabriel… lo impresionante que había sido el silencio. Porque no se escuchaba nada, pero la verdad es que estábamos todos sumidos en nuestra propia mente tratando de vivir el momento, pero según la grabación de mi celular en ese rato había gente que se expresaba, decían "uuuhhhh", "ohhh", "¡Bravo!", "Córrete que no veo", explica

¿Qué pasó entonces?

Yo creo que rra un silencio de cada uno. Fue una experiencia emocional tan importante, tan fuerte que nuestros sentidos dijeron: 'ya el sonido no nos interesa, queda fuera, concentrémonos en lo que nos importa que es la vista y entonces cada quien sintió que estábamos en un silencio profundo pero nada de ello era realidad'. A lo mejor son expresiones que uno hace sin estar conscientes que está hablando, no son expresiones para dar a conocer nada ni para comunicarse… es lo que se arrancó del corazón.

Este era además su primer eclipse…

Nunca había vivido un eclipse, ahora solo tengo que vivir uno en la tierra y ahí me puedo morir tranquila…

¿El próximo año se va a Pucón entonces?

De todas maneras. Estamos anotadísimas. Además quiero ir con la familia, quiero hacer una cosa más importante. Yo ya no vería otro eclipse por lo menos aquí en Chile. Mis nietos, que son chiquititos van a tener la oportunidad de ver un eclipse en 50 años más… entonces que se acuerden del eclipse anterior que vieron con los abuelos, con los papas en el sur... yo creo que son de esas memorias que uno las guarda en la caja de los tesoros de los recuerdos

¿Y si está nublado? Es el sur de Chile…

Cierto, puede estar nublado aunque sea verano, pero como será a las 12 del día… puede que no podamos ver la maravilla que vimos ahora, pero vamos a sentir otra cosas. Cuando el sol esté en su máxima luminosidad, iluminándonos directo desde la vertical, de repente se va a hacer noche y aunque esté lloviendo o nublado, se va a hacer noche y eso afectará la vida de los seres vivos, allí hay mucha vegetación, muchos animales… Va a ser un eclipse en que hay que tener todos los sentidos bien sintonizados para poder captar eso también. Es un eclipse para sentirlo.

¿No le costó dejar a la astrónoma de lado para vivir el eclipse en el aire?

No, la verdad es que no. Primero, nunca he trabajado con temas que tengan que ver con eclipse y segundo, es poca la gente que todavía puede sacarle algo de jugo científico a los eclipses. Entonces, es más bien un tema que va más por la emoción que por el tema científico. En este caso se relacionó más con la ciencia que en otros eclipses porque ocurrió en esta zona tan especial del país que es reconocida mundialmente por ser el mejor lugar para hacer observaciones astronómicas. Yo estaba con pánico porque estamos invierno, y podría haber estado nevando en los cerros donde están los observatorios, no es raro que eso pase en esta época, pero estuvo prístino y precioso. Este eclipse nos dejó muy bien parado, la imagen país estuvo un siete.

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