¿Dejamos de ser tibios los chilenos?

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Más que tibios, dicen los especialistas, los chilenos hoy son multipolares y bastante impredecibles, y aseguran, que todas las reivindicaciones sociales de los últimos años han sido instaladas a través de movilizaciones sociales.


Que los chilenos son tibios y fomes. Que hablan "bajito" y que muy pocas veces exigen sus derechos porque les falta personalidad y menos, salen a calle a marchar para demostrar apoyo u oposición. Incluso, la idea fue plasmada por el humorista argentino Jorge Alís en el último Festival de Viña, cuando planteaba que muchos chilenos pensaban las cosas, pero no las decían.

En una reciente entrevista en La Tercera, el periodista Martín Caparros planteaba que los chilenos no necesariamente son honestos. "Tienen fama de aburridos", planteó. Distinto a los países vecinos, sobre todo del Atlántico, más acostumbrados a poner en voz alta su necesidades.

Sin embargo, en los últimos días, esta opinión podría haber cambiado. La académica del Departamento de Sociología de la U. de Chile, Sofía Donoso, asegura que "hace tiempo dejamos de ser tibios". Una prueba de ello, dice, son las movilizaciones sociales y estudiantiles de 2006 y 2011.

"Chile ha logrado en estas ocasiones, a diferencia de los vecinos como Uruguay o Argentina", canalizar institucionalmente el descontento. "En 2006, por ejemplo, se creó una comisión asesora presidencial para discutir los temas educacionales, se invitó a distintos actores sociales y de ahí salió un paquete de reformas que después se procesó en el parlamento", dice la también investigadora del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (Coes) de la U. de Chile. Quienes participaron en las protestas de 2011, luego se hicieron parlamentarios y están en el Congreso, indica Donoso.

Para Luis Oro Tapia, profesor de la Escuela de Gobierno y Comunicaciones de la U. Central, a la luz de los nuevos acontecimientos, "claramente dejamos de ser tibios por estos días o por estas semanas". Según él, "los chilenos somos personas que tenemos diferentes orientaciones y más que 'bipolares' como suele decirse, somos multipolares y bastante impredecibles", que podemos pasar de ser muy lúcidos, a ser escépticos, apáticos o furibundos en un mismo año o decena de años, señala.

Las manifestaciones de los últimos días, son una cuestión puntual que no se extinguirá en las próximas semanas pero que irán disminuyendo su intensidad, explica Oro.

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A juicio de Oro, no es fácil aplicarle una racionalidad al movimiento porque sus razones son múltiples y además, tiene una multiplicidad de emociones: las personas que se manifiestan no lo hacen solo contra el gobierno sino contra el Estado, el Poder Ejecutivo, Judicial, Legislativo, el mundo político de oposición y oficialismo. "Hay un enorme cuestionamiento a los políticos, no a las instituciones que siguen funcionando", dice el profesor de la U. Central.

El últimos 35- 40 años, los chilenos han cambiado y mucho y en los últimos 20 años, ha tenido una modernización acelerada pero sin equidad en este crecimiento enorme de la riqueza y "es eso lo que hoy está en discusión", insiste Oro.

Sin temor a la protesta

"Hace tiempo que los chilenos y chilenas no somos tímidos, que las protestas son parte del quehacer de la política. De hecho, en la agenda de políticas públicas de los últimos años, todos los grandes temas han sido instalados desde la movilización social. No habíamos tenido estallido social como el que estamos presenciando hoy día porque el descontento se institucionalizaba", insiste Donoso. ¿Cómo terminará el actual movimiento? "Esa es una pregunta abierta", responde.

Tampoco hay que olvidar dice la investigadora de COES que las nuevas generaciones se socializaron en democracia políticamente y lo hicieron "en un contexto en el que las protestas son parte "normal" de la política". Es más, tienen menos miedo y "están acostumbrados a manifestar su descontento en las calles y a través de otros repertorios de acción".

No solo los jóvenes

A juicio de Octavio Avendaño, académico del Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la U. de Chile, especialista en política y sociedad, el actual movimiento no se trata solo de una cuestión generacional. "No son solo los jóvenes, también son los adultos. Son sobretodo las clases medias las que han salido a la calle, más que los sectores empobrecidos, son la clase media baja y media profesional, la más emergente. La que estudió en la universidad, la que tiene una carrera técnica que tiene expectativas de mayor movilidad, que no se están cumpliendo y se dan cuenta que las estructuras de oportunidades son bastante limitadas", explica Avendaño.

La clase media en el último tiempo ha surgido gracias a la expansión de la educación universitaria y esa es la que ha salido a la calle, la clase media emergente y la clase media consolidada que también se ve abrumada por la AFP, por las Isapres y las alzas.

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