La Nasa descubre agua en la superficie de la Luna iluminada por el Sol

El hallazgo, ocurrido en un cráter visible desde la Tierra, implica que el agua puede estar distribuida por la superficie lunar, y no se limita a lugares fríos y sombreados. Esto a su vez, representa un importante paso para el regreso de los astronautas a la Luna en 2024.


El día que los astronautas del Apolo arribaron a la Luna en 1969, lo hicieron con varias misiones científicas. Algunas incluían la instalación de un sismómetro, la medición de la distancia precisa entre el satélite y la Tierra, recoger 22 Kg de roca lunar y dejar varios recuerdos y mensajes conmemorativos.

Pero además de eso, encontraron algo más: notaron que al menos a simple vista, la Luna estaba completamente seca.

Pasarían 20 años de investigaciones enfocadas en diversos sitios del satélite, hasta que en 2018 se confirmó la presencia de hielo en cráteres permanentemente sombreados alrededor de los polos de la Luna, a temperaturas que no sobrepasaban los -156ºC. Sin embargo, la exploración lunar no quedó ahí. Otras misiones se dedicaron a buscar en la superficie, encontrando evidencia de hidratación en regiones más soleadas, aunque no se pudo distinguir cómo estaba presente, ya sea en forma de agua o hidróxilo.

Eso, hasta la llegada de Sofia.

Un golpe de suerte

El Observatorio Estratosférico de Astronomía Infrarroja (Sofia según sus siglas en inglés), ofreció una nueva forma de mirar el espacio. Se trata de un avión de pasajeros Boeing 747SP modificado con un telescopio de 2,5 metros de diámetro, y que a 13 Km de altura evita más del 99% del vapor de agua en la atmósfera de la Tierra para obtener una vista más clara del universo infrarrojo.

Así, empleando su cámara, Sofia pudo captar la longitud de onda específica única de las moléculas de agua, a 6,1 micrones, descubriendo una concentración relativamente sorprendente en el cráter Clavius, uno de los más grandes visibles desde la Tierra ubicado en el hemisferio sur de la Luna. Es la primera vez que se descubren moléculas de agua en las zonas soleadas del satélite e implica que el elemento puede estar distribuido por toda la superficie lunar, y no se limita a lugares fríos y sombreados.

“Antes de las observaciones de Sofia, sabíamos que había algún tipo de hidratación”, afirmó Casey Honniball, autora principal del estudio publicado en Nature Astronomy. “Pero no sabíamos cuánto, si es que había alguno, eran en realidad moléculas de agua, como bebemos todos los días, o algo más como un limpiador de desagües”.

“Sin una atmósfera espesa, el agua en la superficie lunar iluminada por el sol debería perderse en el espacio. Sin embargo, de alguna manera lo estamos viendo. Algo está generando el agua y algo debe estar atrapándolo allí”, agregó.

“Era, de hecho, la primera vez que Sofia miraba la Luna, y ni siquiera estábamos completamente seguros de si obtendríamos datos confiables, pero las preguntas sobre el agua de la Luna nos obligaron a intentarlo”, indicó Naseem Rangwala, científica del Centro de Investigación Ames de la Nasa.

Incógnitas

Si bien los datos de esta ubicación revelan agua en concentraciones de 100 a 412 partes por millón, aún así es poco. Como comparación, el desierto del Sahara tiene 100 veces la cantidad de agua detectada en el suelo lunar.

Pero a pesar de las pequeñas cantidades, el descubrimiento plantea nuevas preguntas sobre cómo llegó o se crea el agua y cómo persiste en la dura superficie lunar sin aire.

“Encontrar agua en donde sea es interesante, porque donde hay agua hay vida”, afirma Ezequiel Treister, astrónomo del Instituto de Astrofísica de la Universidad Católica y del Centro de Astrofísica y Tecnologías Afines (CATA).

“Pero en la Luna es aún más relevante por un aspecto tecnológico y de exploración espacial. Si pensamos en ello, saber que en la Luna hay agua nos hace el camino mucho más fácil”, agrega.

Para el experto, más allá del descubrimiento esto nos permite entender qué tan abundante es el agua en el sistema solar o cómo llegó el agua a la Luna. Algunas explicaciones entregadas por la agencia espacial estadounidense hablan de micrometeoritos que caen sobre la superficie lunar y transportan pequeñas cantidades de agua, o procesos de reacción química que involucran el hidrógeno del viento solar y minerales en la superficie. Sin embargo, por ahora son sólo teorías.

“La respuesta más correcta es que aún no lo sabemos”, dice Ezequiel Treister. “Lo más probable es que sea por micrometeoritos. Se ha descubierto agua en asteroides, así que es factible pensar en estos elementos como un transportador de agua, o bien podría ser intrínseca a la formación lunar. Hay que seguir investigando. Hacer mapeo completo de la superficie lunar y detectar donde hay agua, su abundancia, etc".

“Esta es agua en la superficie. Pero si hay moléculas en cantidades bajas podría ser que excavando bajo la superficie lunar podrían haber cantidades mas grandes, y aunque no las vemos nos da la motivación para llegar con sondas y empezar a buscar en las profundidades”, agrega.

Para Treister, “el gran problema en la luna es que al no tener atmósfera, el agua se vaporiza rápidamente y de hecho, no debería existir. Quizá esta agua en cantidades bajas probablemente esté contenida en cristales y son ellos quienes la protegen de la evaporación. Uno pensaría que bajo la superficie ocurriría lo mismo, pero depende cómo se formo el agua. Es muy interesante para futuras exploraciones o bases lunares que puedan extraer el agua de estas reservas”, dice el astrómomo de la UC.

Aunque Sofia continuará sus expediciones, se espera que el programa Artemis, de la Nasa, que espera llevar a un hombre y una mujer a la Luna en 2024, ayude a revelar los misterios del satélite, esperando que en algún futuro una base lunar sirva como punto de despegue hacia una misión a Marte, en la década de 2030.

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