Volcán Lascar amenaza al norte de Chile luego de 30 años de su última gran erupción

Volcán Lascar.

A casi treinta años de su última gran erupción, el 19 y 20 de abril de 1993, este estratovolcán vuelve a poner en alerta a la comunidad y autoridades, por su nueva actividad anómala. Se encuentra en Alerta Naranja, debido al aumento de la actividad sísmica.


El volcán Lascar en este último año ha estado en la palestra mediática. Es que muy por el contrario a lo que se piensa, estos volcanes que parecieran estar dormidos en el norte de Chile, están en constante actividad volcánica. Solo en la Región de Antofagasta hay al menos, veinte y tres volcanes que se consideran activos o potencialmente activos. Hoy debido al aumento de la sismicidad, fue decretado por Senapred y Sernageomin, Alerta Naranja para el Lascar, que restringe el acceso al volcán en un radio de 10 kilómetros.

Por su extenso historial de actividad eruptiva durante los siglos XX y XXI, el volcán Lascar se considera el más activo del norte de Chile y así lo ha demostrado desde diciembre de 2022. El primer registro de actividad data de 1854 y cuenta con más de 30 erupciones registradas. Estas se caracterizan por la emisión de columnas de tefra (cenizas y otros elementos expulsados desde el volcán), que han alcanzado entre los 500 metros hasta unos 23 km sobre el cráter.

El Instituto Milenio de Investigación en Riesgo Volcánico - Ckelar Volcanes, por lo mismo, mantiene un monitoreo y estudios constantes en el volcán, con sismómetros instalados en las inmediaciones del macizo nortino y, a través de imágenes satelitales Landsat, miden la energía termal que libera este volcán ubicado alrededor de 70 kilómetros de la zona turística de San Pedro de Atacama.

Fluidos volcánicos

Por otro lado, indica Susana Layana, investigadora postdoctorante de Ckelar Volcanes, se realizan estudios de fluidos volcánicos de muestreo directo y mediante una cámara ultravioleta (UV) ­­–que opera de manera permanente– se mide la desgasificación de dióxido de azufre, compuesto gaseoso más importante que emiten los volcanes activos. “Existe una tercera forma de estudiar el Lascar, agrega, que es entender la dinámica interna del volcán con estudios geofísicos. Con esto podemos conocer la ubicación de cámaras magmáticas y las distancias entre las cámaras y el cráter”.

Erupción del volcán.

La doctora Layana explica que “antes de una erupción, sucede un peak de energía termal en el volcán y luego este decae incluso llegando a valores 0. Este fenómeno no sucedió en la reciente actividad en enero de 2022, más bien, esta energía termal siguió subiendo hasta la reciente erupción del volcán el 10 de diciembre del mismo año”.

¿Qué sucedió posterior a la erupción de diciembre? Lascar tiene una anomalía permanente, concentrada en el centro del cráter, generando al mismo tiempo una pluma permanente que alcanza los 500 metros sobre el cráter. Sin embargo, las últimas imágenes muestran una distribución diferente de las anomalías, es decir, aparecieron dos puntos nuevos hacia el oeste y hacia el sur del centro del cráter.

Actividad reciente

Asimismo, complementa Susana Layana, “por medio de las imágenes satelitales Landsat, logramos medir a través de una banda termal, que en estos momentos se encuentra tres veces más alta de lo que se observó previamente a la erupción de diciembre. Estos cambios en el volcán no se veían desde los años ‘80″.

La Alerta Naranja del Lascar de hoy, en tanto, corresponde al aumento de la actividad sísmica del volcán muy similar a lo que se detectó en el último pulso eruptivo en diciembre, que es parte de un comportamiento general de este volcán, el más activo del norte. Esta medida preventiva aumenta el área de restricción de acceso al volcán. Por lo mismo, es importante que las personas se informen por los canales oficiales, Senapred y Sernageomin, antes de acercarse a este macizo”, advierte Felipe Aguilera, director de Instituto Milenio CkelarVolcanes y académico UCN.

De acuerdo a la investigadora Susana Layana, la actividad de esta semana del volcán Lascar nos recuerda la importancia de monitorear estos volcanes constantemente, que parecieran estar “dormidos” ­–por no tener actividad eruptiva frecuente–, sin embargo, se encuentran en actividad y pueden comenzar en cualquier momento un ciclo eruptivo.

La última erupción de mayor magnitud registrada en tiempos históricos de este volcán ocurrió hace casi 30 años, el 19 y 20 de abril de 1993. Fue una enorme erupción de tipo explosiva, donde la columna de tefra alcanzó los 23 km de altura sobre el cráter. Se produjeron flujos piroclásticos que descendieron por los flancos sur, norte y noroeste del volcán, alcanzando una distancia máxima de 8 km, llegando al sector de Tumbre.

Existe otra actividad eruptiva en el año 2006, y no hubo nuevos registros de explosiones hasta el día 3 de abril de 2013, cuando se observó una intensa actividad fumarólica, ocasionalmente acompañada de ceniza. En octubre de 2015, hubo explosiones menores, con emisión de tefra sobre el cráter con alturas no mayores a 2,5 km y posteriormente el 26 de noviembre de 2018 y el 23 enero de 2022.

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