Red Activa

US$1 billón del PIB anual: el potencial económico de invertir en salud femenina

Cerrar la brecha de género en salud no solo es una deuda ética, sino una oportunidad histórica para impulsar el crecimiento económico y la productividad global, según advierte un estudio de alto nivel, según un informe del Foro Económico Mundial.

El informe del Foro Económico Mundial (WEF) publicado el mes pasado en alianza con Kearney y la Fundación Gates, se titula “A Prescription for Change: Unlocking Women’s Health through Data, Research and Innovation 2025” y entrega una radiografía contundente sobre las brechas estructurales que afectan la salud de las mujeres a nivel global, y propone una hoja de ruta de políticas públicas y colaboraciones multisectoriales para abordarlas, con incentivos económicos, marcos regulatorios y una visión estratégica que articula salud, equidad de género e impacto macroeconómico.

Pese a representar la mitad de la población mundial, las mujeres siguen siendo minoría en los ensayos clínicos, tienen menos acceso a tratamientos específicos y son invisibles en muchas estadísticas de salud. La consecuencia no es menor: viven un 25% más de su vida en condiciones de mala salud o discapacidad, según alerta este informe.

Una deuda histórica con consecuencias sistémicas

Las cifras son contundentes: solo el 7% de los ensayos clínicos se enfocan en condiciones exclusivas de las mujeres, y menos del 1% de los medicamentos han sido debidamente evaluados para su uso en embarazadas o mujeres lactantes. A esto se suma que los datos clínicos rara vez se desagregan por sexo: apenas el 7% de los estudios sobre migraña y el 17% de los estudios sobre enfermedades cardiovasculares publican datos separados por género.

Este sesgo estructural tiene efectos concretos: los medicamentos son 3,5 veces más propensos a ser retirados del mercado por efectos adversos en mujeres, y los eventos secundarios graves son 36% más frecuentes en ellas que en los hombres.

“Cuando las mujeres pasan una cuarta parte más de su vida en mala salud que los hombres, el problema no es solo clínico, es sistémico”, advierte Sanjana Bhardwaj, directora adjunta del área de programas de salud de la Fundación Gates.

US$1 billón en productividad anual: el impacto de cerrar la brecha

El informe sostiene que cerrar la brecha en salud femenina podría liberar hasta US$1 billón en PIB anual hacia 2040, como resultado de una mayor participación laboral femenina, menor ausentismo y una reducción del gasto en enfermedades crónicas mal diagnosticadas o tratadas.

Una encuesta global incluida en el documento muestra que el 70% de las mujeres pierde entre uno y cinco días de productividad al mes debido a problemas de salud no abordados adecuadamente, y que el 61% ha debido ausentarse del trabajo por razones médicas relacionadas con su género.

Cinco ejes para transformar la salud femenina

El documento propone cinco ejes de política pública que, en conjunto, buscan reformular el enfoque sanitario y científico hacia una medicina más inclusiva y basada en datos:

  1. Incentivar la innovación en salud femeninaSe propone crear un “female disease designation” similar a los incentivos de enfermedades raras, con vouchers de revisión prioritaria, subsidios, créditos tributarios y precios garantizados para terapias dirigidas a condiciones específicas de mujeres.
  2. Expandir la inclusión en ensayos clínicosLas mujeres —en especial postmenopáusicas, embarazadas, lactantes o de minorías étnicas— siguen siendo subrepresentadas. El informe sugiere establecer planes obligatorios de investigación maternal, e incentivos regulatorios para incluirlas desde fases tempranas.
  3. Mejorar la desagregación de datosSe exige la estandarización global de los criterios de recolección de datos clínicos y la obligatoriedad de reportar diferencias por sexo en los resultados de ensayos.
  4. Diseñar estudios pensando en las mujeresDesde biomarcadores hasta protocolos adaptados, el diseño clínico debe asumir que los cuerpos femeninos no son simplemente “variantes” del masculino. Además, se llama a educar a investigadores y personal de salud en estas diferencias fisiológicas.
  5. Profundizar el conocimiento en diferencias sexo-específicasFinalmente, se insta a actualizar las guías clínicas, etiquetas de medicamentos e información al paciente con base en evidencia diferenciada. También se propone la aplicación obligatoria de los lineamientos SAGER en publicaciones científicas.

Un llamado urgente a gobiernos y reguladores

La experiencia exitosa de incentivos como la Orphan Drug Act en EE.UU., que impulsó más de 600 aprobaciones de medicamentos para enfermedades raras, sirve como inspiración. “Los marcos regulatorios adecuados pueden transformar completamente áreas médicamente olvidadas. Es hora de aplicar esa lógica a la salud de las mujeres”, señala Kelle Moley, vicepresidenta global de Ferring.

“No se trata solo de incluir más mujeres en los ensayos clínicos. Se trata de cambiar la forma en que entendemos y practicamos la ciencia médica”, resume el prólogo del informe.

Conclusión: de la invisibilidad a la prioridad

La salud femenina ya no puede seguir tratándose como un subcampo de la medicina. Tal como indica el informe, avanzar hacia una medicina equitativa es no solo un imperativo ético, sino una decisión estratégica con beneficios para toda la sociedad.

Si se adoptan las recomendaciones, no solo se salvarán vidas y se mejorarán diagnósticos, sino que también se construirá una ciencia más robusta, una economía más dinámica y una sociedad más justa.

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