
Así es el nuevo resort de lujo de Corea del Norte en el que los únicos visitantes extranjeros son rusos
El complejo inaugurado por Kim Jong Un ya recibió a sus primeros visitantes. Algunos de ellos relataron al Wall Street Journal cómo fue su experiencia en la zona costera, mediante la cual el régimen de Pyongyang busca incentivar el turismo entre los ciudadanos rusos.

El líder supremo de Corea del Norte, Kim Jong Un, estrenó su complejo costero Wonsan Kalma, un nuevo resort de lujo que ya recibió a sus primeros visitantes extranjeros a mediados de este año.
En este espacio que busca fomentar el turismo y reflejar cierto grado de apertura del país controlado por el régimen de Pyongyang, los únicos viajeros desde el exterior deben ser ciudadanos de Rusia.
Hasta antes de cerrar sus fronteras en enero de 2020 durante la pandemia del Covid-19, Corea del Norte recibía a cientos de miles de turistas extranjeros al año, principalmente de China.
Tras prohibir la entrada de visitantes durante ese periodo, el país volvió a recibir turistas en febrero de 2024, exclusivamente para viajeros rusos.
Según declaró un funcionario ruso de Vladivostok al Wall Street Journal, el año pasado alrededor de 1.500 turistas rusos viajaron a Corea del Norte con fines turísticos.
A principios de este año, en febrero, el régimen permitió que cientos de turistas occidentales pudieran visitar una zona económica especial ubicada en las cercanías de la frontera con China.
Sin embargo, después de unas semanas, suspendieron las visitas sin entregar explicaciones.
De acuerdo al citado periódico, actualmente son estrictamente limitadas las nacionalidades que pueden entrar a Corea del Norte.
Kim había comenzado a promocionar Wonsan Kalma en 2018. El régimen comentó sus planes para crear un complejo costero con hoteles de lujo, un casino y centros comerciales.
La inspiración para construir este espacio fue Benidorm, un balneario costero ubicado en la costa este de España, el cual es conocido por su atractivo turístico.
El evento de inauguración de Wonsan Kalma fue a finales de junio y contó con la presencia del líder supremo norcoreano, quien paseó junto a su hija por la playa y se mostró conforme con las instalaciones del lugar.

Según han informado desde el régimen, el complejo tiene capacidad para unos 20.000 visitantes.
No obstante, algunas imágenes satélites a las que tuvo acceso el Journal reflejan que gran parte del lugar sigue sin terminar.
Pese a lo anterior, Kim recibió en junio al ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov.
El representante del Kremlin voló directamente a Wonsan y se quedó en el mejor hotel de la zona.
Durante esa visita, ambos conversaron en el lujoso yate del líder supremo norcoreano, en donde este último se comprometió a “apoyar incondicionalmente” la invasión a gran escala de Rusia en Ucrania, la cual se ha desarrollado desde febrero de 2022 y para la que Pyongyang ha facilitado tropas en apoyo de las fuerzas rusas.
Lavrov, por su parte, declaró que Corea del Norte ha manifestado su interés en recibir a más visitantes rusos en Wonsan.
Cómo es el resort de lujo de Corea del Norte para visitantes rusos
Una de las personas que estuvo en el primer grupo de 13 turistas rusos que visitaron el complejo costero es Anastasia Samsonova, una mujer de 33 años proveniente de Moscú que se desempeña como especialista en recursos humanos.
En una entrevista con el citado periódico, afirmó que las playas destacan por tener arena blanca y aguas cristalinas, y que acceder a 10 minutos de wifi tenía un valor de 1,70 dólares, es decir, alrededor de 1.600 pesos chilenos si se hace la conversión bajo el cambio actual.
Samsonova dijo que la comida en el resort era abundante, pero que solo tenían tres opciones de bebida: agua, té o cerveza.
El viaje tuvo una duración de una semana y le costó aproximadamente 2.000 dólares, lo que se traduce en más de 1.900.000 pesos chilenos bajo el cambio actual.
La viajera rusa comentó que nunca antes había estado en Corea del Norte y que, en su reciente visita, pasó unos días en Pyongyang antes de llegar a Wonsan.
Cuando llegó al complejo costero, lo que más llamó la atención del grupo de turistas era que “toda la playa estaba vacía”.
“Parecíamos ser los únicos huéspedes en todo el resort”, contó Samsonova.

Según la rusa de 33 años, la ausencia de otros visitantes contribuyó a que el servicio del personal fuera altamente rápido y eficiente, hasta el punto en que “realmente nos sentimos como las personas más importantes del mundo”.
Cuando regresó a su país natal, llevó en su equipaje una estatuilla de recuerdo con forma de ojiva nuclear.
Para ir a Wonsan, los turistas rusos tuvieron que pagar a Corea del Norte unos 1.400 dólares, lo que se traduce en cerca de 1.350.000 pesos chilenos.
Adicionalmente, debieron transferir unos 35.000 rublos (unos 435 dólares, alrededor de 420.000 pesos chilenos) a una agencia de turismo rusa que se encargó de organizar el viaje.
Tales montos cubrieron las comidas, los vuelos y los desplazamientos en el país asiático. Sin embargo, no incluyeron los refrigerios, las actividades de ocio adicionales y otros gastos imprevistos.
Algunos de los asistentes afirmaron al Journal que la mayoría de los turistas rusos eran personas con amplios recursos económicos, mientras que también había varias parejas, incluida una que ya había visitado Corea del Norte con anterioridad.
Agregaron que, entre los visitantes, no había niños.
Los turistas rusos pasaron tres días en la capital norcoreana y luego tenían previsto tomar un vuelo en dirección a Wonsan. No obstante, según dijeron en entrevistas, se les informó que el viaje finalmente se haría en tren.
Las fuentes consultadas por el citado periódico atribuyeron ese cambio programático a asuntos relacionados con la visita de Lavrov a Corea del Norte.
El viaje en tren entre Pyongyang y Wonsan tuvo una duración aproximada de 10 horas, en las que recorrieron alrededor de 200 kilómetros.
Una de las turistas que fue parte del grupo, Daria Zubkova, dijo que durante ese trayecto pudo observar los pueblos y el paisaje rural del país asiático, que se ha enfrentado a múltiples sanciones internacionales a raíz de las acciones del régimen.
“Pudimos ver mucho desde la ventanilla del tren”, aseguró la mujer de 35 años, quien se desempeña como veterinaria y proviene de San Petersburgo.
Comentó que casi no le impusieron restricciones sobre lo que podía fotografiar o grabar mientras iba en el tren.
Una vez que llegaron a Wonsan, les dijeron que había playas separadas para locales y extranjeros. También les advirtieron que el parque acuático estaba prohibido para los visitantes.

Para comprar durante su visita, utilizaban pulseras de pago electrónico, las cuales debían recargar con dólares estadounidenses, euros o yuanes chinos.
Los visitantes rusos no podían recargar el dispositivo con rublos, la moneda de su país de origen.
Los turistas de ese primer grupo que fueron consultados por el Journal detallaron que una botella de cerveza tenía un valor de unos 60 centavos y que un masaje facial costaba alrededor de 15 dólares.
Quienes querían adquirir un recuerdo de mayor valor, tenían la opción de comprar una maqueta de plástico del misil balístico intercontinental Hwasong-17 de Corea del Norte, por unos 465 dólares (casi 450.000 pesos chilenos si se hace la conversión).
Zubkova relató que en una oportunidad le preguntó a una trabajadora cuál era el costo de arrendar una moto acuática y una todo terreno.
Dijo que la empleada no sabía cuánto cobrarle, por lo que le permitió usar los vehículos de manera gratuita.
Según la turista rusa: “Todo era nuevo. Y olía a nuevo”.

Pero también hubo otros elementos que llamaron la atención de los visitantes y que les generaron cierto grado de incomodidad.
Uno los turistas rusos que estuvo en ese viaje, Alexander Spevak, quien se desempeña como gerente de marketing, dijo que el personal de limpieza del hotel en el que se quedaron parecía no reconocer el cartel de “no molestar”, que usualmente se puede poner en la manija de la puerta de la habitación.
Aseguró que cuando subía la temperatura del hervidor de agua para ducharse, trabajadores del recinto entraron en más de una ocasión a su pieza para bajarlo al mínimo.
Spevak también afirmó que cuando Lavrov visitó el complejo, este se llenó de visitantes norcoreanos. Asumió que eran parte de la élite, ya que tenían teléfonos inteligentes y llevaban atuendos elegantes.
“La gente que vimos en el resort eran los primeros norcoreanos corpulentos que veíamos”, dijo al Journal.
Otro de los puntos que más llamó su atención fue que, en un momento, quedó en evidencia que su guía no sabía nadar, por lo que se aferró durante horas a uno de los visitantes rusos.
“Estaba muy asustada”, agregó Spevak.
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