Tendencias

La respuesta de Frei Montalva a la intervención de EEUU en República Dominicana en 1965

Meses después de llegar al poder con un discurso cercano a los planteamientos de la potencia norteamericana, el presidente chileno se opuso a su acción militar de 1965 en el país caribeño. “Pueden ganar una isla, pero perderán un continente”, advirtió. Un nuevo libro descifra las claves de aquel periodo.

La respuesta de Frei Montalva a la intervención de EEUU en República Dominicana en 1965

El 28 de abril de 1965, Estados Unidos inició una intervención militar en República Dominicana, bajo el argumento oficial de “salvaguardar las vidas norteamericanas” en Santo Domingo.

Unos días después, el 2 de mayo de ese año, el país norteamericano incrementó sus tropas. Esta vez, manifestaron, con el objetivo de impedir que los líderes revolucionarios locales consolidaran un gobierno comunista.

La intervención militar en República Dominicana fue la primera acción directa de Estados Unidos en América Latina tras la Revolución Cubana de 1959, mediante la cual el movimiento liderado por Fidel Castro se tomó el poder.

Para 1965, el mundo se encontraba en medio de la Guerra Fría y las tensiones entre Estados Unidos y la Unión Soviética se reflejaban en la polarización política mundial.

Qué podemos rescatar de la respuesta de Frei Montalva a la intervención de EEUU en República Dominicana en 1965. Foto: archivo.

En Chile, en septiembre de 1964, se realizaron las elecciones presidenciales que dieron como ganador a Eduardo Frei Montalva.

El representante del Partido Demócrata Cristiano (PDC) se impuso en los comicios frente al abanderado socialista Salvador Allende y el radical Julio Durán, con una mayoría del 55,7% de los votos. Según los informes de la Comisión Church, con ayuda financiera de Estados Unidos.

Durante la campaña que antecedió su llegada a La Moneda en noviembre de ese mismo año, Frei Montalva mantuvo una postura crítica con los planes comunistas, mientras planteaba una “asociación digna” en sintonía con Estados Unidos y sus aliados del mundo occidental.

Sin embargo, a meses de ocupar el sillón presidencial, se pronunció en contra de la intervención militar en República Dominicana.

El Doctor en Estudios Internacionales y Oficial del Ejército de Chile en retiro, Hugo Harvey, explica: “Los comicios atrajeron la atención de las grandes potencias, destacando el interés de Estados Unidos, que, a través de la Alianza para el Progreso (ALPRO), el Departamento de Estado y la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), destinó tres millones de dólares entre 1962 y 1964, para respaldar a partidos políticos chilenos anticomunistas y la candidatura de Frei Montalva”.

“Aunque el apoyo estadounidense no fue el único factor decisivo en su victoria electoral, jugó un papel importante para entender la política exterior del gobierno entrante y sus interacciones con la administración de Lyndon B. Johnson (el entonces presidente estadounidense)”.

Qué podemos rescatar de la respuesta de Frei Montalva a la intervención de EEUU en República Dominicana en 1965. Foto: archivo.

Harvey publicó un libro titulado “Pueden ganar una isla, pero perderán un continente”: El gobierno de Eduardo Frei Montalva ante la intervención de Estados Unidos en República Dominicana en 1965 (Ariadna Ediciones, 2025), el cual se originó desde su tesis doctoral que inició en 2009 y terminó en 2016, aunque continuó trabajando a lo largo de los años a medida que se revelaban nuevas informaciones.

A través de archivos inéditos, documentos desclasificados y entrevistas, su investigación reconstruye la respuesta de Chile ante la crisis dominicana y analiza “las tensiones entre pragmatismo y principios” en la administración del demócrata cristiano.

Sostiene que, “más que un episodio aislado, este caso refleja los límites de un país de rango medio en un sistema interamericano dominado por Estados Unidos”.

“La diplomacia chilena, atrapada entre presiones externas y equilibrios internos, inició un progresivo distanciamiento de Washington, con implicancias para su política exterior en los años siguientes”, plantea en el libro.

El autor cuenta a La Tercera que la cita que resalta en el título corresponde a una frase que el presidente Frei Montalva le manifestó al embajador de Estados Unidos en Chile, Ralph Dungan, cuando este y el embajador de Chile en Estados Unidos, Radomiro Tomic, quien se encontraba de visita en el país, fueron a visitarlo para informarle de la invasión estadounidense para intervenir en la guerra civil que se estaba desarrollando.

El mandatario, quien preparaba su primer mensaje presidencial que posteriormente sería emitido el 21 de mayo de 1965, advirtió a Washington: “Pueden ganar una isla, pero perderán un continente”.

En esta conversación, el también académico de la Universidad de las Américas aborda las claves de este periodo.

Qué podemos rescatar de la respuesta de Frei Montalva a la intervención de EEUU en República Dominicana en 1965. Foto: UDLA. jose de la Maza W.

¿Cómo podemos interpretar las palabras que el presidente Frei Montalva le dijo al embajador Dungan y que usted cita en el título del libro?

En cierta forma, quería expresarle que había una crítica profunda en términos estratégicos, políticos y morales. Y que la contención en América Latina no necesariamente tendría que ser militar.

Lo que sugirió Frei Montalva, es que la contención comunista tenía que ser a través de ideales democráticos, legitimidad, cooperación y respeto hacia los principios que también eran los fundacionales del Sistema Interamericano.

Además, debemos recordar que en esa época había palabras que no le gustaban a la población latinoamericana, como “CIA”, “Departamento de Estado” y “marines”, por mencionar algunos ejemplos.

Por lo tanto, todo esto iba redundar en que, si bien se conseguiría una victoria estratégica o varios triunfos tácticos, a mediano y largo plazo aumentaría la aversión hacia Estados Unidos y las críticas serían más profundas hacia las prácticas intervencionistas o imperialistas que desarrollaba hacia América Latina.

Qué podemos rescatar de la respuesta de Frei Montalva a la intervención de EEUU en República Dominicana en 1965. Foto: archivo.

¿Cómo describiría el escenario político mundial antes de que Estados Unidos iniciara su intervención en República Dominicana en abril de 1965?

Lo primero es comprender la Guerra Fría como una lucha de poder entre dos visiones distintas que promulgan un mundo absolutamente opuesto.

Ya desde las últimas conferencias de término de la Segunda Guerra Mundial, empezaron las diferencias entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Luego de lo conocido como el Telegrama Largo de Kennan, Estados Unidos comprendió que la única forma de contrarrestar la amenaza comunista era mediante su contención en todos los ámbitos.

Esto también incluye la batalla para llegar al espacio, la competencia en los Juegos Olímpicos y la influencia cultural a través de, por ejemplo, las películas, por mencionar algunos puntos.

Cuando recién terminó la Segunda Guerra Mundial, todos los esfuerzos de Estados Unidos estaban centrados en reconstruir Europa. América Latina permaneció en un segundo plano.

Incluso, hubo una reunión en donde se le pidió al secretario de Estado estadounidense, el general George Marshall, una ayuda como la del Plan Marshall, que se estaba desarrollando en Europa.

Sin embargo, Estados Unidos no tenía tanta capacidad económica y optó por centrarse en la reconstrucción de Europa, ya que la influencia comunista se veía lejana de América Latina. De esa forma, sugirieron que el desarrollo económico de la región debería abordarse con fondos privados.

Si bien en 1954 Estados Unidos ya había llevado a cabo una incursión armada encubierta en Guatemala —la operación PBSuccess, destinada a derrocar al presidente Jacobo Árbenz—, el escenario hemisférico cambió radicalmente tras la Revolución Cubana en 1959.

Qué podemos rescatar de la respuesta de Frei Montalva a la intervención de EEUU en República Dominicana en 1965. Foto: archivo.

En efecto, con el triunfo de la revolución castrista, la CIA y el Departamento de Estado estadounidense se abocaron a analizar en profundidad sus impactos en América Latina, concluyendo que el comunismo no arribaría desde Europa, sino que surgiría del descontento social.

Aquello despertó las alarmas en los tomadores de decisiones en Estados Unidos, lo que dio paso a la creación de planes de asistencia económica. Los primeros fueron impulsados por el entonces presidente Dwight Eisenhower, aunque se trató de iniciativas de alcance modesto.

Al inicio de la década de 1960, Washington enfrentó acontecimientos como la fallida invasión de Bahía de Cochinos en 1961, cuyo objetivo era derrocar a Fidel Castro, y la Crisis de los Misiles de 1962, cuando la Unión Soviética instaló en Cuba plataformas de lanzamiento nuclear dirigidas hacia Estados Unidos.

Todo este complejo escenario exacerbó profundamente las preocupaciones de Estados Unidos en torno al avance del comunismo. Es así como, cuando asumió el presidente John F. Kennedy en 1961, junto con aplicar su poder en Bahía de Cochinos, dispuso la creación de la ALPRO.

De dicho plan fueron excluidos los gobiernos autoritarios, en particular Cuba y República Dominicana, esta última bajo el régimen autoritario de Rafael Leónidas Trujillo.

La ALPRO fue más un concepto integrador que un programa claramente definido. No obstante, articuló diversas dimensiones de apoyo económico, diplomático, militar y político.

Sin embargo, tras la asunción de Lyndon B. Johnson en 1963, la orientación del programa cambió significativamente: el apoyo comenzó a condicionarse al respaldo político o a la adopción de determinados alineamientos en política exterior.

Qué podemos rescatar de la respuesta de Frei Montalva a la intervención de EEUU en República Dominicana en 1965. Foto: archivo.

¿Qué postura adoptó el gobierno de Frei Montalva en medio de este contexto de tensiones internacionales?

A partir de 1961, cuando Eduardo Frei Montalva y Radomiro Tomic ejercían como senadores, comenzaron a acercarse a los postulados de la ALPRO mediante su discurso, retórica, planes de trabajo y propuestas políticas.

Ello contribuyó a que, al planificar la Operación Track I para impedir el triunfo electoral de Salvador Allende en 1964, Estados Unidos eligiera a la Democracia Cristiana como vitrina de su alianza estratégica, dado que promovía el programa de una Revolución en Libertad”.

Aquí es donde se vuelve particularmente relevante el caso chileno. La “Revolución en Libertad” representaba una tercera vía, ajena tanto al capitalismo tradicional como al comunismo, orientada a impulsar transformaciones estructurales en el país.

Esta propuesta se articulaba con los postulados de una “asociación digna” con Estados Unidos, es decir, una cooperación activa sin someterse a un control excesivo por parte de Washington

De este modo, cuando Frei asumió la presidencia, comenzó una política exterior de carácter independiente. Un ejemplo significativo fue el restablecimiento de relaciones diplomáticas con la Unión Soviética y con diversos países del bloque socialista, como Polonia, Checoslovaquia, Hungría y Rumania.

Esta autonomía política se expresó de manera nítida en la condena a la intervención militar de Estados Unidos en República Dominicana.

Qué podemos rescatar de la respuesta de Frei Montalva a la intervención de EEUU en República Dominicana en 1965. Foto: archivo.

El libro reúne una serie de datos que detallan cómo cambió la asistencia de EEUU a Chile en los años fiscales entre 1962 y 1968, es decir, tres años antes y después de que la administración Frei condenara la intervención.

Las cifras muestran una reducción en el total de ayuda económica y militar de 1965 a 1966 (de 140,3 millones de dólares a 122 millones de dólares). Y luego, para 1967, se ve un aumento significativo, hasta llegar a 264,5 millones de dólares.

¿Cómo podemos interpretar estas variaciones?

Es preciso ser sumamente cauteloso al abordar este punto, ya que no es posible establecer una relación de causalidad comprobable entre la política exterior chilena y las eventuales modificaciones en los planes de ayuda estadounidense.

Asimismo, debe considerarse que los análisis previos se han basado exclusivamente en cifras agregadas, es decir, en los montos totales de ayuda económica y militar.

Entre 1965 y 1966, dichos totales no presentan variaciones significativas. No obstante, en 1967 se observa un incremento que supera el doble de los niveles anteriores.

Al examinar en detalle los archivos de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés), se advierte que el marcado incremento de la ayuda entre 1966 y 1967 no obedeció a donaciones, a asistencia militar —que se redujo a casi a la mitad—, ni a préstamos pagables en moneda extranjera o local.

En realidad, dicho aumento corresponde principalmente a préstamos dirigidos a las compañías cupríferas, con el fin de acelerar la producción, contribuir a la reducción de precios y así poder sostener de manera más eficiente el esfuerzo bélico en Vietnam.

Por ello, las cifras agregadas de los planes de asistencia no reflejan modificaciones significativas, lo que contribuyó a que se instalara en el imaginario colectivo la idea de que la postura adoptada por Chile en política exterior en 1965 no había tenido mayores repercusiones.

Si bien no es posible establecer una relación de causalidad verificable respecto de los cambios, existen cifras que llaman la atención y que permiten interpretar las variaciones en los planes de ayuda. Dichos números sugieren que Estados Unidos esperaba otra actitud de Chile, asumiendo una política pragmática hacia el proceso político chileno.

Al examinar las conversaciones del presidente Johnson con McGeorge Bundy, asesor de Seguridad Nacional, y con Thomas Mann, asesor para Asuntos Interamericanos, se observa el malestar que generó la falta de reciprocidad por parte de Chile durante la crisis dominicana, al convocar la X Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y su negativa a respaldar la conformación de la Fuerza Interamericana de Paz (FIP).

Como se señala en el libro, Thomas Mann recomendó transmitir a Frei Montalva que “la cooperación es un camino de dos vías”. A partir de entonces, comenzó a obstaculizar los planes de ayuda hacia Chile.

Existe otro antecedente relevante. Posiblemente como consecuencia de lo anterior, y pese a que la Democracia Cristiana había alineado su discurso con los ideales de la Alianza para el Progreso, presentándose como su “showcase”.

En 1967 el propio presidente Frei Montalva publicó un artículo titulado The Alliance That Lost Its Way —“La alianza que perdió su rumbo”—, en el que acusaba la desorientación del programa respecto de sus postulados originales.

Es una crítica sumamente directa a la ALPRO.

Asimismo, en entrevista personal, el exministro de Hacienda Sergio Molina señaló que, a partir de 1966, resultó sumamente difícil acceder a nuevos fondos de la Alianza para el Progreso, debido al incremento de las exigencias técnicas impuestas para su obtención.

Todo lo anterior sugiere que, en cierta medida, Chile pudo haber pagado algún costo por no haber respaldado a Estados Unidos en un momento en que este país presumía contar con su apoyo.

Qué podemos rescatar de la respuesta de Frei Montalva a la intervención de EEUU en República Dominicana en 1965. Foto: archivo.

¿Qué elementos principales podemos rescatar de cómo la administración Frei Montalva enfrentó la situación?

Si bien el gobierno de Eduardo Frei Montalva y la Democracia Cristiana sostuvo una política exterior independiente y respetuosa de los principios del Sistema Interamericano —negándose a seguir los intereses que respaldaban la intervención en República Dominicana—, para Estados Unidos el voto de Chile no era uno más: en ese contexto, era considerado el más relevante.

Chile enfrentó presiones en múltiples frentes.

El destacado diplomático estadounidense W. Averell Harriman viajó a Santiago en calidad de ambassador-at-large para solicitar personalmente el respaldo del presidente Frei.

En Washington, el embajador chileno Radomiro Tomic recibió presiones de tres altos funcionarios, entre ellos el secretario de Estado, Dean Rusk.

Simultáneamente, el representante de Chile ante la OEA, Alejandro Magnet, fue presionado tanto desde Santiago como por su contraparte estadounidense, el embajador Ellsworth Bunker.

En consecuencia, resulta fundamental comprender cómo se manifiestan las presiones diplomáticas y las posibles repercusiones de no alinearse con los intereses de Estados Unidos, así como comparar estas dinámicas con otras crisis similares, con el fin de anticipar su aparición y elaborar respuestas estratégicas que resguarden la autonomía de la política exterior sin exponer al país a riesgos innecesarios.

*Puedes encontrar el libro de Hugo Harvey haciendo clic en este enlace.

Lee también:

Más sobre:Estados UnidosEduardo Frei MontalvaChileGeopolíticaRepública DominicanaFrei MontalvaFreiRevolución CubanaGuerra FríaUnión SoviéticaLyndon B. JohnsonRadomiro TomicAlejandro MagnetALPROAlianza para el ProgresoOEAOrganización de los Estados AmericanosGuerraURSSPartido Demócrata CristianoDemocracia CristianaHugo HarveyRevolución en LibertadLibrosRalph DunganAmérica LatinaBahía de CochinosCrisis de los MisilesOperación Track IHistoriaMundoInternacionalLa Tercera

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

La cobertura más completa de las elecciones 🗳️

Plan digital $990/mes por 5 meses SUSCRÍBETE