Cartas al Director

Desafíos en La Araucanía

SEÑOR DIRECTOR:

La reciente elección presidencial dejó un dato político relevante que no puede ser ignorado. La candidatura de José Antonio Kast obtuvo respaldo en todas las regiones del país, pero fue en la Macrozona Sur donde ese apoyo alcanzó su mayor expresión. En comunas fuertemente afectadas por la violencia y el terrorismo, muchas de ellas con alta población de origen mapuche, la votación superó ampliamente el 70%, llegando en algunos casos a más del 75%.

Este resultado desmiente una tesis que ha dominado parte del debate público: la idea de que las demandas del pueblo mapuche estarían asociadas o representadas por grupos radicales o violentos. Al igual que en la primera Convención Constitucional, la evidencia electoral muestra lo contrario. La ciudadanía mapuche y no mapuche ha optado mayoritariamente por una alternativa que ofrece orden, seguridad y oportunidades de desarrollo, rechazando explícitamente la violencia como vía de acción política y la demanda de tierras como una de sus prioridades.

El primer gran desafío del nuevo gobierno será avanzar de manera decidida en la erradicación del terrorismo. No solo por el daño directo que provoca en vidas humanas y en la convivencia, sino porque impide la existencia de condiciones mínimas para el desarrollo normal de las actividades productivas y para la llegada de nuevas inversiones. En ese marco, resulta clave perfeccionar el Estado de Emergencia, fortalecer la labor de las policías y del Ministerio Público, y avanzar en la desarticulación efectiva de las organizaciones terroristas que aún operan en la zona.

Un segundo desafío es revisar y corregir la actual política indígena. Durante décadas se ha privilegiado una agenda centrada casi exclusivamente en la entrega de tierras, con altos costos fiscales y un impacto negativo en la capacidad productiva de la región, esta agenda ha contribuido a la violencia y a la pobreza de sus habitantes. Persistir en ese enfoque solo prolonga el conflicto y profundiza el estancamiento.

El próximo gobierno ha manifestado una voluntad distinta frente a los problemas del sur, poniendo el orden y la reactivación como condiciones básicas para el progreso. Con miras al 2030, existe la posibilidad real de que La Araucanía deje atrás el estancamiento y recupere crecimiento, empleo y convivencia. Esa expectativa requiere decisiones firmes y consistentes, pero también ofrece una oportunidad concreta de comenzar a cerrar una etapa que ha marcado negativamente a la región durante demasiado tiempo.

Patricio Santibáñez

Presidente de Multigremial de La Araucanía

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