SEÑOR DIRECTOR:

El fracaso de la licitación de seguros privados por parte de Fonasa, destinada a ofrecer cobertura complementaria a sus beneficiarios, ocurre en un ambiente cada vez más polarizado y sobreideologizado. Sin duda, este revés puede ser aprovechado para enarbolar argumentos panfletarios, como “el Estado no es capaz ni de hacer una buena licitación” o “el mercado solo busca un lucro desregulado”. Sin embargo, creemos que esta situación también es una oportunidad para hacer las cosas bien y, sin abandonar las ideas que subyacen a las distintas posiciones, lograr cumplir con lo establecido en la Constitución Política: “garantizar la ejecución de las acciones de salud, sea que se presten a través de instituciones públicas o privadas”. Estamos convencidos de que es el momento de apostar por el pragmatismo, el realismo y el mejor uso de los recursos disponibles, siempre limitados frente a necesidades infinitas y crecientes.

Tanto el mercado como el Estado han demostrado que malas regulaciones, falta de control e incentivos inadecuados, son campo fértil para la corrupción y la ineficiencia. Por ello, es urgente que comprendamos que, más que levantar las pancartas de lo público vs. lo privado, se debe revisar los términos de esa invitación, y esto pasa no solo por revisar los aranceles impuestos a la modalidad de cobertura complementaria, sino también los elementos que han terminado disuadiendo a todas las compañías aseguradoras, en especial el diseño que generaba una incertidumbre financiera absolutamente inconmensurable, que impedía una evaluación razonable de los riesgos que se podían asumir.

A pesar de los desafíos y dificultades que implica la cooperación público-privada, hoy en Chile ya estamos viendo su implementación, tanto en la reducción de brechas de médicos especialistas como en el déficit de infraestructura hospitalaria. Este es el camino razonable y recomendable: superar antagonismos atávicos y poner las necesidades de las personas al centro de los objetivos.

Fonasa tiene tres meses para efectuar un nuevo llamado, y en Chile existe capacidad técnica de sobra, desarrollo e investigación de alto nivel y experiencia en el diseño de buenas políticas públicas. Con el liderazgo del mundo político, la generosidad del sector privado y el compromiso del mundo académico, sin duda podremos abordar las necesarias y urgentes reformas que nuestro sistema de salud en crisis demanda.

Ernesto Vega, Decano Fac. de Medicina U. Finis Terrae

Sebastián Pavlovic, Académico Fac. de Medicina U. Finis Terrae