Kesha reaparece en la música con su disco más revelador

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En medio de la batalla legal contra su productor, la solista lanza hoy Rainbow, LP de tono feminista y empoderado.


Apareció hace más de una década, en pleno despegue de otras figuras contemporáneas como Katy Perry y Rihanna, pero apuntando a otro público y con un perfil diferenciador: el de la chica fiestera, de letras hedonistas y un signo de dólar en la "s" de su nombre artístico. Pero cuando la propuesta de Kesha comenzaba a hacerse un lugar en el atiborrado espacio de las estrellas pop, tras sacar su segundo disco (Warrior, 2012), se desató el infierno para la solista, nacida en Los Angeles en 1987 bajo el nombre de Kesha Rose Sebert. Esto, luego de la demanda que presentó contra el productor que la descubrió en la adolescencia y con el que trabajó durante toda su primera etapa, Dr. Luke, por "abusos físicos y sicológicos" y "discriminación laboral". Un proceso que entrampó la carrera de la cantautora y que de paso destapó las condiciones en las que se mueven muchas artistas "secuestradas" por sus productores o sellos.

Si bien el bullado capítulo legal sigue sin resolución -sumando hasta ahora más que nada derrotas judiciales para la solista-, Kesha decidió dar vuelta la página y seguir adelante. En ese escenario lanza hoy Rainbow, su tercer trabajo de estudio y el que marca el renacer artístico de la cantante, con un disco donde parece haber enterrado su anterior personaje para reaparecer más humana y vulnerable, admitiendo sus fallas con la frente en alto.

Así queda de manifiesto en canciones como Learn to let go, uno de los primeros adelantos del álbum, donde la solista reconoce haber sido "una víctima del pasado", de "un monstruo bajo mi cama que ponía malas ideas en mi cabeza", para luego aclarar que ya "exorcicé mis demonios" y "debo aprender a dejarlo ir". Una suerte de mantra que la artista repitió, según ha contado, durante todo el trance que vivió estos años.

Tal como hizo Lady Gaga con Joanne, y en sintonía con la próxima apuesta de Miley Cyrus, Kesha le imprime un sonido más desnudo y análogo a su nuevo material, como para enfatizar la autenticidad y transparencia de su mensaje. Así, los sintetizadores y el autotune dan paso a una mayor presencia de instrumentos de cuerdas y una voz más limpia, sin efectos, donde aún quedan vestigios de la reina de la fiesta: Woman, por ejemplo, es un himno feminista con guiños humorísticos, mientras que Bastards usa insultos y palabrotas contra hombres controladores y a mujeres controladas.

Con todo, ni siquiera con este álbum de emancipación la artista ha podido desligarse completamente de su "captor" musical. Según apuntaron diversos medios durante esta semana, Rainbow será publicado por Kemosabe Records, sello subsidiario de Sony Music creado por el propio Dr. Luke, quien si bien ya no está relacionado con la firma seguirá beneficiándose de acuerdos -y sus respectivas ganancias- firmados con anterioridad.

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