El legado de Carlos Cruz-Diez, maestro del arte cinético latinoamericano

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El artista venezolano murió el sábado a los 95 años en París, donde llevaba radicado desde los años 60. Sus estudios sobre la forma y el color influenciaron a artistas de todo el mundo.


Carlos Cruz-Diez fue un artista visionario e inagotable que como pocos tuvo un apoyo familiar en forma de fundación que expandió y mantuvo vivo su trabajo, el que nunca dejó de girar por el mundo. Por estas mismas fechas en 2018, el artista inauguraba el nuevo espacio de exposiciones de la casa de subastas londinense de Phillips con Luminous Reality que presentó obras históricas e inéditas que reflejaban lo que el artista mejor supo hacer: unir arte, ciencia y fenómenos lumínicos.

Ayer, la misma Fundación Carlos Cruz-Diez daba cuenta de su muerte, a los 95 años. "El maestro Carlos Cruz-Diez, uno de los máximos exponentes del arte cinético a nivel mundial, falleció en París, Francia este sábado 27 de julio, por causas naturales y rodeado de su familia", dice el texto publicado y difundido en las redes sociales de su fundación y su atelier.

"Fue un venezolano universal cuyas obras forman parte del paisaje urbanístico de muchas ciudades", dijo en Twitter Romain Nadal, embajador francés en Caracas. Mientras, el director de orquesta Gustavo Dudamel anotó: "Mi más que querido maestro: iluminaste senderos/ Descifraste arcanos / Y nos llenaste la vida con el color del amor y la felicidad. Honor y gloria eterna".

Estudioso del color

Nacido en Caracas el 17 de agosto de 1923, el artista fijó su centro de operaciones en París desde los años 60, cuando llegó allí interesado en investigar el arte cinético en la ciudad que fue cuna del movimiento en los años 30. Desde entonces, Cruz-Diez tuvo una trayectoria imparable de más de 70 años, en los que logró compilar ocho investigaciones sobre color, forma, espacio y tiempo que son hasta hoy influyentes a nivel mundial.

"Abandoné el muro por el espacio. No hago cuadros, hago situaciones, en las cuales las cosas están cambiando constantemente en el tiempo y en el espacio", dijo el propio artista en una entrevista a la BBC en 2015.

En Chile, en 2016, la Fundación CorpArtes recibió una de sus obras más reconocidas en el marco de la muestra colectiva Light Show: Chromosaturation, una instalación inmersiva estrenada en 1965, que estimula la percepción de la retina usando la interacción de tres salones saturados de color rojo, azul y verde para dar la sensación de un amplia gama de colores.

La obra de Carlos Cruz-Diez es parte de la colección de prestigiosas instituciones como el MoMa de Nueva York, la Tate Modern de Londres, el Musée d'Art Moderne de la Ville y Centre Pompidou en París y el Museum of Fine Arts de Houston, donde inauguró en este último su mayor retrospectiva: Carlos Cruz-Diez. Color en espacio y tiempo, en 2011. En Chile, dos de sus obras bidimensionales son parte de la colección del Museo de la Solidaridad.

En Venezuela el cinetismo tuvo importantes exponentes como Jesús Rafael Soto, Alejandro Otero y Juvenal Ravelo, pero fue con Cruz-Diez que se expandieron los límites del llamado "escapismo óptico". Para Ramón Castillo, director de la Facultad de Arte de la U. Diego Portales y estudioso de la obra de Matilde Pérez, pionera del cinetismo en Chile, Cruz-Diez "logró la utopía del arte cinético que fue llegar a cualquier espectador mas allá de cualquier cultura, género o edad". Y cuenta: "la última vez que se encontró Carlos Cruz-Diez con Matilde Pérez, fue en la exposición Lo (s) Cinéticos (s) comisariada por Osbel Suárez en el Museo Reina Sofía de Madrid. Fue interesante ver cómo se reconectaban. Precisamente en el año en que Cruz-Diez se instaló en la ciudad luz, Matilde trabajaba bajo las lecciones de Victor Vasarely, a quien tuvieron en común como amigo y maestro".

En 2005 se creó la Fundación Carlos Cruz-Diez con la activa participación de la familia del artista. Hoy promueve su trabajo a través de tres muestras que han itinerado por el mundo: Circunstancia y ambigüedad del color y Didáctica y dialéctica del color; exhibiciones pedagógicas que aúnan sus investigaciones y Cruz-Diez en blanco y negro que revela su desconocida faceta como fotógrafo. Antes de convertirse en "maestro cinético", el venezolano se ganó la vida como diseñador gráfico para periódicos locales. Hasta que a mediados de los 50 decidió visitar por primera vez París y Barcelona para perfeccionar sus estudios de color.

En esos años, en el contexto de la dictadura venezolana, el trabajo del venezolano fue criticado por evitar la agenda política: al artista le interesaban más los problemas formales del arte. "Intento evidenciar el color como una situación efímera, como una realidad autónoma en continua mutación", dijo una vez.

Un año después de radicarse en París, en 1961, hizo su aterrizaje la escena de arte europea cuando participó en Bewogen Bewegin, la primera gran exposición sobre arte cinético, en el Stedelijk Museum de Amsterdam. Luego vendrían sus primeras muestras en París (1964) y en Nueva York (1965).

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Chromosaturation de 1965 se expuso en Chile en 2016, en la Fundación CorpArtes.[/caption]

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