La revuelta según los Redonditos de Ricota: ahora tiro yo, porque me toca

redonditos
Redonditos de Ricota.

"Yo sé que no puedo darte algo más que un par de promesas/ tics de la revolución/ implacable rocanrol", cantaba el Indio Solari cuando (medianamente) humilde como es, se sorprendía por el impacto de su lírica en millones de argentinos. Ya sea en banderas, sesudos análisis o en la conversación cotidiana, frases suyas como: "Violencia es mentir", "Teatro antidisturbios" o "Todo preso es político", han radiografiado la sociedad trasandina de las últimas décadas. Acá algunas ideas posibles de considerar.


Con la conciencia que tiene de su importancia histórica, para Carlos "Indio" Solari debe ser un poco amargo que, al lado de su país, masivamente se lo asocie con un contagioso rock and roll de apología canina. Pero es así. Algo injusto con la interesante lírica de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, aunque bastante justo con los pies del oyente, el irresistible boogie de "Mi perro dinamita", ha sido la única canción con rotación radial en Chile de la banda.

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Y, claro, de ahí a formar parte del selecto grupo de Los Calzones Rotos, Los Ladrones Sueltos o La Mosca, como soundtrack de tiempos de dólar auspicioso y promesas democráticas, hay sólo un paso. Nada más alejado de lo que representa en Argentina, un grupo que desde la independencia logró combinar éxito comercial con un impacto social que, a dos décadas de su separación, no parece menguar.

La fundamental pregunta "¿Por qué si es su rocanrol?", es casi lo único que se ha escuchado de Los Redondos por esta tierra, pero qué diablos. Estiremos un poco la analogía y digamos, para efectos de este artículo, que el bueno de Dinamita, medio pariente debe ser de Matapacos. Mira que no mueve el rabo con docilidad, no da la patita y no piensen en pedirle que haga el muertito. Incluso aúlla este rocanrol, el maldito.

https://www.youtube.com/watch?v=8BEBEvaFTDc

Un mudo como vos, un ciego como yo

Surgidos en La Plata en 1976, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota fue la unión de 3 personajes con una idea genial, pero realmente extraña para la época: hacer una banda auto sustentada, con la menor cantidad de compromisos comerciales. O sea, un grupo indie, pero en tiempos que ello significaba morir de hambre, cuando no de invisibilidad o de una infalible mezcla entre ambos.

A esa faena se abocaron Carlos Solari, en voces y textos; Eduardo "Skay" Beilinson en guitarra y música; y Carmen Castro, "La Negra Poly", como manager o "ingeniera psíquica". En el medio también existieron bailarinas, la entrega al público de unos ravioles llamados "redonditos de ricota", gallinas y momias en escena (nada metafórico, todo literal) e incluso monologuistas, como un ex amigo de la banda llamado Enrique Symns.

Algún tiempo después desaparecerían gallinas, momias y el bacanal formado entre el público, para dar forma a la banda de rock and roll que se insertaría en el circuito de discotecas del Gran Buenos Aires a inicios de los 80s. Ahí se codearían con sus amigos de Sumo, con quienes compartirían actitud desprejuiciada, canciones ("Mejor no hablar de ciertas cosas") y el alejamiento de los omnipresentes próceres del rock argentino. Aunque luego hayan moderado las palabras, entre las huestes de Luca y el Indio, los nombres de Spinetta y García no eran motivo de veneración, precisamente.

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Pero donde en Sumo predominó el pragmatismo al firmar con una multinacional, en Los Redondos se mantuvo la mirada desconfiada respecto del negocio musical, los periodistas e, incluso, con sus mismos pares. "Tocar solos y de noche", era la consigna que impuso el siempre reacio Solari, junto con la ausencia de videos promocionales, fotografías publicitarias o actuaciones en televisión.

Ese cóctel para hundir en la depresión a un encargado de marketing, extrañamente funcionaría. De un modo gradual, a partir de Oktubre (Del Cielito, 1986), la convocatoria aumentaría gradualmente a un ritmo que no pareció tener fin en los siguientes 15 años en activo del grupo. Y en eso, además del efectivo trabajo de Skay Beilinson en la música, serían fundamentales las letras de Indio Solari, verdaderos himnos para una audiencia "desangelada", como diría el cantante.

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Adiós público moderno y periodistas enterados. Bienvenidos sean, entonces, una masa enorme de olvidados que transformaron en camisetas, tatuajes y habla cotidiana las frases de Solari. Y había bastante donde escoger: "Esta vez, por fin, la prisión te va a gustar", comenzaba su debut Gulp (Del Cielito, 1985), "Este film da una imagen exquisita, estos chicos son como bombas pequeñitas", decía el disco posterior y "Si esta cárcel sigue así, todo preso es político", confirmaba el tercero.

Aunque para radiografías sociales menos difusas, bien que se puede recurrir a "Nuestro amo juega al esclavo" (Mucha tropa riendo en las calles/ con sus muecas rotas cromadas/ y por las carreteras valladas/ escuchás caer tus lágrimas) o "Vencedores vencidos" (Se rompe loca mi anatomía/ con el humor de los sobrevivientes/ de un mudo con tu voz y un ciego como yo/ vencedores vencidos).

https://www.youtube.com/watch?v=dN40iL0Qy5c

Esto no prendió, Indio

El rostro siempre amable de Mercedes Sosa se endurece en una entrevista mientras comenta: "Tengo que decirles que no entiendo NADA de lo que cantan. Siento que tienen una cosa misteriosa (…) como una Logia, pero yo no comprendo nada…y yo conozco de poesía, eh. El día que se desarmen palabra por palabra las canciones, se va acabar el mito…pero yo no me quiero meter con la gente de Los Redonditos, porque son gente muy agresiva".

En su biografía-entrevista Recuerdos que mienten un poco (Sudamericana, 2019), Solari medio afirma y medio niega lo anterior: "Nunca quise transformarme en cantante de protesta. Porque se desmoronan fácilmente, tienen que ser panfletarios. Y el panfleto es fácil de contrarrestar con otro panfleto. En la poesía, en cambio, hay algo oculto. Yo hablo de las mismas cosas de todos, pero desde otro lugar. No hay ninguna barrera entre lo que yo pienso y lo que piensan ellos (su público).", le comenta al escritor Marcelo Figueras, para rematar peleando con la humildad: "Yo lo escribo bien, en todo caso. Pero ellos son los que lo recortan y lo levantan".

https://www.youtube.com/watch?v=NFIxXbGlEM4

Contrario a las palabras de la buena de Mercedes, lo de la Logia Redonda no tiene visos de acabar y goza de buena salud a casi 20 años del fin de la banda. Al uso cotidiano de las expresiones de Solari, se suman sesudos estudios en Universidades y más de una docena de libros, que han sido, eso sí, calificados por el cantante como "Leer la historia de The Beatles contada por Pete Best".

Uno de ellos, Fuimos reyes (Planeta, 2015) de Mariano del Mazo y Pablo Perantuono, reproducía el mail con el que el Indio rechazaba participar, donde decía: "Mi colaboración con Los Redondos estuvo restringida a bautizar a la banda, componer todas las melodías y letras de cada una de las canciones de la discografía (…) En otro momento, más adelante, trataré de brindar una mirada que complete el cuadro. Por ahora no voy a sumarme a la confusión de ningún libro más".

La referencia a la escasa importancia de su ex partner sólo confirmó la distancia irresoluble entre ambos luego del quiebre, motivado por lo que considera una apropiación indebida de material audiovisual de la banda. Un registro de alta tecnología de conciertos de Los Redondos que la pareja formada por el guitarrista y la manager se negaron a copiarle, sería para el vocalista el motivo para terminar con un proyecto que ya tenía visos de solista en los últimos discos.

https://culto.latercera.com/2017/03/14/fenomeno-los-solo-existen-argentina/

Bonachón y bajo perfil como es, Beilinson, una vez finiquitada la banda, decidió emprender una carrera solista, que lo tiene tocando de lo más feliz en festivales y aforos medianos, sin el peso de la masividad e inseguridad de las últimas actuaciones de Los Redondos. Hermético e intenso como es, el Indio ha sacado 5 exitosos discos y se ha presentado manteniendo la lógica de las "misas ricoteras" (pocas actuaciones al año, fuera de la capital y ante cientos de miles de personas movilizándose para ello), preservando como siempre para el final el "pogo más grande del mundo" a los sones de "Ji ji ji".

Todo ello hasta el último concierto en Olavarría en Marzo de 2017, frente a una audiencia estimada en más de 300.000, donde murieron dos personas. Ahí, en una actuación con luces encendidas por motivos de seguridad y con un Solari disperso por la alta tensión, extrañamente el epílogo no fue con "Ji ji ji", sino con "Mi perro dinamita", como desacralizando el encuentro final. Porque el Indio tiene Parkinson desde hace algunos años y luego de los incidentes prefirió abandonar los escenarios para siempre. Y mira qué cosas, terminaría siendo el can de la desobediencia civil el encargado de cerrar la cortina.

https://www.youtube.com/watch?v=5tHNjWdFRUU

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