Lucia Berlin: escenas de una vida literaria y brillante

Lucia-BelinWEB

"¿Es posible que todos fuésemos felices casa día que vivimos allí?", se pregunta ella en su libro de memorias Bienvenida a casa, recién lanzado vía Alfaguara. "Los cuatro lo recordamos así, en especial mi madre. Allí no bebía, llevaba ropa bonita", anota la escritora.


Tras volver de la Segunda Guerra Mundial, el padre de Lucia Berlin llevó a la familia a Patagonia, un pequeño poblado en Arizona. Se instalaron en una casa en las montañas, junto a la mina donde encontró empleo. Vivían rodeados de árboles bajo un cielo claro y que se cubría de estrellas durante la noche. Solían ver animales entre el bosque o cerca de casa. Venados, pájaros, incluso pumas. "¿Es posible que todos fuésemos felices casa día que vivimos allí?", se pregunta ella en su libro de memorias Bienvenida a casa. "Los cuatro lo recordamos así, en especial mi madre. Allí no bebía, llevaba ropa bonita", anota la escritora.

Aplaudida en forma unánime por su libro Manuel para mujeres de la limpieza, publicado de manera póstuma, Lucia Berlin es autora de una obra en la que se difuminan los bordes de la biografía y la ficción. Una obra breve, a menudo triste, perspicaz y salpicada de humor, atravesada de imágenes de poderosa belleza. Con elegancia e inteligencia narrativa, compone historias conmovedoras y con frecuencia, deslumbrantes.

Nacida en Alaska en 1936, Lucia Berlin murió en Marina del Rey, en 2004. Publicó tres libros en editoriales pequeñas, pero solo 11 años después de su muerte sus relatos fueron apreciados por los lectores y la crítica. Manual para mujeres de la limpieza fue un éxito de ventas y celebrado como uno de los mejores libros de 2015. A esa recopilación siguió Una noche en el paraíso (2018).

Con tres fracasos matrimoniales y cuatro hijos, vivió en numerosos sitios y escribió mientras lidiaba con la supervivencia. Trabajó de empleada, de profesora, de telefonista y recepcionista de hospital. Publicó relatos en algunas revistas, y privadamente mantenía un combate con el alcoholismo. "A pesar de los reveses, continuó escribiendo y pronto comenzó a publicar de nuevo", cuenta su hijo Jeff Berlin.

"Años más tarde, lo último que me dio para leer fue un borrador de Bienvenida a casa, una sucesión de recuerdos de los lugares donde se había sentido en casa", relata el hijo en la presentación del nuevo libro.

Integrado por una sección de memorias inconclusas y otra de cartas y fotografías, el volumen ilumina las narraciones marcadamente autobiográficas de Lucia Berlin. Es evidente que sus experiencias delinearon su imaginación literaria, de tal modo que muchas de sus vivencias, desde las más felices a las menos afortunadas, los contrastes con otras culturas, los personajes y episodios dramáticos, le proporcionaron valioso material literario. El libro funciona como una recopilación de escenas narrativas.

Bailes y terremotos

El Paso, en México; Santiago; Nueva York; Acapulco y California son algunos de los lugares que Lucia Berlin recuerda en el volumen, que abarca solo sus primeros 29 años.

Desde Patagonia, en Arizona, la familia se trasladó en 1949 a la calle Hernando de Aguirre, en Santiago. "Una casa de dos pisos y estilo inglés en una gran parcela esquinera. Tenía césped, un jardín, que lucía especialmente en primavera, con azaleas, glicinas e iris", recuerda. Lucia estudió en el Santiago College (traducido como Colegio Santiago) y se convirtió en la estrella de las fiestas adolescentes. "Yo era muy bonita, llevaba ropa preciosa y todas mis amigas eran igual de frívolas y consentidas", relata. Esquiaba en Portillo, jugaba tenis, iba a ver partidos de rugby o golf y en el verano viajaban a Viña del Mar. Incluso hacía de anfitriona de los encuentros sociales que organizaba su padre, mientras su mamá se encerraba en su habitación con una botella. "Ahora se quedaba en la cama casi todo el día", escribe.

En 1954 ingresó a la Universidad de Nuevo México. En una carta a una de sus amigas en Santiago, escribe: "Estoy orgullosa de mí misma, en serio... En la escuela de verano saqué dos sobresalientes. Me gusta la idea de hacer algo y trabajar por algo que me enorgullezca, ¿sabes? No habría ido con mi carácter chileno en Santiago, pero ahora pienso de otra manera".

El libro incorpora una lista elaborada por Lucia Berlin sobre los 18 sitios en que vivió y lo problemas que encontró en ellos. Allí se lee: "Santiago, Chile: Doncellas, día y noche. Terremotos. Dos inundaciones". Pero de acá se llevó también la lectura de Don Quijote y la conciencia del poder de la literatura: "Entendí en ese momento que los escritores eran capaces de lograr todo lo que se propusieran".

"Soy escritora"

Fan de The Rolling Stones y de las novelas de detectives, Lucia Berlin enfrentó experiencias eventualmente dramáticas desde la infancia: el alcoholismo de su madre (y luego el suyo), los abusos de su abuelo, una escoliosis que le perforó el pulmón, la adicción a la heroína de uno de sus esposos y la inestabilidad económica. Bienvenida a casa da testimonio de su batalla contra la desdicha, de sus deseos de construir un hogar, de sus momentos de alegría y de su mirada sensible y divertida, así como de su determinada vocación narrativa.

"Creo que soy escritora, no me considero una aficionada. Incluso creo que soy una buena escritora", escribe a su amigo, el poeta Edward Dorn, quien ya en los 90 la llevó a la Universidad de Colorado como escritora en residencia y profesora asistente. Vivió sus últimos años con su hijo Dan, en Los Angeles, donde murió en 2004, tras una vida intensa que convirtió en un puñado de relatos cargados de belleza.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.