Lollapalooza Día 2: festival desata el fervor con shows juveniles y sigue poniendo a prueba el Parque Bicentenario de Cerrillos

Foto: Natalia Espina / La Tercera

El viernes, en el final de la jornada debut, y también ayer, la cita vivió un complejo momento con el caos en las vías de salida. Los atochamientos generaron una situación incluso peligrosa. La obligatoriedad del uso de mascarilla también ha sido otro punto a mejorar: con el curso de la jornada, prácticamente muy pocos la llevan puesta. Pero en el saldo, el público recibió efusivo el segundo día del espectáculo.


Lollapalooza se olvidó del calor asfixiante en su segunda jornada del día de ayer. Luego que en el debut del viernes el sol golpeara despiadado -sobre todo en un nuevo recinto como el Parque Bicentenario de Cerrillos, con pocas áreas verdes y zonas de sombra-, ayer el clima más nublado y menos seco fue un mejor aliado para otra maratónica velada que esta vez tendría su cierre con la estadounidense Miley Cyrus.

Pero si el evento pudo apartar una presencia a momentos indeseada, existieron otras instancias que debió enfrentar como piedra en el zapato. En el cierre del día viernes, algunos de los puntos de salida se convirtieron en un caos total: estrechos y angostos, generaron atochamientos de varios minutos e hicieron lentísimo el tránsito para que muchos asistentes pudieran llegar al exterior, con el propósito de tomar el metro o la locomoción colectiva. De hecho, muchos de los presentes declararon que sencillamente no habían alcanzado a ingresar a la estación Cerrillos, las más cercana al sitio. Cuando llegaron, ya estaba cerrada.

Una situación similar se vivió ayer también por la noche. Los accesos por calle Las Américas colapsaron y salir del lugar tardaba al menos una hora. Muchos optaron por lanzarse por arriba de las rejas para poder apurar todo, contribuyendo con aún más peligro a una situación -el gentío apretujado y sin moverse- que ya de por si era difícil.

Imágenes de la salida por calle Las Américas en la segunda jornada de anoche.

Otro problema fue la alta presencia de comercio ambulante en los accesos, los que también obstaculizaban el tranco de los espectadores. “Fue un caos y claramente es un punto a mejorar, las puertas de salida son demasiado chicas en comparación a la cantidad de gente que viene”, reclamaba Gustavo Vallejos (35), quien abandonó el reducto pasada las 23.30 horas, cuando el espectáculo final del viernes, los norteamericanos Foo Fighters, ya habían finalizado. Santiago Arntz (17) expresa por su cuenta: “Las vías de salida fueron muy poco eficientes. Estaba muy encerrado todo. Muchísima gente”.

El ítem no sólo asoma como lección a mejorar para los propios organizadores de Lolla Chile. En noviembre, otra franquicia global se montará en el recinto, el festival Primavera Sound, también con un cartel diverso y numeroso, por lo que se presenta como la instancia inmediata para repensar las vías de escape.

Lollapalooza Chile 2022

¿Otro punto de Lollapalooza que asoma como tarea pendiente? Pese a que el uso de mascarillas se recalcó como obligatorio, con la marcha de la tarde -tanto el viernes como ayer- un porcentaje mayoritario de la audiencia ya se la había bajado o se la había quitado del rostro, justificándose en las altas temperaturas o en la sensación sofocante que arroja estar en la mitad de una multitud. No hay entes fiscalizadores en la cita ni tampoco recordatorios en pantallas, aunque sí señaléticas que recalcan una medida aún necesaria en días de pandemia.

Monserrat Álvarez (21), que ayer llegó a ver figuras locales como Pablo Chill-E y Cami, complementa: “Con el calor es insoportable estar todo el rato con mascarilla y para comer igual te la sacas. Las restricciones están, pero la gente no las respeta mucho”.

Diego Hernández, también fanático de los sonidos nacionales, se suma: “Yo en zonas abiertas intento respirar un poco porque es mucho el agotamiento que uno tiene en medio de la gente con la mascarilla, uno se ahoga. Va en el autocuidado más que nada”.

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Ayer los asistentes llegaron mucho más temprano que en la primera jornada y desde cerca del mediodía -momento de apertura de puertas- se vio un alto flujo transitando por el amplio espacio del parque; en su mayoría fanáticos de rango transversal, desde niños que vivieron el minuto más estelar del escenario Kidzapalooza -con un repleto espectáculo de Los Pulentos cerca de las 16 horas- hasta veinteañeros que siguieron repletando la tarima llamada Perry, consagrada al cancionero urbano, desbordando de fervor las presentaciones de los chilenos Ceaese -quien invitó al escenario a Polimá WestCoast, que un día antes tras su show se había descompensado y terminó en una ambulancia- y el propio Pablo Chill-E.

Lollapalooza Chile 2022

En otro traspié a considerar, hubo varios shows que sufrieron retrasos de cerca de 20 minutos, sobre todo en escenarios intermedios (Axe y Lotus), como el conjunto chileno mexicano Hoppo!, encabezado por el Café Tacvba Rubén Albarrán; o los clásicos del hardcore nacional, BBS Paranoicos. 24 horas antes se había vivido una situación similar con figuras protagónicas como Foo Fighters, quienes también aparecieron con retraso según lo que estipulaba la programación.

Pese a ello, gran parte de los presentes obviaron los detalles y se entregaron sin demasiadas complicaciones a varios de los recitales, como la sensibilidad pop de Javiera y los Imposibles, el acelerado punk pop de A Day to Remember, el hip hop de A$AP Rocky y el soul del cantautor californiano Tai Verdes, una de las gratas sorpresas de la tarde, quizás de esos nombres que no dice mucho en el lineup pero que termina alzándose como pleno descubrimiento.

Para Lollapalooza Chile, el Parque Bicentenario de Cerrillos sigue siendo un espacio que aún simboliza ensayo y error, y que deja tareas para una próxima versión. Hoy es el cierre de fiesta -en un cartel que promete con The Strokes, Doja Cat, Machine Gun Kelly y Marcianeke-, pero de seguro también el instante de analizar cómo se sigue mejorando y potenciando el futuro inmediato de uno de los festivales más relevantes del país.

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