El racismo: la verdadera amenaza fantasma de Star Wars

La actriz afroamericana Moses Ingram recibió cientos de ataques racistas, una vez que debutó en la serie de Obi-Wan Kenobi, como una formidable inquisidora deseosa de capturar al viejo maestro jedi. De inmediato hubo reacción de sus coestrellas y de la misma franquicia que condenó los ataques. Una situación que tiene un antecedente previo en los casos de John Boyega y Kelly Marie Tran, quienes solo fueron apoyados por compañeros de equipo.


Fue a través de un mensaje en su cuenta de Instagram, en que la actriz afroamericana Moses Ingram reveló los insultos y ataques racistas dirigidos a su persona. Todo, a partir de un suceso en particular; su participación en la serie Obi-Wan Kenobi, disponible en Disney+, en que tiene un papel fundamental.

En la ficción, Ingram interpreta a la Tercera Hermana, Reva Sevander. Una integrante de la Inquisición, el tétrico organismo del Imperio dedicado a cazar jedis y a todo aquel sensible a la fuerza. En particular, Reva está obsesionada con la idea de capturar al legendario maestro Kenobi por encargo directo de Darth Vader. Un rol estelar con alta presencia en pantalla, que a la actriz de 28 años le ha dado una visibilidad, que ha señalado, reconoce que es compleja de asimilar. “Se siente demasiado grande para comprenderlo”, le dijo a NME.

Junto con algunos de los mensajes racistas, la actriz compartió una reflexión. “Lo que me molesta es este sentimiento dentro de mí, que nadie me ha dicho, pero este sentimiento de que tengo que callarme y soportarlo, que tengo que sonreír y soportarlo. Y yo no estoy hecho así. Entonces, quería pasar y agradecer a las personas que me apoyaron en los comentarios y los lugares en los que no me pondré”.

Consciente de esa reacción, cuenta que tomó una decisión sobre la apariencia de su personaje. Eso explica las largas y llamativas trenzas que luce, como una guerrera despiadada. “Originalmente, el cabello de Reva estaba haciendo algo que mi cabello no hace”, dijo a NME. Agregó que pidió cambiar su peinado de modo tal que no tuviera que llevar peluca. “Sabía que iba a estar en una posición en la que muchos niños querrían ser Reva para Halloween. No quiero que tengan que ponerse una peluca porque yo me pongo una peluca. Quiero que puedan hacer lo que hace nuestro cabello”.

De inmediato la actriz recibió el respaldo de sus coestrellas. El mismo Ewan McGregor, protagonista y productor ejecutivo de la serie, condenó de forma enérgica los ataques. “Ella aporta mucho a la serie, aporta mucho a la franquicia. Y me repugnaba el estómago que esto hubiera estado sucediendo -señaló en un video publicado en las redes sociales oficiales de Star Wars-. Solo quiero decir, como actor principal de la serie, como productor ejecutivo de la serie, que apoyamos a Moses. Amamos a Moses. Y si le estás enviando mensajes de intimidación, en mi opinión no eres un fanático de Star Wars. No hay lugar para el racismo en este mundo. Y estoy totalmente de acuerdo con Moses”.

En la misma línea reaccionó Hayden Christensen, quien en la serie de seis episodios vuelve a interpretar a Darth Vader como ya lo hizo en las precuelas. “He escuchado un poco sobre eso y, obviamente, realmente me entristece. Creo en todo el mundo que representa Moses; no solo es una persona encantadora y un ser humano, sino una actriz increíblemente talentosa”, señaló en charla con el portal especializado ET Online.

Incluso la misma franquicia emitió una declaración en defensa de la actriz. “Hay más de 20 millones de especies inteligentes en la galaxia de Star Wars, no elijas ser racista”.

El despertar del racismo

Lo cierto es que para la franquicia Star Wars, la presentación de actores que no responden al estereotipo de sujeto blanco ha resultado complejo. No se realizó en la trilogía original (salvo en el caso de Billy Dee Williams como Lando Calrissian) y en las precuelas solo se introdujo a Samuel L. Jackson, un actor de destacada trayectoria, como el maestro jedi Mace Windu.

Pero desde entonces a la compañía le ha resultado difícil sortear la ira de sus fans racistas. Le ocurrió a John Boyega, actor británico de padres nigerianos, quien interpretó a Finn, uno de los personajes principales de las tres películas secuelas del universo de Star Wars. Cuenta que desde que apareció en El despertar de la fuerza (2015), recibió insultos y amenazas en sus cuentas personales. Eso lo hizo mirar su participación en la saga desde una perspectiva crítica. Derechamente, decidió enfrentar el problema.

“Nadie más en el elenco tenía gente que dijera que iban a boicotear la película porque [estaban en ella]. Nadie más recibió el alboroto y las amenazas de muerte enviadas a sus DM de Instagram y redes sociales, diciendo: ‘Oscurece esto y aquello y no deberías ser un Stormtrooper’. Nadie más tuvo esa experiencia. Pero, sin embargo, la gente se sorprende de que yo sea así. Esa es mi frustración”, le dijo a GQ Magazine. “Soy el único miembro del elenco que tuvo su propia experiencia única de esa franquicia basada en su raza”.

Boyega fue más allá. Participó en manifestaciones del Black Lives Matters, suscitadas a partir de la muerte del afroamericano George Floyd por parte de un policía. Incluso, en una marcha del movimiento en Hyde Park, se animó a dirigir unas palabras a la multitud. “Necesito que entiendan lo dolorosa que es esta mierda ¡Necesito que entiendas lo doloroso que es recordar todos los días que tu raza no significa nada! Ese ya no es el caso. Ese nunca más es el caso”.

Como Finn era uno de los personajes ejes de la historia, su participación se mantuvo en las tres películas. Pero no le ocurrió lo mismo a Kelly Marie Tran, la actriz estadounidense de padres vietnamitas que debutó en la saga con el rol de Rose en Los últimos Jedi (2017).

Tras su participación recibió cientos de comentarios racistas en sus redes sociales. El acoso fue tal, que en 2018 decidió borrar todas sus publicaciones de su cuenta de Instagram. En ese momento recibió apoyo de otros compañeros, como John Boyega o el mismo Mark Hammil.

Tiempo después explicó su decisión. “Lo que me interesa de trabajar en esta industria es que ciertas cosas se vuelven tan públicas, incluso si realmente no es tu intención que lo sean, [como] el sucesión de hechos en los que dejé internet por mi propia cordura”, dijo al respecto a The Hollywood Reporter. “Básicamente, era yo diciendo, ‘Oh, esto no es bueno para mi salud mental. Obviamente voy a dejar esto’”.

Lo que ocurrió fue que en la película siguiente, El ascenso de Skywalker, fue insólito: se decidió reducir su participación total a menos de dos minutos. Aunque se explicó que la decisión tenía que ver con que Rose tenía varias escenas con la fallecida Carrie Fisher, era difícil de comprender sin lo ocurrido con las reacciones hacia la actriz.

La decisión fue explicada así por el guionista Chris Terrio. “Una de las razones por las que Rose tiene algunas escenas menos de las que nos gustaría que tuviera, tiene que ver con la dificultad de usar las imágenes de Carrie [Fisher] de la manera que queríamos. Queríamos que Rose fuera el ancla en la base rebelde que estaba con Leia. Pensamos que no podíamos dejar a Leia en la base sin ninguno de los directores que amamos, así que Leia y Rose estaban trabajando juntas. A medida que evolucionó el proceso, algunas escenas que habíamos escrito con Rose y Leia resultaron no cumplir con el estándar de fotorrealismo que esperábamos. Lamentablemente, esas escenas quedaron fuera de la película. Lo último que estábamos haciendo era tratar de dejar de lado a Rose deliberadamente. Adoramos al personaje y adoramos a Kelly, tanto que la asociamos con nuestra persona favorita en esta galaxia, la general Leia”.

Probablemente, con los antecedentes de lo ocurrido con John Boyega y Kelly Marie Tran, explican la rápida reacción de la compañía frente al acoso sufrido por Moses Ingram. Como de alguna forma ensayando una respuesta tardía ante lo más oscuro del ser humano, que pese a los eventos, el merchandising, y su leyenda, aún tiene repercusiones en esa galaxia lejana, muy lejana.

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