
¿Cuándo y por qué realmente fue detenida? Los detalles inéditos del paso de Cecilia por la cárcel
El nuevo libro La canción que nunca calla, biografía de Cecilia la incomparable, de Yas Bau y Araceli Navarro, aborda uno de los episodios más dolorosos en la carrera de la célebre artista. Recurriendo a fuentes y documentación de la época, revela detalles poco conocidos de una situación sobre la que no existía mayor claridad.

Es uno de los episodios más oscuros de la vida de Cecilia, la incomparable. En abril de 1987, el mismo mes en que Juan Pablo II visitaba Chile, la artista permaneció detenida durante duros 26 días en el Centro de Orientación Femenino.
Aquella fue una historia que siempre acomplejó a la artista. La violencia y el maltrato permanecieron con ella hasta la muerte. Era un dolor que revelaba a cuentagotas. Así lo recuerdan quienes la acompañaron en sus últimos años. "Para ella era un tema súper complicado, súper doloroso", dijo Araceli Navarro a Culto.
Navarro junto a Yasmine Bau, su exmánager y confidente, acaban de publicar La canción que nunca calla, biografía de Cecilia la incomparable. Un libro que repasa en extenso la vida de la cantante y reconstruye, con fuentes y entrevistas, algunos aspectos de su historia.

Fue lo que hicieron con aquel paso por la prisión. “Recurrimos al 34 Juzgado del crimen, de ahí obtuvimos la autorización. Luego nos fuimos al Archivero Judicial y desarchivamos la causa. Me la estudié completa para saber qué fue lo que realmente ocurrió“, dice Navarro.
Todo sucedió como consecuencia de un entramado comercial. A mediados de los 80, Cecilia subsistía apenas cantando en parrilladas, discotecas y boites (el libro detalla que recurría al hit Sweet Dreams de Eurythmics como cortina para salir al escenario), y no tenía espacio en televisión.
Fue entonces que en julio de 1984 estableció una sociedad comercial con María Graciela Acosta San Martín, para explotar el local El Rincón de Cecilia en el Pueblito del Parque O’Higgins, “aportando el capital intangible compuesto por su nombre artístico de prestigio nacional e internacional; mientras que su socia aportaba la suma de trescientos mil pesos (de época) y un vehículo marca Fiat 127 del año 1977. Negocio que comenzó a funcionar para las Fiestas Patrias de ese año”, detalla el texto.
La sociedad y el restorán duraron poco tiempo en pie. Según el texto de Navarro y Bau, el 30 de octubre de de 1984, Cecilia presentó una denuncia por el delito de hurto, en el Décimo Juzgado del Crimen de Santiago. En su fuero interno, sospechaba del cajero y el bodeguero del local, autorizados por la socia.
“Esta señala que el día 29 de octubre, le habían sustraído 150 botellas de pisco y 15 licores finos desde la Bodega del restaurante a su nombre, por el que pagaba el inicio de actividades al Servicio de Impuestos Internos y gastos alusivos a su instalación y funcionamiento”, detalla el texto.
La historia tiene un giro apenas unos días después. “El 4 de diciembre de 1984 su socia acude hasta una comisaría de la Policía de Investigaciones para presentar una denuncia en contra de Cecilia por estafa y apropiación indebida. Asimismo, la acusa expresamente de ser «lesbiana»“, detalla el libro.

Acosta San Martín no se quedó ahí y el 29 de enero de 1985 presentó en el Décimo Juzgado del Crimen de Santiago una querella por estafa y hurto contra Cecilia.
“Se citará a Cecilia a la primera audiencia para poner a disposición del tribunal los libros de contabilidad del restaurante «El Rincón de Cecilia» y prestar declaración", sigue la biografía. “Sin embargo, no es posible notificarla, debido a que no es habida, pues mantenía una itinerancia debido a giras y presentaciones a lo largo del país. Es así como es declarada en rebeldía, quedando con cautelar de arraigo nacional por no comparecer, ni ser habida dentro del plazo legal”.
En 1986, Cecilia tuvo la oportunidad de concretar una gira internacional por Australia, para cantar a los chilenos residentes. Para salir del país, considerando el arraigo en su contra, tuvo que facilitar la documentación requerida por el tribunal y compareció a declarar, justificando así la inasistencia.
Hasta ahí, la cantante pensaba que había logrado zafar y que todo había quedado allí. Pero se equivocó. “El juzgado intenta notificarla de un nuevo requerimiento y otra vez no es habida, producto de su itinerante vida de giras y presentaciones, por lo que es declarada rebelde, y en marzo de 1987 se emite una orden de aprehensión en su contra”, asegura la biografía.
Era la palada definitiva. La justicia enviaba a Cecilia a la cárcel.

Y casi de casualidad, ocurrió el arresto. “Cecilia, desconociendo lo que se urdía, lo inquisitivo y secreto del antiguo Procedimiento Penal, sin una defensa presente en la tramitación de la causa, sumado a un evidente hostigamiento por haber sido denunciada por su orientación sexual, el 15 de abril de 1987 acude a la Comisaría de Santiago centro de la Policía de Investigaciones, pues alguien había facilitado un listado que contenía un número de teléfono donde ella se encontraba pernoctando y le pidieron que compareciera, pues un amigo muy querido había sido detenido y requería su presencia en dicho lugar -dice el libro-. Llegando al recinto, se le informa sobre una orden de aprehensión pendiente en su contra por el delito de estafa y la detienen. Cecilia, consternada, no entiende lo que ha ocurrido. La llevan a tomar declaración, lo que Cecilia denominará como un interrogatorio. Allí señaló ignorar el motivo por el cual se le detenía, indicando que anteriormente había prestado colaboración con la causa, pero que después si no la habían localizado fue porque estaba fuera del país, señalando que no tenía participación en ningún delito”.
Según detalló la misma cantante tiempo después, en ese interrogatorio fue vejada. “Me interrogaron, querían que inculpara a otra gente, no entendía nada. Sufrí burlas, me decían lesbiana como insulto y yo estaba impactada. Luego padecí vejámenes, ofensas y humillaciones, me recordaron que cantaba canciones de Violeta Parra y Víctor Jara. Les dije que yo era una artista y se rieron de mí. Les pedí que me dejaran ir al baño, pero no me dejaron, les dije que me iba a hacer, porque ya no aguantaba y me terminé orinando. Ahí se burlaron muchísimo más, me maltrataron y luego al día siguiente, me trasladaron al COF. Fue horrible", cita el mismo libro.
Cecilia fue ingresada el 16 de abril de 1987 al Centro de Orientación Femenino. La cantante, muy asustada, fue llevada al patio de “las famosas”, generando un revuelo al interior del recinto.
En esos días a la sombra, la artista recibió la mano solidaria de otras reclusas. “La atendieron, la ayudaron y cuidaron, cuando el dolor por lo padecido era mucho más profundo que el padecimiento físico. No podía dormir, lloraba y sufría mucho, por lo que le conseguían pastillas para descansar. Una de ellas era la reconocida «Chinoska», cuyo nombre era Clara Morales Oyarzún, quien estaba condenada por homicidio y a quien siempre Cecilia recordará con gran aprecio".
A fines de abril, la defensa de Cecilia presentó una solicitud de libertad bajo fianza, la que fue denegada. Así, se decidió la apelación ante la Corte de Apelaciones. Finalmente, el l 11 de mayo de 1987, se le conceden la libertad bajo fianza previo pago de $10.000 de la época.
“Después de 26 días de prisión, Cecilia recupera su libertad, abandonando el COF a eso de las 21:15 horas, en un automóvil blanco y en compañía de dos amigas quedando con la cautelar de firma semanal y fijando domicilio en el juzgado”, detalla el texto.
“Dos años más tarde, el 6 de febrero de 1989 y en segunda instancia tras haber apelado al fallo, es notificada de la condena de 541 días de presidio menor en su grado medio, más accesorias y costas por el delito de estafa. Pese a ello, no regresará a la cárcel y solo quedará con firma semanal desde el 9 de febrero de 1989 al 13 de junio de 1990. Más tarde se acoge a la Ley de indulto que rebajó la condena en 2 años. Es así como, con el tiempo de privación de libertad, firma semanal y el indulto, dio por cumplida en su totalidad la condena impuesta en 1989 y quedó sin antecedentes en el registro general de condenas”, agrega la biografía.
El paso por la cárcel marcó a Cecilia y plasmó su dolor en música. En esos 26 días a la sombra escribió dos canciones. Una es Jauría de mujeres, la que grabó junto a Mon Laferte para la serie Bravura Plateada. Cecilia la incomparable. La otra, era Marcapasos, la que circuló gracias al trabajo audiovisual de Germán Bobe. Un tributo al talento de una incomparable.

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