La nieve mortal: cómo la serie El Eternauta logró cubrir Buenos Aires de blanco
La tormenta de nieve tóxica es uno de los elementos centrales de la adaptación audiovisual de la novela gráfica de Héctor G. Oesterheld. Netflix y la productora K&S Films tuvieron que resolver cómo volver creíble que la capital luciera totalmente transformada. Culto estuvo en las grabaciones en 2023 y conversó con sus responsables.

Tres jóvenes disfrutan de la noche a bordo de una embarcación. Cuatro viejos amigos juegan a las cartas en la casa de uno de ellos. Cada uno disfruta a su modo del verano de Buenos Aires. Hasta que una nieve mortal cae sobre la capital de Argentina y mata a miles de personas y aisla a los sobrevivientes.
Como saben todos los conocedores de El Eternauta, la tormenta de nieve tóxica es parte inherente de la célebre novela gráfica escrita por Héctor G. Oesterheld e ilustrada por Francisco Solano López. Por tanto, cualquier adaptación audiovisual, en el formato que fuera, tendría que resolver ese dilema.

Netflix y la productora K&S Films acordaron que las grabaciones se desarrollarían íntegramente en Buenos Aires, la ciudad de origen del autor y donde se despliega la historia de ciencia ficción. ¿El problema? A diferencia de True detective: Tierra Nocturna (filmada en Islandia), la segunda temporada de The last of us (Vancouver, Canadá) u otras grandes producciones de los últimos años, el rodaje se realizaría en un lugar en el que no cae nieve con regularidad. De hecho, la última nevada en la urbe data del 9 de julio de 2007.
“No tienes una base de la cual agarrarte y acumular”, apunta Nicanor Enríquez, supervisor del equipo de efectos especiales (SFX). “Todos siempre en algún momento fueron a hacer nieve a un lugar donde había nieve o se acercaban hacia un lugar a hacer nieve. Nosotros era de cero, comenzar (a hacer) nieve de cero. Entonces no teníamos de dónde agarrarnos”.
En octubre de 2023, cuando el equipo ya ha superado las 100 jornadas de rodaje (y Culto es el único medio chileno de visita en las filmaciones), ya se han hallado y aplicado todas las soluciones a ese desafío.

Prácticamente no hay día en que el equipo liderado por el director Bruno Stagnaro no tenga que ocuparse de la nieve artificial. A veces se trata de escenas filmadas en exteriores y a veces se trata de escenas grabadas al interior de un estudio en el que se ocupa el software Unreal Engine, la misma tecnología de The Mandalorian. Cada secuencia tiene su propia particularidad.
“Como todos sabemos, la nieve de El Eternauta no es nieve de agua, sino que justamente es la primera etapa de una invasión alienígena”, explica Enríquez. “Entonces esa nieve no se comporta como se comportaría la nieve convencional, sino que tiene otra textura, tiene otro color, se mueve de diferente manera, no acumula de la misma manera que la nieve, no se transforma en agua, es volátil, se mueve. Y todo eso tuvimos que transmitirlo y traspasarlo a materiales concisos y prácticos”.
El supervisor del equipo de efectos especiales muestra los diferentes materiales que ocuparon para crear la nieve de la serie. El primero es sal entrefina, que utilizaron en la mayor parte del rodaje. “Lo que tiene de bueno es que tiene una textura muy parecida a la nieve, copia las huellas y las marcas de todo lo que esté tocándose y a la vez es fácil de resetear”, señala.
También emplearon celulosa, aunque “cuando lo sacas se nota que tiene una textura diferente”. Para las escenas registradas en el estudio, un espacio lleno de aparatos tecnológicos, optaron por la perlita, que “tiene el plus de que es una roca volcánica similar a la ceniza y es muy volátil”.

En tanto, para los momentos en que la caída de nieve tenía que verse en cámara recurrieron a dos elementos más: jabón especial para espuma y ecosnow, que crearon especialmente para la producción. “Cuando interactúa con elementos que uno ve que está en el movimiento, no se pega o no se marca y queda muy bien a la cámara justamente”, destaca.
En el estudio, donde una enorme pantalla proyecta fondos de manera realista, filmaron secuencias ambientadas en calles y lugares de difícil acceso. Pablo Accame, supervisor de Virtual Production junto a Ignacio Pol, afirma que “(podemos) estar todo el tiempo que queramos, en cualquier horario del día que queramos”.
Si allí podían trabajar bajo un régimen de mayor control, en los exteriores había otra clase de reto. Enríquez ejemplifica: en un espacio de entre 2 mil y 3 mil m2 tardaban entre seis y ocho horas en cubrirlo de blanco, y después debían demorarse el menor tiempo posible para dejarlo inmaculado.
“Al momento de cierre tenemos que, como toda producción, entregar el escenario tal cual nos lo dieron (...) Hay un equipo de limpieza enorme que se encarga de limpiar las escenografías (y demoran) entre cuatro y seis horas”, indica.

Todos los esfuerzos apuntan a lo mismo: lograr las condiciones necesarias para que los espectadores crean que Juan Salvo (Ricardo Darín) atraviesa un paisaje apocalíptico.
Enríquez, quien tiene un tatuaje de El Eternauta desde los 18 años, considera que el logro de la serie marca un antes y después para la producción argentina. “Somos pioneros. Somos como Juan Salvo saliendo por primera vez en el primer capítulo a un mundo desconocido”, concluye.
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