
Yoko Ono sin prejuicios ni caricaturas: el libro que la retrata más allá de los Beatles
"Yoko: A biography", del periodista David Sheff, narra pasajes desconocidos de la artista japonesa, desde los traumas que sufrió durante la Segunda Guerra Mundial a su obsesión con el esoterismo. También cuenta en profundidad su relación con John Lennon.

Yoko Ono tenía 11 años cuando Estados Unidos comenzó a bombardear Japón, en junio de 1944. La Segunda Guerra Mundial se transformó en una experiencia traumática: vivió como refugiada en Tokio junto a su madre y dos hermanos menores, escuchó a los pilotos kamikazes despedirse de sus familias a través de la radio y luego, cuando fue enviada al campo, mendigó comida, sufrió desnutrición y un intento de agresión sexual. Tras la guerra, un permanente dolor de oídos le provocó una depresión que casi termina en suicidio. A todo eso se sumaba una infancia compleja: sus padres le dieron todas las comodidades posibles, menos cariño.
Pero este evento conmovedor no sería el único que sufriría. El 8 de diciembre de 1980 observó cómo John Lennon, el amor de su vida, era muerto a tiros frente a la residencia de la pareja en el edificio Dakota en Nueva York. Aquella noche, que cambió para siempre su existencia, Yoko Ono fue trasladada en una patrulla al Hospital Roosevelt. Ahí fue conducida a una habitación privada en la zona de traumatología mientras los médicos intentaban -en vano- reanimar al ex beatle tras los cuatro balazos que recibió a quemarropa.
—Por favor dime que está bien —le suplicó a un médico.
—No puedo decírselo.
—No es verdad —gritó Yoko. Estás mintiendo. No puede ser. No te creo.
La verdad era ineludible: John Lennon había muerto. Ono lo asumió cuando una de las enfermeras le pasó el anillo de matrimonio del músico.
Esta y muchas otras revelaciones están incluidas en Yoko: A biography, del periodista David Sheff, publicada a fines de marzo en el hemisferio norte y ahora disponible en español. En palabras de The New York Times, se trata de un libro en el que, finalmente, Yoko no es demonizada ni caricaturizada exclusivamente como la causante de la ruptura de The Beatles: “La nueva biografía de David Sheff defiende de manera convincente a la viuda de John Lennon como una feminista, activista, artista de vanguardia y una figura de clase mundial”.

Poco antes de la muerte de Lennon, Sheff -de entonces 24 años- llevó a cabo una de las últimas entrevistas significativas de John y Yoko para la revista Playboy. Desde entonces mantuvo una relación cercana con la viuda del músico inglés, hoy de 92 años.
Fueron esas conversaciones las que utilizó para dar origen a esta obra de 384 páginas sobre la artista japonesa. Como toda biografía seria, Sheff también entrevistó a su círculo cercano, entre familiares, amigos, colaboradores y testigos clave. En todo ese proceso demoró cuatro años. Aunque el relato no mantiene un tono adulador, se trata de lo más cercano a una “biografía autorizada” entre los muchos libros que se han escrito sobre Ono, a juicio de The New York Times.

Para The Washington Post, Yoko “es la primera biografía significativa” sobre la artista, ya que ofrece una nueva perspectiva sobre sus nueve décadas de vida.
Eso sí, no todos están de acuerdo con esta premisa. Jonathan Jones, crítico de The Guardian, escribió: “Desafortunadamente, David Sheff opta por una hagiografía polémica, cabalgando como un caballero andante para atacar a los detractores cuya ‘flagrante misoginia y racismo’ Yoko ha sufrido (la llama Yoko en todo momento). Usa esta retórica a diestra y siniestra, pero es impreciso en los detalles. Cuando ella y Lennon se volvieron inseparables, afirma: ‘Comentarios racistas y sexistas vinieron de la prensa, los fans, el círculo de los Beatles y los demás Beatles’, pero la única prueba que aporta de que los propios Beatles eran ‘racistas y sexistas’ es la inocente declaración de Paul McCartney en 2021: ‘No nos entusiasmó demasiado porque era como: ‘¿Quién es? ¿Y por qué está sentada en mi amplificador?’”.
En todo caso, la biografía no es en lo absoluto un lavado de imagen, ya que expone tanto sus luces como sus sombras, sus aciertos y sus errores. “El principal reto fue abordar la desinformación sobre ella. Quería que la gente viera a Yoko con nuevos ojos (y la escuchara con nuevos oídos). Sin embargo, el prejuicio contra ella era rampante”, explica el propio Sheff a La Tercera.
Sheff -que accedió a Ono después de que esta lo sometiera a un examen astrológico y numerológico, dos creencias que la obsesionaron por décadas- tiene su propia teoría respecto de su rol en los Fab Four. “Finalmente, cada uno de los Beatles afirmó que Yoko no los disolvió. Los miembros de la banda estuvieron descontentos con los Beatles en diferentes momentos, pero fue John quien finalmente los disolvió. En el libro explico que, de hecho, Yoko pudo haber mantenido a los Beatles juntos más tiempo del que habrían permanecido unidos de otra manera, porque apoyó a John cuando este se desilusionó con la banda y quiso separarse”, cuenta a este diario.

Ono conoció a Lennon en noviembre de 1966, en la antesala del inicio de las grabaciones del Sgt. Pepper’s. La artista se encontraba dando los últimos retoques a una exposición en la Galería Indica de Londres, propiedad de un amigo de Paul McCartney, quien invitó a Lennon al evento. De acuerdo con el libro de Sheff, Ono comentó: “Había oído hablar de los Beatles. Y conocía el nombre de Ringo, y nadie me iba a creer, pero fue exactamente así. Ringo me impactó porque significa ‘manzana’ en japonés (así se titulaba una de sus obras, que consistía en la exposición de esa fruta)”.
A Lennon, no obstante, le pareció que la exposición era una “estafa”. Eso, hasta que subió a una escalera, tomó una lupa y se encontró con la palabra “sí” escrita en el techo. Ahí hizo clic con Yoko y no hubo vuelta atrás. Ono venía de una relación tortuosa con su segundo esposo, el cineasta Tony Cox, tras un primer matrimonio con el pianista japonés Toshi Ichiyanagi. Sheff desmiente que Ono se haya aferrado a Lennon para impulsar su carrera.
“Yoko era una artista vanguardista consolidada por derecho propio antes de conocer a John. En cierto modo, estar con John perjudicó su carrera independiente: durante años fue vista (y tratada) como la señora Lennon”, apunta.
“Pieza cortada”
Su relación con The Beatles, sin embargo, no es lo único en lo que profundiza esta biografía. En ese sentido, Sheff retrata a Ono como una artista vanguardista, impredecible y provocadora. Luego de la Segunda Guerra Mundial, Yoko dejó sus estudios de filosofía en la Universidad Gakushuin, en la ciudad japonesa de Toshima y se trasladó al barrio de Greenwich Village, en Nueva York. Su mayor referente sería el compositor y filósofo estadounidense John Cage.

Ya instalada en Nueva York, Ono se dedicó a montar exposiciones que dieron que hablar. Una de las más famosas fue “Pieza cortada”, de 1964. Esta consistía, según el curador Christophe Cherix, en invitar a los miembros de la audiencia a acercarse a la artista y cortar trozos de su ropa, mientras ella se arrodillaba en silencio en un escenario. En palabras de Ono, “cuando interpreto The Cut Piece entro en trance, así que no me asusto demasiado. Hay varios niveles de significado. Así que, por supuesto, les decía: ‘Oye, ¿sabes que les estás haciendo esto a las mujeres? Todas estamos involucradas’”.
Yoko Ono realizó muchas exposiciones como The Cut Piece. En 1971, por ejemplo, “debutó” en el MoMA al difundir una muestra no autorizada por el museo. La artista puso un letrero en el que se indicaba que había liberado moscas en los jardines del MoMA, por lo que invitaba al público a seguirlas. Los insectos, sin embargo, ya se habían dispersado.
Ese mismo año, John y Yoko dejaron Inglaterra para mudarse a Nueva York, con el objetivo de recuperar la custodia de Kyoko, la hija de ocho años que tuvo con Cox. Ono llevaba tiempo denunciando que su hija había sido secuestrada por su ex esposo, que se unió a una secta. De acuerdo con el libro de Sheff, Kyoko se puso en contacto con su madre 20 años más tarde, cuando cumplió 28 años y tuvo una hija. Una amiga cuenta en la biografía: “Cuando Kyoko regresó, Yoko estaba más completa desde que asesinaron a John”.
El fantasma de John
Según Geoff Edgers, de The Washington Post, “Sheff se muestra inflexible al describir algunos de los juicios cuestionables de Ono, en particular su dependencia de psíquicos y tarotistas antes y después de la muerte de Lennon en 1980. En un momento dado, somete al joven Sean, entonces un niño, a sus creencias, obligándolo a intentar comunicarse con el fantasma de su padre. Su enfoque maternal parece reflejar el de su propia madre. Deja en manos de otros -niñeras, amas de casa y Lennon, en vida- la mayor parte de la crianza”.
De todos modos, Yoko se desvivía por Sean, el único hijo que tuvo con Lennon. De hecho, la noche de la muerte de John y en medio del sufrimiento que comenzó a padecer tras ser informada de que su esposo había fallecido, le pidió al médico que retrasara el anuncio de la partida de Lennon, ya que temía que Sean estuviese despierto con el televisor encendido en el Dakota.

De acuerdo con la biografía de Sheff, “acompañada de (David) Geffen (empresario discográfico), Yoko salió del hospital. De vuelta en el Dakota, tomaron un ascensor de servicio que conducía al rellano del séptimo piso, frente a la cocina. Richard De Palma había estado trabajando hasta tarde cuando ocurrió el tiroteo y esperaba noticias. La empleada doméstica y la niñera de Sean también estaban ahí. Cuando Yoko entró, preguntó por Sean. Por suerte estaba dormido. Hablando aturdida, le pidió a De Palma que llamara a Julian; a Mimi, la tía de John; y a los demás Beatles para contarles lo sucedido. También le pidió a Geffen que hiciera las llamadas. Yoko estaba histérica. Quería estar sola y se retiró a su habitación”.
Según Sheff, “Yoko sufrió muchos traumas. Después del asesinato, al principio no podía mirar a su hijo a la cara. Eso cambió con el tiempo y se hicieron cercanos”.
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