
Un macetero en la cabeza, celos y una trampa: la rivalidad entre Arnold Schwarzenegger y Sylvester Stallone
Colosos del cine de acción, ambas estrellas protagonizaron una rivalidad en los primeros años ochenta. Un camino en que hubo conflicto, declaraciones cruzadas y hasta engaños. En el cumpleaños del hombre de Terminator, recordamos una de las enemistades más célebres del cine.

Ambos representaron el estereotipo del héroe de acción, con físico imponente y notables músculos. En plena era de Reagan, tanto Arnold Schwarzenegger y Sylvester Stallone, se enfrentaron en las taquillas y en los titulares de los medios.
Ambos, de alguna forma encarnaron el sueño americano; el primero, un austríaco que comenzó en el fisicoculturismo, lo que le granjeó una chance en Hollywood. El segundo, un hijo de inmigrantes que a punta de pequeños papeles fue labrándose una carrera, la que explotó con el éxito del drama deportivo Rocky (1976). Pero pronto colisionarían.
Según Stallone, la rivalidad partió en la premiación de los Globos de Oro de 1976. Él competía en Mejor Película, Mejor actor de drama y Mejor guión, por Rocky. Mientras, Schwarzenegger, postulaba en la categoría de Nueva estrella del año, por su rol en Stay Hungry.
Stallone partió muy mal la noche. Perdió en Mejor Guión y en Mejor Actor no le fue mejor, pues el galardón fue para Peter Finch por Network. Mientras rumiaba la derrota, vio a Schwarzenegger, riendo de forma burlesca. “Ahí lo vi a él como mmmm [rie]”, contó a Variety. Hirvió de rabia.

Pero su revancha llegó minutos después, cuando Rocky se impuso como Mejor película. Ahí decidió desquitarse con Arnold. “Logré agarrar una maceta de flores y la lancé en su dirección. Había lirios y tulipanes por todas partes. Ese fue el punto de partida de una batalla entre nosotros que duró diez años”, recordó Stallone.
Ya en los primeros años ochenta, se hizo inevitable el enfrentamiento. El año clave fue 1982, cuando ambos compitieron en las taquillas; Schwarzenegger, como protagonista en Conan el bárbaro, mientras que Stallone volvía al ring en Rocky III y debutaba con Primera Sangre, en la saga de Rambo.
Stallone impuso un estilo en que la actuación era lo de menos. “Dependías de tu cuerpo para contar la historia. El diálogo no era necesario. Vi que había una oportunidad, porque nadie más lo hacía... excepto otro austríaco, que no necesita decir mucho".
Así, ambos se volvieron los héroes de acción del momento. Por ello, eran comunes las pullas y provocaciones mutuas. Incluso se comenta que el formidable boxeador ruso Ivan Drago, al que Stallone enfrenta en Rocky IV (1985), se basó en Schwarzenegger.

Schwarzenegger, por su lado, recordó esos años de alta competencia entre los dos colosos de la acción. “Nos atacábamos”, le dijo el hombre de Terminator a People “Hacíamos cosas desagradables, decíamos cosas desagradables el uno del otro y todas esas estupideces”.
La rivalidad fue tal, que en un momento Schwarzenegger le tendió una trampa a Stallone. Fingió interés en el pésimo guión de ¡Alto! o mamá dispara (1992), solo para que su rival se apurara en tomar el protagónico de una de las peores películas de su carrera. Lo expuso a las pullas de los críticos.
Pero, como en un combate, ambos retadores necesitaron un respiro. Fue a comienzos de los 90′, cuando Arnold Schwarzenegger se sumó como inversionista a Planet Hollywood, una cadena de restaurantes inspirada en la capital del cine.
No era la única estrella, porque ya estaban Bruce Willis y Demi Moore. Pero faltaba una pieza más por encajar. Fue entonces que Schwarzenegger recibió una llamada de su abogado.

Resulta que en su cartera de clientes, el abogado también tenía a Stallone, y deseaba sumarlo al negocio. Así que le preguntó su opinión a Arnold, con el suficiente tacto, sabiendo la tensión entre ambos.
Según Schwarzenegger, aceptó de inmediato sumar a “Sly”. “Pensé que era una buena idea”, recordó años después. “Podría unirnos. Y yo lo deseaba. Para entonces, ya había superado mi locura”.
Fue así que comenzaron a aquietarse las aguas entre ambos colosos. La unión permitió empujar ese negocio conjunto e incluso años después se animaron a compartir pantalla en filmes como Plan de escape y la saga Los Indestructibles. Lo que no pudo el ego, lo logró el dinero.
Incluso, Stallone ha marcado sus respetos por Arnold. “Era superior. Tenía todas las respuestas. Tenía el cuerpo. Tenía la fuerza. Ese era su carácter... A mí me daban palizas constantemente, mientras que Arnold nunca se lastimaba mucho... Y yo le decía: ‘Arnold, podrías salir a luchar contra un dragón y volverías con una parche curita’”.
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