Los detalles del ambicioso Plan Nacional de Tutorías con el que el Mineduc busca ir en ayuda de los alumnos rezagados

Foto referencial.

La cartera espera llegar a 20.000 tutorías que se realizarán a través de convenios con instituciones de educación superior y atrayendo a distintos actores de la sociedad civil. El plazo para alcanzar dicha cifra es durante 2023, pero escalonadamente.


Fruto de la severa crisis educativa agravada por la pandemia, el Ministerio de Educación decidió abordar las dificultades por medio de su Plan de Reactivación Educativa, el que dividió en tres grandes ejes: asistencia y revinculación; convivencia y salud mental; y fortalecimiento de aprendizajes.

Cada uno de ellos tiene, a su vez, distintos programas y estrategias, y dentro de eje de los aprendizajes se encuentra el Programa de Tutorías (que de ahora en adelante se llamará Plan Nacional de Tutorías), del que hasta aquí poco se sabía, pero que este martes será lanzado y propuesto al país a través de campañas en televisión y medios de comunicación incluso regionales.

Pero ¿en qué consiste el programa? ¿De dónde saldrán las 20.000 personas? ¿Con qué instituciones se está coordinando Educación? ¿Hay incentivos monetarios involucrados? ¿Por qué las tutorías no empezaron junto con el año escolar? ¿Cómo se fijó el número necesario?

Nos propusimos 20.000 tutores y tutoras por un equilibro basado en dos principios: ambición y responsabilidad. Es un número alto”, dice al respecto Joaquín Walker, director ejecutivo del Plan de Reactivación Educativa. La meta, en todo caso, fue fijada con anterioridad a algunos diagnósticos que las escuelas están realizando en torno a dónde se encuentran sus alumnos y, por ende, saber cuántos de ellos están descendidos y necesitados de estos acompañamientos.

Con todo, Walker explica que la ecuación ‘primero fijar número y luego ver dónde se está’ se dio porque, bajo su lectura, “las metas permiten movilizar, en este caso a ministerio, actores y ciudadanía”. Y suma: “Esto es por etapas y no podemos decirle a la escuela ‘tienes que trabajar en el bienestar socioemocional, aplicar el Diagnóstico Integral de Aprendizajes (DIA) y coordinar las tutorías’”. Actualmente los establecimientos están cerrando la etapa de diagnóstico del DIA y el secretario ejecutivo señala que son estos resultados los que ayudarán a priorizar y dar inicio a esta nueva etapa de intervención más especializada. “Además, es importante cuidar los tiempos de las propias comunidades educativas, evitando una sobrecarga y generando mecanismos de apoyo sostenibles”, complementa.

Las tutorías

La cartera que encabeza Marco Antonio Ávila apuntó hacia dos tipos de tutores: quienes están estudiando carreras ligadas a la educación y las tutorías comunitarias, como las han denominado.

Para las primeras, el ministerio ha conversado con prácticamente todo el ecosistema de educación superior. “Hasta la fecha se han cerrado acuerdos de tutorías con 30 facultades de Educación del país. A ellas se sumarán algunos Centros de Formación Técnica e Institutos Profesionales”, señala Walker. Entre las casas de estudio actuales en acuerdo, a las que el abogado dice saber se sumarán más, incluye a las universidades de Tarapacá, Arturo Prat, Católica del Norte, de Antofagasta, de Atacama, Central, Católica de Valparaíso, de Playa Ancha, Católica, Bernardo O’Higgins, Católica Silva Henríquez, Academia de Humanismo Cristiano, de Chile, de Las Américas, de Santiago, del Desarrollo, Diego Portales, Finis Terrae, Mayor, Santo Tomás, de O’Higgins, Católica del Maule, de Talca, del Bío Bío, de Concepción, Autónoma, Católica de Temuco, Austral, San Sebastián y de Magallanes.

La idea es una suerte de convenio para que todas las casas de estudio que se sumen adapten sus prácticas pedagógicas a un modelo definido por la cartera para que los alumnos más descendidos puedan tener un acompañamiento personalizado. “Hemos pedido que haya un marco y hemos encontrado una gran disposición de esos actores a sumarse a esta adaptación de prácticas para que calcen con un modelo personalizado que se adapte a la tutoría”, expone Walker. Estas se adecuarán a las horas de práctica inicial, intermedia o profesional que cada programa tiene planificado para sus estudiantes.

A mayor ahondamiento, estas estarán exclusivamente enfocadas en trabajar el desarrollo de las habilidades de lectura y escritura con estudiantes de segundo a cuarto básico, aunque también se involucrará a otras disciplinas y apuntarán, entre otras cosas, a mejorar el cuidado de la salud mental, la promoción de una buena convivencia y el fortalecimiento del vínculo con la escuela.

Para la otra tutoría, la comunitaria, el Mineduc también buscará algunas alianzas con instituciones de educación superior, pero, sobre todo, con distintas instancias de la sociedad civil. Estarán, de hecho, lideradas por fundaciones que cuentan con experiencia en la implementación de tutorías online y cuyos modelos de enseñanza de lectura han demostrado ser efectivos. Estas colaboraciones se darán a través de alianzas y también de un fondo concursable de Innova Fosis.

Las tutorías online se desarrollarán en formato uno a uno, mientras que las presenciales pueden contar con grupos pequeños que van de uno a cinco estudiantes. En ese sentido, un tutor podría tener más de un tutorado, un grupo de tutorados, o tener más de un ciclo de tutorías.

Para ser parte de ellas -durarán entre seis y 16 sesiones según se acuerde entre la fundación y el establecimiento educacional- habrá requisitos mínimos elementales como ser mayor de edad, tener escolaridad completa, no poseer antecedentes penales con fines especiales y estar habilitado para poder trabajar con niños, niñas y jóvenes. Y quienes postulen pasarán por un proceso de selección, de formación y de acompañamiento desde el ministerio.

Lo que se le exija a un tutor va a depender de cada tipo de tutoría. Y es que incluso dentro de las comunitarias habrá algunos modelos con ciertas distinciones propias y diferencias entre ellas. Con todo, el foco estará puesto no solo en la mejora del aprendizaje específico, sino también en la personalización del apoyo, lo que en un contexto de mayor exclusión social -esperan en la cartera- derive en una sensación de acompañamiento y motivación.

El plazo para alcanzar las 20.000 tutorías es durante 2023, pero escalonadamente. Es decir, nunca habrá simultáneamente 20.000 tutores. “Tendremos grupos que irán trabajando gradualmente en periodos de tiempo”, detalla Walker.

¿A quién van apuntadas?

“Las tutorías son un apoyo a la docencia. Es un refuerzo adicional en un contexto extraordinario del país, no reemplazan la labor docente. Todo esto se hace en coordinación con la escuela: es el establecimiento es el que elige cuáles son sus estudiantes priorizados, para eso es clave que los profesores identifiquen a sus alumnos a partir del DIA. El rol de la escuela es muy importante”, asevera Walker.

En todo caso, la meta de Educación es tener presencia en todas las regiones de Chile. Eso es, de hecho, parte de los criterios que usarán para definir a quiénes llegar, aunque las necesidades, analizan, efectivamente están presenten en todos los rincones del país. “Podemos asegurar que en todas las regiones de Chile tendremos tutorías. Otros círculos más acotados es complejo asegurarlo”, señala la autoridad educativa, quien en todo caso aclara que el plan se definirá por establecimiento y no por comuna.

Otros de los criterios apuntan a los resultados del DIA en lectura, etapa de cierre en la que se encuentran los establecimientos; la vulnerabilidad de los recintos educativos y que los mismos hayan sido categorizados cuatro veces como ‘insuficientes’.

¿Y qué pasa si un tutor se aburre?

El nivel de compromiso es otro de los elementos que formarán parte del proceso de selección de los tutores, sobre todo los comunitarios. Quienes decidan participar recibirán una certificación que los acreditará como miembros de la Red Nacional de Tutores para la Reactivación Educativa. Pero, además, en el Mineduc dicen que se beneficiarán de la formación que recibirán a través de la Ruta Formativa.

De todas formas, en el ministerio han analizado que si es que tienen casos de deserciones a mitad de camino se buscará un reemplazo entre los tutores que estén a la espera de que una tutoría les sea asignada.

Sin entrar en detalles, desde el Mineduc dicen además que este programa sí tiene costos asociados, principalmente por la campaña comunicacional -el monto final aún no está determinado- y no por pagos a los tutores. En tal sentido, Walker asegura que como cartera más apelarán a la épica y cruzada nacional. “Chile se une para momentos complejos. Hemos visto ese despliegue de voluntarios. Esta es una oportunidad para este despliegue y convocatoria amplia. Es parte del espíritu también de este Plan de Reactivación Educativa”.

Si al programa le va bien, en las entrañas del Ministerio de Educación apelan a que esto permita, tal como se da en otros países como Colombia, ir instalando a las tutorías como una política permanente y en ascenso.

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