Educación

José Antonio Guzmán, rector de la U. de los Andes: “No hay financiamiento adecuado para la excelencia de las universidades”

El abogado de la U. Católica -especializado en educación superior en las universidades de Harvard y Pensilvania- afirma que para seguir desarrollando en Chile un proyecto educativo de excelencia y calidad “necesitamos el apoyo del sector privado, de la familia y de la industria”.

José Antonio Guzmán, rector Universidad de los Andes. Foto: Pedro Rodríguez / La Tercera. PEDRO RODRIGUEZ

Desde que ingresó en 1991 a la Universidad de los Andes como profesor de la carrera de Derecho, el rector José Antonio Guzmán Cruzat (58) tiene un cable a tierra: nunca ha dejado el aula y el contacto con las nuevas generaciones de la universidad ubicada en San Carlos de Apoquindo, en lo alto de Santiago, cuya fundación estuvo inspirada en la figura de Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei.

El abogado de la Universidad Católica de Chile, que lleva en el cargo desde 2014, debe ser uno de los pocos juristas altamente especializados en educación superior, gracias a un máster en la materia que cursó en la Universidad de Harvard y un doctorado en la Universidad de Pensilvania, en Estados Unidos, donde conoció los secretos de las mejores universidades norteamericanas para aplicar un modelo similar en el país.

De esos años, Guzmán recuerda: “Nosotros estábamos comenzando, dando los primeros pasos y nos parecía muy interesante el modelo americano, y quisimos tratar de entender cómo funcionaba por dentro una universidad americana de excelencia”.

La Universidad de los Andes ha ganado mucho prestigio y se ubica dentro de las instituciones de élite. ¿Qué caracteriza y dónde está la impronta de la institución que encabeza?

Yo diría que es una universidad de excelencia, más que de élite, que es una palabra que tiene una connotación negativa; y nosotros nos esforzamos porque la universidad esté abierta a todo el mundo.

Tenemos un programa de becas muy bueno para que cualquiera que quiera estudiar con nosotros no se quede fuera por problemas de plata. Pero sí nos gusta ser una universidad de excelencia que apunta a investigación de primer nivel, en distintos ámbitos; que atrae buenos estudiantes; que tiene nuevos proyectos; y que quiere incidir en la sociedad siendo un actor que realmente pese en la discusión nacional.

Sin lugar a dudas, la excelencia debería estar dentro de los objetivos fundamentales de toda universidad. ¿El sistema universitario chileno está tendiendo hacia la excelencia?

Hay una cierta esquizofrenia, en el sentido de que todo el sistema de aseguramiento de la calidad, que ya lleva muchos años, ha ido empujando en esa dirección de la excelencia, y lo ha hecho bien. Uno puede tener sus más, sus menos, hay cosas discutibles, pero en general ha contribuido mucho a que las universidades vayan en la ruta de la excelencia.

Ahora, por otra parte, no hay financiamiento adecuado para la excelencia. Entonces, el Estado es esquizofrénico porque, por una parte, pide excelencia a través de la ciencia de calidad, y por otra parte, restringe los recursos que son necesarios para esa excelencia.

En términos generales, el sistema universitario chileno ha ido en una ruta de excelencia muy clara, y hay muy buenas universidades, si uno lo compara con lo que era la universidad chilena hace 15, 20 años, me parece que indudablemente hemos mejorado mucho como sistema.

Hay universidades a las que el Estado le entrega más recursos que a otras. ¿Qué opina sobre esa distribución?

En términos generales, el Estado es relativamente equitativo, salvo el tema del aporte fiscal directo, que se entrega con criterio histórico a las universidades que existían antes de 1980 -las que surgimos después no lo recibimos-, y ese es un aspecto que me parece discutible. Por otro lado, es positivo que todos los fondos de investigación sean concursables y abiertos a cualquier institución.

Lo mismo pasa con el crédito con aval del Estado, que es una forma de financiamiento del sistema universitario equitativo. Y después hay fondos de mejoramiento institucional que también están abiertos. Es un sistema justo, que tiene otros defectos, pero no veo una arbitrariedad estructural en el sistema.

Yo creo que el problema básico es que Chile quiere tener unas universidades de gran calidad, pero el erario nacional no da para eso, si el objetivo es financiar esas universidades con fondos públicos. Por eso ha habido históricamente una gran contribución de parte del sector privado al financiamiento de las universidades, cuestión que era muy positiva hace unos años, y hoy día ha tomado una connotación negativa, como si fuera algo malo.

A mí me parece una pena porque, para poder tener una universidad de excelencia y de calidad, necesitamos el apoyo del sector privado, de la familia y de la industria.

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