El Deportivo

El insospechado escenario que mantiene a Jorge Almirón en la banca de Colo Colo

Blanco y Negro aún no logra el acuerdo para desvincular al entrenador, quien ha seguido trabajando con miras al choque ante Unión Española. Los tiempos se acortan peligrosamente.

Jorge Almirón, en el partido entre Huachipato y Colo Colo (Foto: Photosport) MARCO VASQUEZ/PHOTOSPORT

Han pasado casi tres días desde la reunión de directorio que terminó en la autorización para que la administración de Blanco y Negro iniciara las gestiones para la desvinculación de Jorge Almirón y el técnico de Colo Colo sigue en su puesto. Ha dirigido todas las prácticas y parece enfocado en la preparación del partido frente a Unión Española, aunque, de reojo, seguramente está al tanto de las gestiones para acordar el finiquito de la relación contractual con los albos.

Lo de Almirón no es mera rebeldía o convicción de que tiene las condiciones y el método para revertir el oscuro panorama de los albos, que se quedaron sin competencias internacionales, fueron eliminados de la Copa Chile y marchan duodécimos en la Liga de Primera. O es un poco de eso mezclado con un factor crucial: las primeras propuestas para su salida, del orden del millón de dólares, son apenas un tercio de lo que tendría que recibir por un contrato que rige hasta fines de 2026.

El insospechado escenario que mantiene a Jorge Almirón en la banca de Colo Colo

Almirón no piensa moverse. Lo ha dejado de manifiesto suficientemente. En principio, de sus pretensiones, lo que ya sabe su representante, Pablo del Río, quien ha protagonizado las negociaciones. Tampoco de su convicción de que es capaz de salir de este pozo oscuro. En el último propósito, cuenta con un respaldo que puede no ser determinante, pero resulta decisivo: los cuatro votos que el bloque Vial le entregó a su permanencia. Y otro más: el contundente informe del director deportivo Daniel Morón. El histórico arquero de Colo Colo 91 recomendó, con números en la mano y la consideración de la conveniencia del respeto a los procesos, que el exentrenador de Boca siga en la banca del equipo popular.

Concretamente, por cierto, Almirón tampoco puede moverse: técnicamente, su relación laboral con los albos no ha sufrido ningún cambio formal. No ha sido despedido, porque el eufemismo que utilizó Aníbal Mosa no tiene validez legal. Por esa razón es que, incluso en conocimiento de la voluntad directiva, no ha dejado de cumplir sus obligaciones.

Almirón, en el partido entre Limache y Colo Colo (Foto: Photosport) ANDRES PINA/PHOTOSPORT

Quedarse a la fuerza

Quedarse a la fuerza empieza a asomar, perfectamente, como un escenario posible. Blanco y Negro no está en condiciones de acercarse a los US$ 3 millones que dejarían al entrenador sin margen para discusión alguna. En principio, porque no los tiene. Y luego, porque hacerlo contravendría la disposición que se adoptó en la mencionada reunión de los máximos accionistas y los representantes del Club Social y Deportivo Colo Colo.

Puestos en esa situación, a los albos no les quedaría más que resignarse a aceptar la continuidad del técnico argentino. La relación, evidentemente forzada, quedaría fracturada. Sin embargo, el límite se correría hasta el término de la primera rueda. En ese caso, ya no quedaría margen para interpretaciones.

En Pedreros persiste una tenue luz de esperanza: que la calidad de los futbolistas que integran el plantel (los del año pasado y los que llegaron a ser considerados como el mejor mercado que había concretado el club en varios períodos) aparezca de una buena vez.

En el plantel, al menos, sacan la voz para comprometerse con esa mejoría. "Cada uno sabrá lo que debe corregir como sujeto y en lo grupal, por la institución, por el lugar donde estamos. Somos privilegiados y solo queda sacarlo adelante trabajando, no hay otra receta”, sentenció Javier Correa en la conferencia de prensa en la que compareció este jueves.

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