
El jugador que más prometía y no brilló: desglose del complejo Mundial Sub 20 de Juan Francisco Rossel
El delantero de Universidad Católica llegó al certamen planetario como la principal carta ofensiva de Nicolás Córdova, sin embargo, no respondió con las expectativas que había en su figura como capitán.

Cuatro partidos, un gol y una mochila pesada. Así terminó Juan Francisco Rossel su participación en el Mundial Sub 20 en Chile. Titular indiscutido para Nicolás Córdova, el delantero formado en Universidad Católica jugó los 90 minutos ante Nueva Zelanda, Japón, Egipto y México. Era el capitán, la carta ofensiva más importante de la Roja. Pero su torneo, marcado por la frustración y la autocrítica, terminó siendo una de las mayores decepciones del certamen.
El ariete llegó con credenciales que lo avalaban: había sido el máximo anotador chileno en el Sudamericano, un delantero con técnica, potencia y personalidad. En la UC lo describen como un futbolista maduro para su edad, con una disciplina ejemplar. También una fuerte mentalidad, influenciada por su admiración a Kobe Bryant. Sin embargo, nada de eso bastó en el torneo que debía confirmar su proyección. Contra Japón, en el segundo duelo de la fase de grupos, falló varias ocasiones claras. Al término del partido, se mostró golpeado.
“Gran parte del resultado pasa por mí también. Erré hartas chances de gol, la verdad”, reconoció con crudeza en conversación. “Estoy muy frustrado. Le pido disculpas a la gente. Al equipo, gracias por apoyarme”, dijo.
El delantero intentó no perder la esperanza. En la previa del duelo siguiente, ante Egipto, aseguró que “el delantero pasa por momentos. En la Selección trabajamos con psicólogos, con coaches. Estoy bien protegido. Tengo que sacarme esto, con tranquilidad. Es parte del fútbol. Estoy seguro de que con Egipto lo voy a arreglar”. Pero la historia no cambió demasiado. Chile apenas clasificó a octavos de final por tener menos tarjetas amarillas que los africanos.

Un líder entre las críticas
Más allá de su opaco rendimiento, Rossel siguió asumiendo la capitanía. En la derrota final ante México, que significó la eliminación en Valparaíso, defendió al cuerpo técnico de Nicolás Córdova, duramente cuestionado por el planteamiento y los resultados. “Te digo la verdad, no sabíamos lo que se estaba hablando. Solo sabemos lo que trabajamos en el equipo y nos desconectamos de afuera. No nos afectó la crítica al entrenador”, señaló.
“Fueron positivos estos dos años de trabajo. El profe trabaja muy bien y por eso está en la adulta. No tengo dudas de que se va a notar lo que ellos plantean muy pronto. Vamos por buen camino y obviamente no fue el resultado que queríamos, pero seguiremos trabajando”, agregó.
Aun así, no escondió su dolor. “Siento tristeza y frustración. El resultado con México está adulterado, porque los primeros 20 minutos merecíamos algo más. Los sometimos, los teníamos metidos en el arco y ellos llegaron una vez, patean y es gol. Es chocante, es frustrante también, pero nos debemos sacar esto rápido”, reflexionó el atacante cruzado.
Entre la autocrítica y la búsqueda
Su lectura final fue tan honesta como sintomática. “En la fase inicial nos faltó el gol. Lo dije antes, me faltó tener un poco más de calma y tomar mejores decisiones. Atrás nos faltó concentración. Fueron detalles, jugadas puntuales donde nos convirtieron”.
El diagnóstico del propio Rossel resume la paradoja de su torneo: un futbolista de talento, pero atascado en la ejecución. Su despliegue, entrega y liderazgo no se tradujeron en efectividad. Hace apenas un año, Rossel hablaba desde otro lugar. Era considerado una de las mayores promesas salidas de la cantera cruzada. Tiago Nunes lo había destacado públicamente y él soñaba con consolidarse en el primer equipo, jugar la Copa Libertadores y dar el salto a Europa.
“Debo ganarme un puesto en la UC. Me falta un montón. Debo agarrar regularidad, marcar goles, ser protagonista del equipo. El día que logre eso se me van a abrir otras puertas al extranjero”, decía entonces a El Deportivo.
La historia parecía encaminarse a eso. Pero en el Mundial nada fluyó. Su rol como referente ofensivo quedó en deuda y su rendimiento generó más preguntas que certezas sobre su desarrollo. En San Carlos de Apoquindo lo siguen considerando un proyecto relevante. Tiene contrato hasta diciembre de 2026. Rossel, de padre chileno y madre ecuatoriana, eligió representar a Chile pese a los acercamientos de la federación del Guayas. Hoy, tras un torneo que le dejó cicatrices, deberá reconstruirse.
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