En 1985, Robert Francis Prevost llegó a Perú para trabajar en la misión de Chulucanas, siendo vicario parroquial de la Catedral. Ahora, 40 años después de aquella pasada, el estadounidense fue electo como el 267º Papa de la Iglesia Católica, adoptando el nombre de León XIV.

En su período en Latinoamérica, el sacerdote descubrió una afición por el deporte que lo acompañó por mucho tiempo.

Sus pasos por el país vecino fueron intermitentes, pero generó un vínculo inquebrantable. En 1988, fue enviado a la misión de Trujillo. Esa segunda pasada se extendió por décadas. En 2014, el Papa Francisco lo nombró obispo titular de Sufar y administrador apostólico de Chiclayo. Meses más tarde obtuvo la nacionalidad peruana.

Este jueves, cuando salió a hablar con los fieles al balcón de la basílica de San Pedro, tuvo algunas palabras en español. “A mi queridísima diócesis del Perú, donde un pueblo fiel acompañó a su obispo para compartir con él su fe, y que tanto ha hecho por ser una Iglesia fiel”, señaló. Entre 2018 y 2023 fue vicepresidente de la Conferencia Episcopal Peruana. También lideró la Comisión de Educación y Cultura y fue miembro del consejo económico y miembro de la dirección de Caritas Perú.

Su afición por el deporte

Cuando Francisco lo ordenó como cardenal, el 30 de septiembre de 2023, el norteamericano reconoció que en sus años en Perú desarrolló un creciente entusiasmo por el tenis y lamentaba que ahora no tendría espacio para seguir practicando aquella disciplina, producto de sus nuevas labores.

“Me considero un tenista aficionado. Desde que dejé Perú tuve pocas ocasiones de practicar, así que estoy deseando volver a las canchas. Aunque mi nuevo trabajo no me ha dejado mucho tiempo libre para ello hasta ahora”, señaló el actual sumo pontífice en una entrevista al sitio oficial de la Orden de San Agustín.

En esa ocasión, el estadounidense reveló otros hobbies. “Me gusta mucho leer, dar largos paseos, viajar, conocer sitios nuevos y disfrutar del campo en un entorno diferente. Disfruto relajándome con amigos y conociendo a gente tan variopinta de cuyos dones aprendo y aprecio sobremanera”, remarcaba.

“Como agustino, tener una comunidad rica, que se construya sobre esa capacidad de compartir lo que nos acontece con los demás, de estar abierto al otro, ha sido uno de los grandes regalos que me han sido dados en esta vida. Descubrir el don que es la amistad nos remite al mismo Jesús. Tener la capacidad de desarrollar amistades auténticas en la vida es hermoso. Y creo que ese es uno de los dones, la amistad, más maravillosos que Dios nos ha dado”, añadía.

Desde la Federación Peruana de Fútbol reaccionaron a la elección del Papa. “𝗟𝗮 𝗳𝗲 𝘁𝗶𝗲𝗻𝗲 𝗻𝘂𝗲𝘃𝗼 𝗰𝗮𝗽𝗶𝘁𝗮́𝗻 𝘆 𝗰𝗼𝗻 𝗻𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱 𝗽𝗲𝗿𝘂𝗮𝗻𝗮. Un momento histórico que une a millones de personas. Desde la FPF, celebramos con orgullo este nuevo capítulo de paz y esperanza”, señalaron.

Al igual que su antecesor, León XIV no tiene problemas en exhibir su adhesión por el deporte. Conocido era el fanatismo de Francisco (Jorge Mario Bergoglio) por el fútbol y específicamente por San Lorenzo de Almagro, club del cual se declaraba hincha. Claro que el fallecido Papa no se remitía solo al balompié. En algunas oportunidad reconoció ser un jugador bastante limitado en su juventud, por lo que optó por practicar básquetbol, una disciplina que, según indicaba, se le daba con mayor facilidad.