Arturo Vidal lleva una década en Europa acostumbrado a tener un rol protagónico en encuentros como el Tottenham-Barça. Hoy el panorama es distinto. Recién llegado al club, la realidad competitiva lo tiene luchando por sumar minutos sin afianzarse en la titularidad.

En las últimas semanas, el chileno ha tenido la opción en dos encuentros. En ambos su equipo no mostró la mejor imagen y el volante fue sustituido sin haber hecho un mal partido, pero tampoco brilló ni marcó diferencias. No la tiene fácil. Sus opciones de jugar desde el primer minuto pasan por disputarle un lugar en el mediocampo a fijos como Busquet, Rakitic y Coutinho en un 4-3-3, dibujo predilecto de Valverde. De no mediar lesiones o suspensiones, las chances de asegurar camiseta de titular son bajas.

Sin embargo, la puerta se puede abrir en el ataque, lugar que hoy es de Dembelé. El francés ha tenido un buen inicio de temporada y ha convencido al técnico, quien, al utilizarlo de extremo, ubica a Coutinho en la zona de volantes, restándole chances a Vidal. Si Dembelé baja su nivel, es probable que Valverde suba al brasileño y ahí Vidal podría entrar en el 4-3-3 tradicional.

La otra opción es que cambie el dibujo en los cotejos de mayor calibre por un 4-4-2 sin Dembelé arriba y con otro medio en la oncena. En esa opción, las posibilidades de titularidad crecen.

Independiente de las decisiones que tome Valverde, está claro que Vidal tendrá que tener paciencia, seguir trabajando y asumir que llegó a una plantilla estelar sin un lugar asegurado. Con 31 años, dos operaciones en la rodilla y cuatro meses de inactividad en la última etapa en el Bayern, no le queda más que entender el momento e intentar revertirlo.