Luis Fernando Suárez: "Las chances de Chile están intactas"

El técnico colombiano que llevó al Mundial a Ecuador (2006) y Honduras (2014), analiza para El Deportivo las Eliminatorias Sudamericanas y el próximo rival de La Roja.



No es un secreto para nadie que las Eliminatoria sudamericanas son el camino más intrincado para llegar a un Mundial. Luis Fernando Suárez (Medellín, 1959) lo sabe bien, porque clasificó a Ecuador a Alemania 2006, y avanzó a octavos de final. Luego, hizo lo propio con Honduras en la zona de Concacaf para llevarla a Brasil 2014. Hoy en día, el técnico de 57 años ha vuelto a la cancha tras un año sabático para sentarse en el banquillo colombiano de La Equidad, en lo que significa el regreso a su país, tras casi 10 años de estancia laboral en el exterior.

¿Qué le ha hecho regresar a su país para dirigir a un equipo pequeño como La Equidad?

Estuve más de un año sin estar en la cancha y ya me hacía falta. La Equidad es un equipo serio y me atrajo la propuesta. Pero, aunque uno no esté dirigiendo, siempre estudia, busca aprender cosas nuevas para aplicarlas. Últimamente, me ha interesado mucho la parte mental. Estuve en Argentina haciendo un curso de neurociencias aplicadas al fútbol. Al final, el jugador es una persona que juega fútbol. Entonces hay que buscar la forma de que esa persona sea mucho mejor; y si es mucho mejor, será mejor futbolista.

¿Cuánto puede influir un técnico desde afuera?

Lo importante es potenciar a los jugadores. Ahí está la clave del entrenador: saber sacarle más al jugador de lo que puede dar. Hay que detectar las virtudes y ponerlas al servicio del equipo. Para ser campeón se necesitan grandes jugadores, y luego uno sí potenciar ese talento. Lo triste sería al revés: tener grandes jugadores y aun así no poder salir campeón.

¿Cuánto influye eso mental en el rendimiento de los jugadores?

Tan importante como lo técnico, táctico o físico del juego. El grupo se debe sentir a gusto. Que se vean y se sientan compañeros. Como entrenador, uno tiene que generar mucha credibilidad. Convencer en la parte táctica de qué y cómo hacerlo. Hacerle entender que la palabra es convicción y no obligación de hacer las cosas. Hacer entender y no imponer. Y lo primero es fijar un objetivo y que todos peleen por ello y crean que es lograble. Siempre lo he hecho así: en selecciones, es ir al Mundial. A veces, las derrotas te unen más. La cohesión del grupo, al margen de vicisitudes y pérdidas, y el convencimiento, es lo más importante.

Creer en ir al Mundial… y usted lo llevó a los hechos.

Con Ecuador fue una muy buena experiencia. Hicimos algunos cambios y el equipo funcionó muy bien, el grupo estaba comprometido. Y el Mundial fue producto de eso. Llegamos sin mirar a nadie por encima del hombro, pero sin miedo. Lo importante es que el grupo estaba convencido. Desde entonces, Ecuador empezó a ser visto de otra manera y los jugadores empezaron a salir a mostrarse en el exterior. Tiene jugadores fuertes, altos, y empezaron a tener esa capacidad para aprender rápidamente la parte táctica.

Se desinfló en Eliminatorias.

Obviamente algo tuvo que haber pasado ahí adentro. Un equipo que empieza con 12 puntos en cuatro partidos… pensaba que iban a galopar, a clasificar fácilmente. Uno como entrenador de selecciones debe estar muy atento a qué peligros ocurren cada año. Son ciclos de cuatro años. En tres años de clasificación uno tiene jugadores en situaciones diferentes, equipos diferentes… Entonces, cada año requiere cambios o mejoras. Toca ser consciente de que, por ejemplo, jugar en marzo y en octubre es muy distinto. Y luego, el técnico debe ser muy respetuoso y cuidadoso con los conceptos que emite sobre sus jugadores.

¿Conoce al nuevo seleccionador de Ecuador, Jorge Célico?

Estuvo mucho tiempo en la Universidad Católica, que por lo general estaba en segunda división, y luego lo ascendió. Ahora estaba en las divisiones inferiores de la Federación. Es un técnico trabajador, en el club tuvo buen resultado.

¿Cómo ve a Chile?

Antes de Paraguay y Bolivia, lo veía y parecía clasificado, pero llegaron esas derrotas y todo cambió. En esas dos fechas no hubo un buen partido. Los jugadores venían de Europa, de pretemporada, y llegaron amarrados. El más inteligente fue Colombia, que no ganó, pero tampoco perdió, y el gran ganador fue Perú… pero sigo pensando que las chances de Chile para clasificar al Mundial están intactas. Chile tiene jugadores para demostrar, otra vez, que está para grandes cosas. Se complicaron solos, pero tienen con qué salir de esa complicación.

¿Qué jugadores chilenos le llenan los ojos?

Chile tiene gran equipo, desde el arquero. Vidal me parece extraordinario, no sólo en la parte futbolística, sino en lo que representa por carisma y liderazgo. En un equipo se necesita gente así, que cargue con el peso específico hasta de las cosas negativas, que sepa afrontarlas y salir adelante.

¿Cómo se maneja la indisciplina dentro de una selección?

Eso va mucho no en obligar, sino en convencer. El régimen de disciplina uno lo escribe, lo pone, pero lo importante es que los jugadores sean conscientes de que cada vez que van a una concentración son más mirados que cualquiera y que se abstengan de algunas cositas. No cuidarse es un error porque luego el cuerpo te cobra. Y, sobre todo, entender que se está jugando por el país.

¿Cómo ve a Colombia?

Independientemente de jugar bien o mal, Pekerman ha sacado resultados. Y no soy resultadista, pero en estas Eliminatorias hay que ganar. Colombia tiene con qué hacerlo y Pekerman ha sabido acomodar todo eso. Sabe elegir los jugadores y qué momentos hay para manejar la situación.

¿Cuál es la diferencia entre dirigir una selección y un equipo?

El seleccionador es un estratega; en el club se pueden trabajar más cosas en el día a día. En una selección, uno se imagina la estrategia y a partir de ahí elige a los jugadores. Al final, son dos entrenamientos y ya toca jugar. Con excepciones, como la Copa América o la Copa Oro, en las que se hacen ciclos de concentraciones. La mayoría de veces es elegir y decidir en poco tiempo. En los clubes, se conoce más al jugador, se tiene mucho más tiempo de trabajo.

¿Por qué admira a Bielsa?

Bielsa es uno de esos pocos técnicos que pueden cambiar un equipo de cuarta división y convertirlo en uno de primera. Tiene tanta convicción por su idea que convence a los demás, pero sin ínfulas. Es un tipo obsesivo con el trabajo. Mi idea es un poco más conservadora, pero me gustan aspectos de su juego en ataque. Admiro a la gente que marca senderos. Hay otros que somos seguidores. Bielsa, Guardiola, Mourinho… son vistos, copiados, los admiro. Están convencidos, van en contra de sus críticos, y aplican su idea.

Dice Bielsa que es más fácil defender que crear.

Es mucho más fácil enseñar a defender que a atacar. Claro, defender también es un arte. Ambas cosas hay que valorarlas. Bielsa elige defensas que son los mejores en los duelos, dan la posibilidad de liberar a otros más adelante. Pero lo bueno de esto es que unos arriesgan y otros, como los italianos, le dan la pelota al contrario para que ataquen y así le ganan. Ganar sin la pelota, un arte. Simeone, por ejemplo, está convencido de su idea y así tiene éxito.

Entonces, ¿cuál es el camino más corto para lograr las victorias?

A mí me gusta algo diferente, con base en lo que he mirado en otros. La base es la parte mental y a partir de ahí potenciar las cualidades. Hoy en día, el jugador de fútbol parece una porcelana, uno tiene que mimarlo… con todos estos aparatos se mide, y si está muy cargado, toca dejarlo a un ladito. En Europa se ha ganado mucho en dinámica; pero en Suramérica, no. Todavía jugamos mucho para atrás. No es que sea malo, pero se abusa de eso, corremos poco. Me gusta un fútbol más dinámico, con más velocidad, que en el último cuarto de cancha sea más veloz.

Y aparte del fútbol, ¿en qué invierte su tiempo libre?

Me gusta correr: a veces pienso más cuando estoy corriendo por las mañanas que cuando estoy sentado. Me encanta jugar tenis porque lo juego solo y no tengo que estar sino reprimiéndome a mí mismo cuando no pasa la bola. Y leer: cualquier libro, novelas, de psicología.

¿Se puede aplicar alguna lectura o aprendizaje al juego?

¡Hay novelas tan bien hechas! Todo es aplicable. Yo estudié Contaduría, números, debe y haber, algo que nada tiene que ver con el fútbol, pero el hecho de estar en una universidad sí que es básico para luego conversar, convencer, diagramar algo. Igual es un libro, que te abre la mente, te da un montón de posibilidades. Ojalá eso pudiera llegarle al jugador. Una vez, en Ecuador antes del Mundial, les regalé a los 23 jugadores un libro de autoayuda, un cuento de una vaca escrito por Camilo Cruz. No sé si lo habrán leído…

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