No para de sumar enemigos: el historial de polémicas salidas de Sampaoli

SAMPAOLI

Desde que dejó la selección chilena, a comienzos de 2016, el casildense siempre se fue mal de sus trabajos. Santos es un nuevo capítulo de un historial cuestionable.



Jorge Sampaoli dejó de ser el técnico del Santos. Y otra vez, el ex técnico de la selección chilena y de Universidad de Chile deja un empleo con polémica. Ahora, se va despotricando contra el presidente del club brasileño, José Carlos Peres. Lo llamó 'mentiroso' después de que el dirigente no le garantizara una inversión que bordeaba los US$ 24 millones para reforzar el plantel del 'Peixe' y competir derechamente por el título.

El capítulo no es más que la actualización de un historial plagado de situaciones similares en la carrera del casildense. De hecho, desde que entró en el ámbito más estelar del fútbol que sus actuaciones están marcadas por los cuestionamientos. Hay que remontarse a 2012 cuando las miradas se pusieron sobre el entrenador. En esa fecha, cuando aún era técnico de Universidad de Chile y en la banca de la Selección estaba Claudio Borghi, se le vio conversando con Sergio Jadue en el Club Palestino. La cita sentó las primeras bases de una relación que, más tarde, daría frutos: Borghi saldría de la Roja y su sucesor sería, en efecto, el ahora ex entrenador azul.

La permanencia de Sampaoli en la Roja supo de momentos notables. Fue bajo su dirección que Chile clasificó al Mundial de Brasil 2014, su segunda cita planetaria en línea después de Sudáfrica 2010, y que ganó la Copa América de 2015, el primer título internacional en una historia marcada por los fracasos y las decepciones. Los problemas comenzaron después. Sampaoli comenzó a ejercer presiones permanentes que se traducían en beneficios económicos para retenerlo. La espiral se hizo insostenible. Paralelamente, ya con ofertas para salir, el técnico presionó para dejar la Roja, al punto de declarar que se sentía como 'rehén' en Chile. En enero de 2016, juicios e indemnizaciones mediante, dejó Juan Pinto Durán. Se iba por la ventana.

El Sevilla fue su destino. Inicialmente, el pacto con el club español regiría por dos años. En junio de 2016 asumió la banca del equipo andaluz y lo convirtió en la sensación del fútbol español. La verticalidad y la intensidad de su propuesta encandilaron rápidamente a los aficionados y, sobre todo a la dirigencia. Se pensó que el proyecto no tendría techo. Sampaoli sumaba bonos e interesados, al punto de que llegó a ser mencionado como opción para asumir la banca del Barcelona. Esa historia también terminó mal. En rigor, un año después de lo pactado. El estratega recibió una propuesta irresistible: la AFA lo contactó para reencaminar a la selección argentina en las Eliminatorias, con la natural proyección de dirigir en el Mundial de Rusia. Sampaoli veía cómo el sueño que tuvo desde siempre estaba a la mano y optó por la banca de su país. De los vítores pasó a las muestras de rechazo más profundo. Se fue. Mal, para variar.

El paso por Argentina tuvo pasajes dulces, como llegar a Rusia, e ingratos, ya en el país europeo. Argentina, que en rigor nunca pudo encontrar el caudal futbolístico que hacía presumir la mezcla entre la calidad de sus futbolistas y la mano del entrenador, quedó eliminada en los octavos de final del Mundial, frente a Francia. El idilio se rompió para siempre. Sampaoli vino a romper el silencio recién en octubre de 2018. "Las críticas fueron tan grandes como la expectativa que había. Yo llegué con el 95% de aprobación de la gente, pensando que Jorge Sampaoli podía darle a Argentina ese ansiado campeonato del mundo con el más grande (Lionel Messi) en la cancha. Y cuando no se dio, vino la crítica. Pero no tengo rencor con nadie", declaró a Marca, graficando su sentir después de un sueño que terminó transformándose en una pesadilla.

Santos le abrió la puerta a fines de 2018, convirtiéndolo en el técnico mejor pagado del fútbol brasileño. Sin embargo, las ventajosas condiciones particulares no se condecían con los recursos que había disponibles para reforzar y mantener una plantilla competitiva. Ahí comenzaron las fricciones. En enero de este año ya se hablaba de su salida y en marzo el DT ofreció poner recursos propios para saldar deudas salariales con los jugadores. Pese a esos problemas, resistió hasta fines de la temporada. Aún así, terminó en el segundo puesto del Brasileirao, aunque a 16 puntos del Flamengo. Por eso, Sampaoli concebía que había llegado el momento de realizar una inversión importante para pelear palmo a palmo por el título con los grandes. Y, mientras esperaba ese compromiso, escuchaba a interesados. En la fila ya estaban Palmeiras y Racing. Porque a Sampaoli siempre se le abren puertas de entrada, por más que no conozca las anchas para salir.

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