Por Lucas MujicaPaola Muñoz aborda el Mundial de Ciclismo Pista en Chile: “Hoy estamos más fuerte en femenino que en masculino”
La histórica deportista nacional competirá nuevamente en una cita planetaria. Ahora, con el agregado de que se correrá en Chile y que estará junto a su hija representando al país.

Paola Muñoz (39 años) está compitiendo en el Mundial de Ciclismo Pista que se desarrolla en Chile. Es la deportista más laureada de la delegación y en esta ocasión compite junto a su hija, Javiera Garrido. En entrevista con El Deportivo, la experimentada corredora habla del certamen planetario que arrancó el miércoles y que ya presenta hitos: la cuarteta femenina de persecución, compuesta por Scarlet Cortés, Marlén Rojas, Aranza Villalón y Paula Villalón, quienes terminaron décimas, con un crono de 4′27″524, rompieron la marca nacional que había impuesto la selección junior, integrada por Javiera Mansilla, Marlén Rojas, Maite Ibarra y Naharai Neira, con 4′32″178 en el Mundial Junior 2024 de Luoyang, China.
La histórica atleta comenzó su participación en el equipo femenino de velocidad donde está acompañada por Daniela Colilef y Paula Molina. En el primer día de certamen, terminaron en el undécimo lugar, con un tiempo de 50″186.
Chile es anfitrión del Mundial de Ciclismo de Pista. ¿Qué significa para usted competir en el país en un evento de esta magnitud?
Es demasiado emocionante. Me ha tocado abrir camino en un deporte bien machista desde los años 2000. Llevo 25 años corriendo en bicicleta y hoy nuevamente soy parte de una historia tan potente para el ciclismo nacional, como es ser sede de un Campeonato Mundial de Pista. La emoción es cada vez mayor. A mi edad y con la experiencia que tengo, puedo dimensionar lo que vamos a vivir. Me imagino que los más jóvenes todavía no lo alcanzan a dimensionar. Es que es algo muy potente que se va a vivir Chile.
¿Cómo fue la preparación considerando la magnitud del evento, más la cantidad de países y deportistas que vienen?
Fue un año bien movido en carreras de pista. Desde que el año pasado se confirmó que íbamos a ser sede, hubo un poco más de actividad. Tuvimos dos fechas UCI internacionales, lo que ayudó, aunque nunca es lo óptimo. Lo positivo es que surgieron nuevas generaciones, como mi hija, junto a otras chicas que corrieron la persecución por equipos desde el año pasado y que ya habían hecho historia siendo finalistas de un mundial, algo nunca visto en Chile. Compitieron con Italia en el Mundial Junior en China y lograron el récord absoluto, Junior y Elite. Eso obligó a las actuales corredoras de medio fondo a mejorar. Además, este año ganaron los Juegos Panamericanos de la Juventud. Entre ellas están mi hija Javiera Garrido, Maite Ibarra y Marlen Rojas. A ellas se suman Aranza Villalón y Scarlet Cortés, las únicas élite que quedan. Hay mucha emoción y expectativa. En velocidad estamos un poco más atrás, pero trabajamos a full.
Hoy son 18 chilenas compitiendo en distintas categorías. ¿Cómo ve el crecimiento del ciclismo femenino?
Ha sido exponencial. Hoy el ciclismo femenino está más fuerte que el masculino. Tenemos tres corredoras en equipos profesionales. Estoy yo en Estados Unidos, Catalina Soto en Europa y Aranza Villalón en Colombia. En pista estamos un poco más débiles, porque cuando estás en un equipo profesional tienes calendario completo y cuesta compatibilizar. Pero si la federación logra mantener un escenario atractivo con más fechas internacionales, el nivel puede subir mucho más. Las niñas que vienen lo hacen muy fuerte. Ya estamos empoderadas y lo estamos demostrando. Yo tengo 39 años, compito en Estados Unidos y sigo vigente. Todos mis mundiales anteriores los corrí en medio fondo, y ahora competiré en velocidad. Me hubiese encantado estar en medio fondo, pero el nivel hoy está tan bueno que las pruebas se reparten mejor entre corredoras.
¿Qué objetivos se puso para este Mundial?
Dejé la vara muy alta. Tengo un quinto lugar en una prueba de puntuación, cuando aún era olímpica. Para igualar o superar ese resultado habría que quedar cuarta en el Ómnium, y está muy difícil porque los países evolucionan mucho. Este año competiré en velocidad por equipos. Me toca el remate. Es una prueba de sincronía total. Un error de milésimas puede hacerte perder muchos lugares. Buscaremos batir el récord nacional. Por otro lado tengo la prueba del kilómetro, donde aún tengo que hacer un selectivo con mi hija, porque estamos muy parejas. Ambas somos las más rápidas del país en esa prueba. La meta es batir el récord nacional y meternos en el top 10. Son metas ambiciosas, pero estamos en casa y creo que la barra nos va a dar ese plus.
El velódromo fue modernizado. ¿Cómo reciben esas mejoras?
Desde Santiago 2014 tenemos uno de los mejores velódromos del mundo, con todos los estándares. Siempre hay detalles que mejorar, como la climatización, pero eso implica altos costos. Hoy no tenemos que envidiarle nada a nadie. Es muy rápido, y el clima nos favorecerá a fines de octubre. Las mejoras van en beneficio de todos, especialmente de los niños que entrenan ahí todo el año. Lo importante es que la Federación mantenga esta senda y siga organizando competencias internacionales. Cuando compites con extranjeras, se corre más fuerte. Hay que mantener ese círculo virtuoso y sumar más copas internacionales en Chile y países vecinos. Así podremos sumar puntos y, ojalá, clasificar alguna vez a una ciclista chilena en pista a los Juegos Olímpicos. En ruta fui la primera, pero en pista aún no. ¿Por qué no soñar con las niñas que hoy son campeonas panamericanas juveniles llegando a Los Ángeles?
Ha mencionado a su hija. ¿Cómo es vivir esta experiencia juntas?
Emocionante. Yo corro en Estados Unidos, y hoy gracias a Copec tenemos los criterium, un escenario increíble donde puedo traspasarle todo mi conocimiento. Dentro de la competencia tenemos mucha sintonía. Le enseño estrategias, cómo tomar las curvas… ha sido muy bonito como mamá y familia. Mi marido, Gonzalo Garrido, es nuestro entrenador. Toda la familia vibra con la bicicleta. Estas carreras nos han servido como preparación para el Mundial. Correr en casa no es lo mismo que afuera, y estamos aprovechando todo al máximo. Creo que quien más ha aprendido es ella. Ojalá pronto la veamos en unos Juegos Olímpicos o en un mundial sacando medallas.

¿Percibía que Javiera seguiría sus pasos?
Totalmente. Desde el colegio era muy activa, con mucha energía. Estaba en todos los talleres. Después fue seleccionada nacional en clavados por varios años, pero con la pandemia se cerraron las piscinas y empezó a entrenar con nosotros. Le advertí que sería duro, porque yo tengo un nombre ganado y la gente iba a compararla. Le dije que tenía que ganarse su propio espacio, y así lo hizo. Tiene una garra y un motor envidiable. El año pasado fue líder del ranking mundial en dos pruebas, algo nunca visto en Chile. Es maravilloso poder traspasarle todo lo que sé. No siempre es fácil, porque a veces hay resistencia a las críticas, pero las asimila bien y las transforma en rendimiento. Fue la máxima medallista de los Juegos Panamericanos de la Juventud, con oro, plata y bronce. Yo, mientras tanto, comiéndome las uñas (ríe).
¿Qué le ha dicho ahora que compiten en el Mundial?
Está feliz. Se siente blindada. Esa compañía y ese amor incondicional te dan más energía. Además, estamos contando una historia muy linda. Es la primera vez en la historia del ciclismo nacional que una madre y una hija compiten juntas en un Mundial de pista. Este será su tercer mundial. Ya corrió dos como junior y ahora debutará en elite. Va con actitud, con hambre de medalla. Todos vamos por eso. Y ser locales le suma una energía adicional. La gente gritando “¡Chile!” se va a sentir.
Ha sido reconocida como la ciclista chilena más destacada de Chile en varias oportunidades. ¿Cómo visualiza su futuro en el ciclismo?
Encontré mi hábitat en Estados Unidos. Soy corredora de criterium y estoy muy bien pagada, lo que también motiva. Representar a Chile es un honor, no es solo la medalla, es un estilo de vida, un estándar. Transmitir eso a las nuevas generaciones es muy bonito. Ya recorrí el camino y puedo entregarles respuestas digeridas. Lo vivo con mi hija y sus amigas, enseñarles profesionalismo, buena actitud, llegar siempre preparadas. Desde Estados Unidos ya me ofrecieron dirigir equipos, y me encantaría. En Chile no me han ofrecido nada aún, pero me gustaría aportar desde ese rol. Como deportista ves todo. Logística, calendario, rendimiento. Es un lenguaje que domino y quiero traspasar. No he pensado en el retiro. Me gusta ser pionera, abordar nuevos desafíos. La foto mía que está en el velódromo de Peñalolén me recuerda ese quinto lugar histórico. Es un desafío para las nuevas generaciones: romper esos hitos y seguir haciendo historia.
Si apareciera una oportunidad en Chile, ¿la tomaría?
Por supuesto. Ya me ofrecieron desde Estados Unidos dirigir un par de equipos, pero si surgiera una opción en Chile, encantada. Mi sueño es llevar jóvenes a los Juegos Olímpicos. Ya viví ese camino, sé cómo hacerlo. Además hablo inglés, lo que a veces es una limitante. Creo que cumplo con todos los requisitos. Me gustaría aportar al ciclismo nacional desde ese lugar.
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