Sergio Vittor: "Si Kudelka continuaba, yo hoy estaría jugando en la U"

SERGIO VITTOR 1

Hoy defendiendo a Banfield, el Chino repasa para La Tercera su paso por Chile, pero sobre todo, su estancia en la tienda azul.



La propuesta pasa por elegir un momento de su paso por el fútbol chileno. Un instante. Debe ser el mejor. Sergio Vittor toma el desafío que le propone La Tercera, piensa un par de segundos y devuelve: "El último partido, cuando me saqué una foto con Nico Oroz. Tuve la suerte de jugar con un amigo. Y eso no me lo quita nadie. Lo quiero mucho. Es una persona excelente y un gran futbolista. Esa actualmente es mi foto de perfil. Sí, me quedo con ese momento, con el último partido en la 'U'. Pude disfrutarlo con un amigo. Es más: todos los días hablamos. Está tranquilo, está bien…".

El Chino Vittor hoy recorre el arranque de la Superliga argentina con la camiseta del Banfield, equipo con el que le anotó a Argentinos Juniors el viernes. Sin embargo, a su manera, con claridad, sin vueltas, con buena onda, juega a retroceder en el tiempo. Entonces desmenuza su paso por el fútbol chileno. Viaja por las alegrías que supo disfrutar en la Universidad de Concepción, pero no elude las tormentas que sacudieron su etapa en la otra Universidad, en la U...

¿Imaginaba un final tan traumático en la U?

El fútbol es así. A veces da mucho, como me pasó en la U de Conce. Y a veces no salen las cosas, como lamentablemente ocurrió en la U. Pero lo importante es el recuerdo que me llevé de la U: soy un agradecido a toda su gente. Me trataron de maravillas: los hinchas, los dirigentes, los compañeros, el técnico Arias, todos… Después, se hablaron muchas cosas.

Vamos por partes… ¿Es verdad que Arias después de un partido le pidió que fuese más ordenado atrás y que usted le contestó que él debía darle más orden al equipo en el medio? Todo en un tono de discusión.

Para nada. Con Arias la relación terminó excelente. Es más, él me mandó un mensaje. Lo único que pasó es que él me quiso poner en el medio contra Curicó. Le dije que sí, que no tenía problema. Empatamos 3 a 3. Luego, le expliqué que me sentía más cómodo de marcador central. El se lo tomó muy bien y al partido siguiente, contra Everton, me puso de central. Nunca hubo un problema.

¿Seguro que no? También trascendió que las diferencias, entre otras cosas, se daban porque usted no quería usar GPS en las prácticas.

Esa es otra mentira de la que se habló. Me encanta ponerme el GPS y ver los datos, saber cuánto corrí, a qué velocidad, cuánto salté. Todos los días le preguntaba al profe que manejaba los GPS. Es un tema que me gusta, me interesa. Hasta he pensado en comprarme uno para mí. Lo que pasa es que lo que no saben lo tienen que inventar.

Recién, al pasar, dijo que Arias le envió un mensaje. ¿Cómo fue ese contacto?

La relación humana es diferente a la deportiva. Hay que saber separar. Yo siempre cuento una cosa: Pedro Troglio fue el técnico con el que menos jugué y hasta el día de hoy nos seguimos hablando. Y cuando nos cruzamos, nos saludamos con un abrazo. El se portó excelente como persona conmigo y yo lo mismo con él. Soy de los que piensa que uno no debe condenar a un técnico por jugar o no jugar. Se lo tiene que condenar si se porta con mala fe o mala intención. Y en ese sentido de Arias no tengo nada para decir.

No contó cómo fue ese ida y vuelta con Arias.

Fue un deseo de éxito y se lo agradecí. Todo muy cordial. Tampoco es que fue una charla.

¿En algún momento se sintió apuntado en la U? Por ejemplo, cuando le tocó salir junto a Johnny Herrera.

Como me tocó salir a mí le podría haber tocado a otro. Es una situación que se da por un equipo que no funciona. El técnico tiene que buscar soluciones. Y creyó que sacarnos era lo mejor para el momento y para el equipo. Y está bien. Son decisiones que él tomó. Soy un empleado que el club contrató y tengo que aceptar lo que resuelva el entrenador porque es mi superior.

¿Cree que estaría todavía en la U si Kudelka hubiera seguido como entrenador?

Seguro. Si Kudelka continuaba, yo hoy estaría en la U. Me bancaba mucho Frank y también yo a él. Una gran persona.

¿Por qué piensa que a Kudelka no le salieron las cosas?

Fue raro. A él le había ido muy bien en el primer semestre. Había quedado a un punto de clasificar al equipo a la Libertadores. Se lo empezó a condenar cuando quedamos afuera del repechaje para la Copa. Fue una lástima. Además, su salida fue turbulenta por cómo se dio.

¿Hay algo que sabe y se guarda sobre la salida de Kudelka?

No no. Hay cosas que se hablaron en el vestuario, pero quedaron ahí. El charló con nosotros, nos contó la situación y lo entendimos a la perfección. Igual intentamos que no sucediera. Los jugadores lo bancamos, pero ya había tomado la decisión de no seguir más. Al irse Kudelka perdimos un técnico muy valioso. Una pena: la pretemporada había sido muy buena. Primero, le dieron un equipo que él no había armado, que estaba mal. Y él lo llevó casi a meterse a la Libertadores. Después, pidió jugadores, el club le trajo lo que estaba al alcance y pasó lo que pasó. No creo que él haya sido el único culpable de esta realidad. De hecho, cambiamos de técnico y seguimos igual.

¿Dónde está el problema de la U?

Yo no lo sé. Lo único que tengo claro es que tiene que haber un orden, una columna vertebral con ideales que todos respeten. La U tiene todo para salir adelante porque es un club bárbaro.

¿El problema de la U son sus dirigentes entonces?

No soy quién para decirlo. Sí creo que es un club que podría estar más ordenado. Están en ese proceso, encargándose las personas que llegaron hace poco.

¿A qué orden se refiere?

A un orden institucional. No estoy culpando a la dirigencia anterior ni a la actual. Con un orden institucional y con la cabeza clara para ciertas cuestiones y manejos, no hay forma de que a la U no le vaya bien. Porque después tiene todo, es un club espectacular. Sin orden institucional no se logran los objetivos. Por eso siempre doy el ejemplo de la Universidad de Concepción: no teníamos casi nada. Nos entrenábamos en un predio sólo con canchas con pasto sintético. El fin de semana jugábamos en la cancha de la ciudad. Y sin embargo peleamos un torneo y clasificamos a la Libertadores. Eso pasó porque había un orden institucional. Se bajaba una línea clara. Entonces, con mucho menos en todo sentido, pudimos hacer historia en el club.

No queda claro a qué se refiere puntualmente con el orden: ¿apunta a la presencia de los dirigentes en el día a día, a seguir una línea, a respetar un proyecto, a cumplir en lo económico…? ¿Qué quiere decir?

Se fue Kudelka y en lo deportivo siguió pasando lo mismo. Por ahí la solución era bancar a Kudelka y ordenar otro tipo de cosas. A eso apunto. A bancar un proyecto, a fijar una idea y sostenerla. Morir con esa idea y no cambiar constantemente. Eso mismo corría con Arias. Tenía que seguir Arias y terminar este campeonato. Luego, el club evalúa si quería seguir con el proyecto de Arias.

¿Veía a Arias como el hombre indicado para sacar a la U de este difícil momento?

Creo que Arias y su cuerpo técnico tienen un gran potencial. Lo digo por la forma de entrenar, por cómo bancan al jugador, por sus ideales futbolísticos que coinciden con los de la U, de buen juego, de buen pie, de paladar negro... Después, los resultados siempre mandan.

¿Hoy se anima a decir que la U se salvará del descenso?

El deseo más grande que tengo es que la U, y también la U de Conce, se salven. Creo que los dos se pueden salvar porque tienen potencial.

Alguna vez Gastón Fernández contó que le costó adaptarse al fútbol chileno porque tenía más tiempo para pensar que en el argentino. ¿Le pasó lo mismo a usted?

Yo me acostumbré demasiado rápido. Por eso el primer año me fue muy bien. Pero bueno, son distintas posiciones. La Gata juega de enganche; yo soy defensor. El tema es cuando uno vuelve al fútbol argentino. Ahí cuesta mucho. Jugando de central, los espacios para salir jugando son más chicos, hay menos tiempo, menos todo… Se complica un poco.

¿Qué aprendió en el fútbol chileno?

A ver… En el fútbol chileno aprendí a disfrutar. Francisco Bozán, un técnico joven, confiaba en lo que yo le aportaba, en mis opiniones. Pero también me ayudó mucho en el aspecto psicológico. Me ayudó a saber cómo tomar los partidos, a sacar cosas de adentro cuando uno cree que no las tiene. Me lo crucé en la U de Conce y no es casual que ahí yo haya sacado una de mis mejores versiones. Fue por la confianza que él me dio. Después, Kudelka, aparte de su apoyo, me enseñó muchas salidas desde el fondo. Y con Arias, el juego, la liberación, la no presión, el jugar porque es un juego, divertirse…

¿Se disfruta más el juego en Chile que en Argentina?

Hay más tiempo para pensar, para resolver. Hay menos presión de los rivales. Se logra disfrutar en Chile. Acá, en Argentina, no. Acá es la presión todo el tiempo, la gente. Y es lo lindo, es lo que extrañaba, lo que me hacía falta, jajajaja. Es mi fútbol. Como se siente acá, no se siente en muchos lugares.

Es de locos: dice que se disfruta más en Chile, pero quiere jugar en Argentina.

Sí, de locos. Pero lo siento así. Por eso estoy muy contento de haber vuelto a Banfield.

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