Las horas de Jorge Almirón en la banca de Colo Colo están contadas. De hecho, perfectamente se puede activar la cuenta regresiva para la salida del entrenador argentino. La caída frente a Racing, que dejó a los albos fuera de la Copa Libertadores y sin posibilidades siquiera de acceder a la Copa Sudamericana, agotó la paciencia de la dirigencia. Ya habían surgido señales potentes después de otro descalabro: la eliminación de la Copa Chile, a manos de Deportes Limache. Ese día, en Quillota, hubo voces potentes respecto del desgaste del proceso.

El técnico ya fue notificado de la voluntad directiva de interrumpir el proceso. Junto a su cuerpo técnico, recibió la comunicación de parte de Mosa y la administración. La postura es absolutamente contraria a la que había confesado, pública y privadamente, el estratega. El transandino quería seguir, básicamente porque creía que tenía las armas para revertir el mal momento y aspirar al único objetivo que le queda al Cacique en el año del centenario: el título en el Campeonato Nacional. La realidad ahí es igualmente complicada: los albos están undécimos.

No va a renunciar

En el entorno del entrenador fueron enfáticos con El Deportivo en el sentido de que Almirón no pensaba renunciar a su cargo. Y, sobre todo, en que su intención era permanecer en el club. En Chile, el estratega se siente cómodo. El año pasado, cuando los resultados apuntaban en sentido contrario, valoraba la tranquilidad que le ofrecía el país y, principalmente, el reconocimiento que recibía de parte de todos los estamentos del club. Se sentía, literalmente, en casa.

Ese escenario abre la principal disyuntiva respecto de la disolución del vínculo: cómo pagarle los US$ 3 millones que cuesta el término anticipado de la relación contractual, que se había estirado hasta fines de 2026, precisamente en relación a la satisfacción que había respecto de su trabajo. Pagar la compensación en cuotas asoma como el plan más factible de acordar.

En Blanco y Negro sostenían, desde el plano formal, que tenían que pasar varias cosas antes de que se concretara la salida del entrenador. En principio, debe convocarse una reunión extraordinaria del directorio que encabeza Aníbal Mosa para que los principales accionistas de la compañía manifiesten sus respectivas posturas, lo que considerará, naturalmente, los costos y los eventuales beneficios que depare.

Los pasos siguientes

Los albos activan el plan de búsqueda de entrenador. El nombre de Gustavo Quinteros, campeón en 2022, es uno de los que está sobre la mesa, como publicó El Deportivo. El argentino-boliviano dejó el Cacique a comienzos de 2024, en un reflejo de los permanentes desencuentros internos. Mientras Mosa y su bloque eran partidarios de su permanencia en el puesto, el denominado bloque Vial pugnó por el cambio. De hecho, en los buenos momentos, se atribuyó la sugerencia del fichaje de Almirón.

Los tiempos obligan, eso sí, a un período de transición. Aunque Quinteros está libre después de dejar Gremio, igual pasarán algunos días para que asuma el cargo. En ese escenario, el mismo que se produciría si se activa otra alternativa, en Macul ven de buena forma un interinato de Héctor Tapia, quien pasó a la historia como estratega al obtener la trigésima estrella y conducir al Cacique a cuartos de final en la Copa Libertadores de 2018.