José Antonio Kast: La forja en los duros años 80 del Campus Oriente

No descolló como orador ni como estudiante de Derecho en la UC, hace casi cuatro décadas. Pero ahí el retador republicano aprendió política dura en la matriz ideológica gremialista. Anotó triunfos, derrotas, e hizo aliados de por vida.


Con todo lo marcador que pasaría a ser en su vida, a los 18 años el joven José Antonio Kast Rist no estaba seguro de entrar a Derecho en la Universidad Católica.

Pero se quedó. Y eso enrieló una vida política que más tarde lo llevó a la UDI, de la que mucho después se hastió y abandonó para fundar su partido, y que al final de esta tarde sabremos qué tan lejos le ha llevado.

Pero pudo ser distinto. “Luego de algunas dudas iniciales, al poco andar supe que había optado bien”, contó el 2006 en una entrevista que le hicieron en la Revista de Derecho de la UC. Se titula: “En la Facultad aprendí a enfrentar la vida con optimismo, con convicciones, con perseverancia y de cara a Dios”.

El joven Kast que ingresó al Campus Oriente se encontró con un ambiente político clavado por el pivote histórico del 84. La dictadura lidiaba desde el año anterior con las Jornadas de Protesta Nacional, con las que la oposición a Pinochet había pasado a la acción.

En la UC la política no paraba y para él -que le tocó vivir ahí el proceso que desembocó en el 88- fue decisivo adscribir al Movimiento Gremial (MGUC), cuna ideológica de su expartido. De Derecho salieron muchos de los líderes históricos de la UDI, figuras de la hoy extinta Concertación y otros sectores de la oposición.

Pero cuando llegó, Kast era un estudiante tímido. Así lo describen sus contemporáneos y amistades de entonces. No era un orador magnético, ni un torrente verbal. “Eran otros los dueños del micrófono, no él”, apunta un par.

Tampoco, recalcan varios, una lumbrera descollante. Cuando tomaban exámenes orales, por ejemplo, los más aplicados o mateos elegían rendirlos de los primeros, en ‘primera lista’. Otros, entre ellos él y el hoy constituyente frenteamplista Daniel Stingo -narran tres de sus excompañeros- preferían darlos en ‘segunda lista’.

Veteranos de otros cursos lo pintan como alguien que “hablaba poco” y que “no llamaba mucho la atención”. Pero apenas llegó, los gremialistas supieron que era el hermano menor del legendario Miguel Kast, exministro de Odeplan y Trabajo de Pinochet, egresado de Economía 1970 y fallecido un año antes (1983).

El apellido debió pesar, creen algunos. Así como Jaime Guzmán fue mentor y escuela para generaciones de gremialistas, “Miguel también fue un líder para muchos, como Cristián Larroulet y Joaquín Lavín (ambos de Ingeniería Comercial)”, explica un excompañero del candidato.

Algunos ven en este símbolo parte “del drama de la UDI”: que el hermano menor del inspirador de ellos los haya dejado y que su futuro político ahora amenace el del partido. El apellido Kast está tan ligado al colectivo, “que la UDI se iba a fundar el 18 de septiembre de 1983, pero como ese día falleció Miguel, se pospuso una semana, hasta el 24″, asegura un íntimo del republicano.

Novatos y aliados

Dicen que una de sus hermanas, que estudiaba Historia, lo empujó a matricularse en Derecho. Él detalló el 2006 que “el primer día, al inscribir ramos, conocí alumnos mayores como Gonzalo Molina, Arturo Fermandois, Miguel Flores, y otros que entraban como novatos, como Patricio Ilabaca, Rodrigo Pérez, Pedro de la Cuadra, Francisco Pinochet y Rodrigo Álvarez, con quienes compartimos amistad hasta hoy”.

Kast y su amigo Rodrigo Álvarez en diciembre de 1984, al terminar su primer año de Derecho.

De su curso Kast mantiene lazos con al menos dos que no hicieron carrera en la UDI: Ilabaca, hoy sacerdote schoenstattiano, y Rodrigo Pérez Stiepovic, gerente legal de Colbún.

Un curso más arriba estaban Darío Paya (fueron diputados UDI juntos) y Marco Antonio González (exdirector ejecutivo de la Fundación Jaime Guzmán). Siguen siendo muy amigos. Paya, Álvarez, Kast y otros fueron después parte de la tercera generación o generación perdida del partido, que nunca se pudo hacer con el control de él.

Miguel Flores (ex FJG) había ingresado dos años antes que él, y le dio la bienvenida al MGUC, que tenía militantes de distintas carreras; la UDI no existía formalmente en la UC. Unos recuerdan que Kast “nos buscó naturalmente” pronto.

Pero otros precisan que “no llegó como político altiro” y que durante su primer año no tuvo mucha participación; partió “en actividades estudiantiles, en trabajos de verano e invierno”. Pese a la influencia de Jaime Guzmán, no fue su profesor; hacía un ciclo en que un año impartía derecho político en primero y al otro constitucional en segundo. Por la rotativa, no le tocó.

Le tocaron esos ramos con José Luis Cea. A Guzmán lo conoció en una charla, y ha dicho que él fue uno de los profesores “que más influyeron en mi formación” junto con Gonzalo Rojas Sánchez, que hacía Historia del Derecho.

Muchos dicen que él fue su principal mentor político en la UC.El historiador -que dirigió por años la Revista Realidad, fundada por Guzmán- fue uno de los 30 militantes que renunciaron a la UDI junto con Kast el 2016. Conservan gran amistad.

Kast ha reconocido que otro profesor que tuvo ascendiente en él fue el ministro de Justicia Hernán Larraín (recuerdan que interrumpió la clase cuando murió su hermano Miguel). Y también Luis Ortiz Quiroga y Ramón Luco. Ambos, “de los pocos que nos hacían clases que no eran de derecha, junto con Alejandro Silva Bascuñán”, comenta un conocido abogado que coincidió en esos años con él.

El 84, el decano de Derecho era Sergio Gaete. El 74 había convidado a la inauguración del año académico al general Gustavo Leigh; en 1985 fue designado ministro de Educación y después, embajador en Argentina.

Aprendiendo a ser oposición

En su segundo año Kast se metió de cabeza al MGUC y a la política.El 85 entró a Derecho Marcela Cubillos, antes aliada suya en la UDI y ahora crítica de su candidatura. Al comienzo le tenía distancia al MG y demoró el ingreso. Con otros compañeros armó un fugaz movimiento alternativo liderado por Agustín Salas, marido de la exministra Pauline Kantor y padre del exasesor de Piñera Benjamín Salas.

El MGUC había sido hasta entonces casi incontrarrestable, dominando varios años seguidos la Federación de Estudiantes (FEUC). Claro que entonces los presidentes de la FEUC eran designados; recuerdan algunos que era algo de lo que recelaba Cubillos. Los del lote de Kast dicen que se elegían indirectamente a través de los presidentes de los centros de alumnos, según la cantidad de estudiantes de cada carrera.

Pero esa racha terminó de golpe el 85, cuando perdieron la elección FEUC. Los MGUC postularon ese año a Arturo Fermandois (muchos años después, embajador de Chile en Estados Unidos y representante UDI en la mesa técnica constituyente).

Fermandois presidía el MGUC. Lo habían elegido el 84 y -según una versión- el mandato se alargó al 85 porque a fines del 84 Pinochet decretó estado de sitio en medio de la crisis económica y con la oposición.

Gremialistas rememoran que Flores, Paya y González eran estrechos colaboradores de Fermandois. “Juntos buscaban captar nuevos talentos”, y debe haber sido ahí cuando Kast entró al movimiento. El 85 se convirtió en secretario del centro de alumnos de Derecho.

Ese año se repuso la elección universal en la FEUC y Fermandois -que estuvo, cuentan, a favor de eso- compitió contra el DC Tomás Jocelyn-Holt. Kast estuvo entre los gremialistas que hicieron campaña por él.

En 1987 compitió contra el DC Patricio Zapata por la presidencia de la FEUC, que el gremialismo había perdido en 1985. Lo superó en primera vuelta, pero fue derrotado en la segunda.

Perdió, y el MGUC no pudo reconquistar la FEUC hasta 1989 con José Antonio Silva (Derecho, fallecido en agosto), exesposo de Cubillos. Jocelyn-Holt volvió a ganar el 86, y el 87 triunfó otro DC, el también fallecido exministro Álex Figueroa.

La formación política universitaria de Kast estuvo teñida por esa derrota. “Fue muy duro perder, fue como una travesía por el desierto”, dicen sus excompañeros, pero que “el grupo que teníamos era muy unido, José Antonio estaba muy activo y estábamos comprometidos; eso nos permitió mantener viva la llama del Movimiento Gremial”.

Primeras medallas

Cuentan que el 85 el hoy candidato abría nexos con otras escuelas. Entre otros, con Jorge Ferrari (Diseño), Julio Feres (Economía) y dos que lo siguieron al Partido Republicano: Marie Claude Mayo (Derecho), hoy prosecretaria y concejal por Las Condes, y Alejandro Irarrázaval (Ingeniería Comercial).

Este último pasó por la UDI y llegó ser su tesorero. El 86 apoyó a su amigo Anton cuando éste se lanzó a candidato a representante de los estudiantes ante el Consejo Superior de la UC, el cargo más importante después de la presidencia FEUC. Los MG mayores que Kast dicen que “no lo creímos” cuando el mismo día que perdían de nuevo ante Jocelyn-Holt -las dos elecciones eran simultáneas- el alumno de tercero se salía con la suya.

El 87 Kast repostuló y volvió a ganar. Dicen que -sin haber sido la estrella del grupo- se manejó “muy bien” y que “le tocaron tensiones de todo tipo”. El país estaba ya rumbo al plebiscito.

Los MG seguían sin la FEUC . Recalcan que “hicimos una dura oposición”. Veteranos del Campus Oriente narran que ahí los enfrentamientos más virulentos con la oposición se concentraron del 83 hacia atrás “cuando la izquierda reclama su espacio de patio”, pero que hacia el 85 las pugnas eran “más equilibradas”.

Pero otros relatan que seguía estando “todo muy polarizado, no había puentes con la oposición”. Depende de cuál: entre otros estaban la DC y el Movimiento Democrático Popular (MDP), que surgió impulsado por el PS-Almeyda junto con el PC, la Izquierda Cristiana, el MIR y el MAPU para empujar las protestas del 83-84.

Los MG en la era Kast tenían al frente a dirigentes como Óscar Santelices y Enrique Poli Paris (entonces PC, después PPD) hijo del asesinado médico del presidente Salvador Allende y -muchos años después- jefe de gabinete de Ricardo Lagos.

Según a qué gremialista se le pregunte, unos rememoran que “se armaban relaciones con el otro lado”, que en ocasiones “había un respeto básico y cívico valioso”. Otros, que “habían confrontaciones muy intensas” y que más de una vez las cosas “se fueron a las manos o a los escupitajos, había mochas”. El decano Gaete al menos dos veces dejó entrar a Carabineros.

La gente de Kast dice que no lo vio en escenas violentas. Hace un par de meses Eugenio Ortega Frei -hoy candidato a senador DC por la RM- lo acusó en La Segunda de “pasar información de los estudiantes a los agentes del Estado” y que “tuve compañeros perseguidos y torturados”. Paya, Ferrari y González mandaron carta al diario: “Imputaciones burdamente falsas” y que “su calidad humana” era reconocida hasta por sus “adversarios”.

El ‘87 el grupo se reunió en El Parrón a festejar los 20 años del MGUC. Esa noche -recuerdan amigos del candidato- Guzmán les dedicó un discurso del que salió el famoso lema que la UDI lleva enarbolando todos estos años: “Nos odian porque nos temen, y nos temen porque nos saben irreductibles”.

Celebrando los 20 años del Movimiento Gremial UC en 1987, junto a Pedro Lea Plaza y Jorge Ferrari.

Ese año Kast postuló a la presidencia de la FEUC. Compitió contra el hoy constitucionalista y excandidato a la Convención Patricio Zapata, quien iba acompañado del ahora ministro del TC Gonzalo García. El exUDI lideró en primera vuelta y perdió en la segunda.

Al año siguiente llegó a la presidencia del MGUC. Ese ‘88 del plebiscito los gremialistas se volcaron por el : él y Cubillos salieron en la franja.

“En mi calidad de estudiante universitario, y convencido de que la obra del gobierno va en directo beneficio de todos nosotros los jóvenes, es que quiero contarte el por qué de mi en el plebiscito...”, decía el joven Kast.

Para los 30 años del referéndum, Kast confesó entre risas en TVN que cuando vio la campaña del No “pensé que íbamos a perder”.

“Pero si a uno se le quedaba pegado el tema del Chileee, la alegría ya viene, (cantando y aplaudiendo) y nosotros con la bomba, los tipos con las capuchas. Estábamos con el chancho chino, que eran cosas que habían pasado en Chile. Pero lo nuestro era como opaco, y lo otro era puro color, pura luz, pura alegría. Cuando los vi pasar el puente sobre el Mapocho (el peatonal Racamalac, a la altura de Condell con Providencia), y las banderas, dije… ayyy, no va a haber caso”.

“Nos destruyeron comunicacionalmente. Pero fui fiel a mi causa”, cerró.

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