Bolsonaro desordena la agenda en Santiago: Ataque a Bachelet complica al gobierno en medio de viaje de Canciller a Brasil

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Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet. (AFP)

Ministro Ribera despegó a rumbo a Brasil sin saber que el mandatario había dicho que la Alta Comisionada para los DD.HH. "olvida que su país no es una Cuba gracias al personal de Pinochet, que derrotó a la izquierda en 1973, entre estos comunistas su padre, militar de la época". La oposición se unió exigiendo una protesta formal de Piñera; José Antonio Kast olvidó así rápidamente el 'episodio Panamá' y el gobierno admite que esto, por lo bajo, enredó su día.


Se subió al avión que despegó a las 9:30 de hoy, sin saber que su agenda en Brasil había cambiado bruscamente antes de siquiera aterrizar allá. Lo que en el papel era una bilateral con su contraparte Ernesto Henrique Araujo -y después con el gobernador de Sao Paulo, João Doria-, para el canciller Teodoro Ribera mutó en la incómoda urgencia de llega a encarar el impacto y los efectos de lo que salió del teléfono celular de Jair Bolsonaro a través de su cuenta de Twitter esta mañana:

Michelle Bachelet, Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, siguiendo la línea de Macron entrometiéndose en los asuntos internos y la soberanía brasileña, ataca a Brasil en la agenda de derechos humanos, atacando a nuestra valiente policía civil y militar, y que también dice que Brasil pierde espacio democrático, pero olvida que su país no es una Cuba gracias al personal de Pinochet, que derrotó a la izquierda en 1973, entre estos comunistas su padre, militar de la época.

La reacción de Bolsonaro a los dichos de Bachelet bastaron para que en una sola mañana se torciera el rumbo de la agenda política contingente chilena

Tanto, que en la Cancillería daban por descontado que lo primero que haría Ribera al aterrizar en Brasil -lo que ocurrió poco antes de las 13:30 horas- será liderar una declaración o respuesta oficial a los dichos de Bolsonaro. Una de las opciones que se analizaba era que lo hiciera en un statement en video desde allá.

En el ex Hotel Carrera lamentaban lo "muy inoportuno" de lo sucedido. Fue tanta la mala casualidad, que el canciller no alcanzó a enterarse de los dichos del mandatario brasileño antes de emprender el viaje.

En La Moneda decían que el brasileño "se excedió" y que provocó varios efectos:

Uno. En una sola mañana, la oposición encontró un motivo para descargarse contra todas las señales de apoyo que el gobierno le ha prodigado a Bolsonaro desde que asumió, y para presionar a que ahora proteste enérgicamente. Parlamentarios, y ex cancilleres como José Miguel Insulza e Ignacio Walker exigieron una respuesta a la "muy grave ofensa contra la expresidenta y contra la República de Chile", como dijo a La Tercera PM este último.

Las exigencias -a las que se sumó el presidente del Senado, Jaime Quintana-, van desde que Piñera respalde a Bachelet hasta que se envíen notas de protesta, pasando por proyectos de acuerdo. Si hasta hubo diputados del Frente Amplio, como Pablo Vidal (RD), que pidieron que el Canciller regrese si Bolsonaro no se disculpa.

Dos. Ni en las filas de Chile Vamos salieron todos a defender con pasión al brasileño. "No  es la forma de responder", ya dijo el presidente de RN, Mario Desbordes.

Tres. En menos de 48 horas, lo ocurrido le sirvió a José Antonio Kast para olvidar el mal rato de tener que dar explicaciones por el episodio de las sociedades financieras de su familia creadas en un paraíso fiscal como Panamá, y que no había declarado. El líder de Acción Republicana salió a defenderlo: "La expresidenta Bachelet ha usado su cargo desde el día uno para atacar y cuestionar al Presidente Bolsonaro. Sus críticas no se basan en hechos, sino en su postura ideológica". Detrás suyo salieron los diputados que lo respaldan.

Así, las cosas, en Palacio no escondieron el amargo calibre de la sorpresa. Desde sus capas más altas hacia abajo reconocen que complica el viaje del canciller y enreda al gobierno al regalarle un factor de cohesión a la oposición, justo ahora. Lo lógico, dijeron, es que el Presidente Piñera se comunique con Ribera apenas llegue a Brasil.

La responsable de la Cancillería en ausencia de Ribera, la subsecretaria Carolina Valdivia, cortó por lo simple luego de una reunión que sostuvo en La Moneda con Piñera  y -en otra coincidencia- con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Recurrió a la página uno del manual para salir de esta clase de aprietos y evitó a la prensa retirándose por un acceso subterráneo.

Esmeralda Arosemena, presidenta de CIDH, declaró que:  "Compartimos la preocupación (de la alta comisionada) de la necesidad de proteger los derechos. Si hay circunstancias que hay que evaluar, que uno tiene que identificar como violatorias de derechos nosotros lo vamos a hacer". Y sobre los dichos de Bolsonaro, comentó que "siempre son las declaraciones de quienes presiden los países serán evaluadas por la comunidad, la sociedad y sobre todo la gente de Brasil".

Valga recordar que esta polémica detonó porque Bachelet, así como lo hizo cuando elaboró su informe sobre Venezuela que indignó a (y sigue indignando) a Nicolás Maduro, sostuvo que "entre enero y junio, solo en Río de Janeiro y Sao Paulo, 1.291 personas fueron asesinadas por la policía". Y que hay un aumento entre el 12% y el 17%, en comparación con el mismo período de 2018. La Alta Comisionada insistió en que el aumento de la violencia también "afecta desproporcionadamente a los afrodescendientes y las personas en los barrios marginales (…) Vemos un aumento significativo en la violencia policial en 2019", dijo, señalando ejecuciones sumarias y falta de castigo.

Piñera estuvo recién el lunes de la semana pasada con Bolsonaro, en esa escala sorpresa que hizo en Brasil de regreso desde Europa y en medio del tiroteo entre el brasileño y el mandatario francés Emmanuel Macron.

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