Covid, “partygate” y cáncer de la reina: las explosivas confesiones de Boris Johnson en sus memorias
Próximo a ser publicado, el libro de 772 páginas desclasifica desde hechos que ocurrieron durante su período como primer ministro de Reino Unido, hasta secretos muy bien guardados por la Corona: llegó a revelar el tipo de cáncer que padecía la Reina Isabel II previo a su fallecimiento.
La rubia y arremolinada cabellera de Boris Johnson, el ex primer ministro de Reino Unido, regresó a las portadas del país que alguna vez perteneció a la Unión Europea. Ya lejos (muy lejos, como dijeron asistentes al congreso anual del Partido Conservador a AFP) de la primera línea política, el gobernante británico en época de Covid-19 retornó con sus primeras memorias tras salir del poder.
Más de algún analista calificó al político y periodista como un torbellino impredecible y difícil de encasillar cuando estuvo en el poder. Su libro, o lo que se sabe de él, recorre ese mismo camino. Titulado Unleashed, o Desatado, en su traducción al español, será publicado este 10 de octubre, pero el tabloide británico Daily Mail, donde el propio Johnson escribe, adelantó algunos secretos revelados por el ex premier.
Recordado por su polémica fiesta en tiempos de Covid, que le valió duras críticas, Johnson aprovecha las 772 páginas de texto para hablar de su “plan” para invadir Países Bajos en busca de vacunas, o de temas serios, como un supuesto cáncer padecido por la fallecida Reina Isabel II, todo con una mezcla de humor, anécdotas y revelaciones inesperadas, relatan medios que accedieron al libro.
Últimos días de Isabel II
Posiblemente, uno de los temas más polémicos revelados por el ex primer ministro fue lo relativo a la monarca británica fallecida el 8 de septiembre de 2022. Manejado con extremo hermetismo, su deceso aparece oficialmente anotado como por vejez, sin que la Familia Real añadiera muchos más detalles.
Sin embargo, Johnson, quien mantenía reuniones semanales con la monarca, reveló datos nuevos al respecto. Puntualmente, que Isabel II que reinó por 70 años padecía cáncer de huesos, siendo el primero en dar a conocer su condición médica.
Dos días antes de que muriera la reina, Johnson renunció al 10 de Downing Street, desde donde trabaja el primer ministro británico.
“Sabía desde hacía un año o más que ella tenía una forma de cáncer de huesos. Sus médicos estaban preocupados de que en cualquier momento pudiera entrar en un declive brusco”, escribió el periodista en un pasaje del libro.
“Pero su espíritu… estaba absolutamente intacto, a pesar de su enfermedad. De vez en cuando, durante nuestra conversación, ella presentaba su gran sonrisa, en toda su repentina y reconfortante belleza”, prosiguió.
De momento, el Palacio de Buckingham se ha negado a confirmar o desmentir la información, fiel a su política de no comentar sobre libros relativos a la Familia Real.
Y si bien no es primera vez que un saliente gobernante habla sobre su tiempo al mando de Reino Unido, o incluso de sus interacciones con la monarca -como ocurrió con David Cameron, Gordon Brown o Tony Blair-, intempestivo como él, Johnson fue incluso más allá y detalló vívidamente sus encuentros.
“Parecía pálida y más encorvada. Tenía moretones oscuros en las manos y las muñecas, probablemente de goteos o inyecciones”, dijo de la última reunión en que ambos se encontraron. “Irradiaba tal ética de servicio, paciencia y liderazgo que uno realmente sentía que, si era necesario, moriría por ella”, continuó, para cerrar asegurando que “eso puede sonar descabellado para algunas personas (y totalmente obvio para muchas más). Pero esa lealtad, por primitiva que parezca, sigue estando en el corazón de nuestro sistema”.
Covid, partygate y su plan de invasión
Para todo el mundo, la pandemia originada por el Covid-19 generó un remezón absoluto de su día a día. Boris Johnson fue uno de aquellos a los que afectó profundamente, tanto en su salud como en su vida laboral y política.
Además de admitir haber subestimado al virus, pasando de calificarlo como una molestia menor a dejarlo con un rostro con el “color de la mayonesa”, también hizo confesiones impensadas, como el haber pensado seriamente en invadir una nación aliada para conseguir vacunas.
En el libro, Johnson detalla que analizó el ingresar a un equipo militar a Países Bajos en 2021, cuando la crisis europea por la distribución de vacunas -y aquí se omite que cuando a su gobierno le costaba acceder a ellas, otras regiones del mundo no podían ni soñar con ello- se tomó al país debido a una disputa entre Reino Unido y la Unión Europea.
“Habíamos encargado un trabajo para ver si era técnicamente factible lanzar un ataque acuático (a un almacén en Leiden) y tomar lo que era legalmente nuestro y lo que Reino Unido necesitaba desesperadamente”, escribió.
Pero rápidamente desistió de esa posibilidad tras ser informado de que una operación así sería fácilmente detectada, lo que habría llevado al país a tener que dar explicaciones de por qué estaban “invadiendo a un aliado de la OTAN”.
Si bien dice de manera explícita que era una idea totalmente descabellada, también reconoce las limitadas opciones que tuvo para manejar una crisis global de salud.
También se refiere a una de las razones de su caída política, el partygate, el escándalo que sacudió a su administración por haber organizado una fiesta en tiempos de restricciones a la movilidad de todo el país.
Por un lado, Johnson reconoció que no supo manejar el escándalo, pero, por el otro, disparó contra antiguos aliados, puntualmente contra su antiguo jefe de gabinete, Dominic Cummings, y su director de comunicaciones, Lee Cain. A ambos los acusó de orquestar informaciones “tremendamente exageradas” en los medios de comunicación para intentar dañarlo.
El desdén conservador
Aquel “tórrido verano” que sepultó su gobierno, describe Johnson, lo dejó profundamente perplejo. Admite errores, como haber defendido al parlamentario conservador Owen Paterson, caído en desgracia después de que se descubriera que había infringido las reglas de lobby del Parlamento, pero asegura que los legisladores se equivocaron en defenestrarlo.
Rishi Sunak, entonces secretario de Hacienda -y que luego sucedería a Liz Truss como primer ministro-, renunció al gabinete cuando el barco del rubio premier se hundía. Ese momento, escribió Johnson, “fue peor que un crimen, pensé, fue un error, tanto para Rishi como para el partido, por no hablar del país. Y así quedó demostrado”.
Incluso, no duda de que, si hubiera animado a las filas conservadoras, habrían ganado las elecciones de 2024 en que Keir Starmer venció a Sunak, en el retorno de los laboristas a Downing Street tras 14 años de dominio conservador.
“Demasiado a menudo volvía al piso del Número 10, cansado, y trabajaba hasta la noche, cuando debería haber estado hablando con los colegas y manteniéndolos alegres”, relató. En cambio, consignó The Guardian, si sus colegas hubiesen “permanecido unidos”, no tiene “ninguna duda de que habríamos ganado en 2024″.
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