Está en Ñuble, en plena campaña para la primaria y -de paso- dando a conocer su propia candidatura al Senado por esa nueva circunscripción.

Desde San Carlos, y al teléfono, Jacqueline van Ryselberghe pasa revista a lo que arriesga y apuesta el oficialismo este domingo, tras dos derrotas electorales consecutivas: la megaelección del 15 y 16 de mayo, y la segunda vuelta de gobernadores, que dejó al sector con sólo un representante, en La Araucanía.

Aunque la expresidenta de la UDI avizora que habrá una baja participación en la primaria en la que su partido lleva a Joaquín Lavín como candidato -”veo que a pesar de los debates, hay poco ambiente de campaña”, dice- apuesta a que el “miedo” al comunismo sí influirá en la convocatoria. Y revela cómo es que terminó abuenándose con el exalcalde de Las Condes, luego de que hace cuatro meses advirtiera que “si fuera hoy, no votaría por él”.

¿Cómo ve el escenario para este domingo? ¿La izquierda está llegando con más viento de cola?

La izquierda ha demostrado en las últimas elecciones una capacidad bien importante de movilización de personas. Tengo la impresión de que han contratado servicios probablemente a través de redes sociales para optimizar el contacto y la movilización de personas. Lo vimos en la elección de los constituyentes y antes. Sin embargo, veo que a pesar de los debates, hay poco ambiente de campaña. Tiendo a pensar que no va a haber mucha participación en esta primaria.

¿La crisis que se dio en el oficialismo después de las elecciones del 15 y 16 de mayo empuja al votante de derecha a votar o al revés?

Creo que lo puede empujar, pero va a depender un poco del ambiente. La falta de participación no es solo porque la gente está desencantada con el gobierno, también es culpa nuestra. Nuestro sector cayó en la tentación del populismo, de decir lo que la gente quería escuchar en lugar de decir lo que pensamos, y empezamos cada vez más a parecernos a nuestros adversarios políticos. Hubo 500 mil personas que se levantaron a votar el día del plebiscito y que posteriormente para la elección de constituyentes se quedaron en la casa, porque dijeron ‘da lo mismo’. No votaron a pesar de que habían votado Rechazo, porque probablemente no se sintieron representados por quienes estaban en la papeleta.

Lo que dice suena a que estuviera poniéndose el parche antes de la herida ante el resultado del domingo.

No, creo que en general en estas primarias, tanto en la de la oposición como la nuestra, no habrá una gran participación. Pero creo que nuestra gente está asustada, y eso sí moviliza a la centroderecha. Y espero que se den cuenta de que nuestro país se puede ir por el despeñadero.

¿El miedo al PC o a una izquierda más radical, entre comillas, es motivación suficiente para que el electorado de derecha vaya a votar?

No sé si es suficiente, pero es una motivación. Y creo que en eso también ha contribuido lo que hemos visto en la constituyente. En el fondo, ese desorden, ese circo, la violencia de cuando se instaló, de alguna manera movilizan también a nuestro sector.

¿Y los partidos, los candidatos, debieran hacer ver este temor para movilizar más votantes?

Lavín lo ha hecho, ha hecho un contrapunto de las diferencias que tenemos con la izquierda. De cómo nosotros creemos en el orden y ellos validan la violencia, de cómo nosotros creemos en el emprendimiento y ellos no lo hacen. Tenemos el convencimiento de que son nuestras ideas las que sacan adelante los países.

¿Echó de menos a Evelyn Matthei en los debates?

Yo era de la idea de que fuera la Evelyn, porque creo que una competencia reñida -porque ella sin duda habría aumentado la competencia- moviliza mejor al electorado. Generar tensión en una competencia hace que los equipos se movilicen más y haya mayores posibilidades de que vaya más gente a votar.

En los debates de CHV no hubo grandes tensiones o énfasis entre los candidatos, ¿fueron conservadores en desmarcarse entre sí?

En el primer debate hubo ciertas diferencias que se marcaron, y en el segundo creo que Lavín puso más puntos sobre las íes, habló más a su electorado. Y eso está bien. Yo creo que Lavín va a ganar, pero tiene que hablarle al mundo independiente de centro. Nadie puede pensar que no es un candidato de centroderecha.

¿Sichel se está acercando a Lavín?

No creo. Sichel es un buen candidato, sin duda. Pero para ganar una primaria tienes que movilizar muchísimas personas y para eso necesitas una estructura nacional que Sichel no tiene.

Hace cuatro meses planteó que si la elección fuera en ese minuto, no votaría por Lavín. Era una especie de advertencia como para que enmendara rumbo en distintas materias. Pero ya ha mostrado su apoyo por el exalcalde. ¿Ahora sí le da garantías de que va a representar las ideas del sector o es el mal menor?

Yo conversé con Joaquín, nos juntamos y le planteé que a mí me parecía que había cosas en las que no podía haber tibieza. La violencia tenía que ser condenada siempre, porque si no se comienza a validar. Yo le pedí su compromiso de que en este tipo de cosas tenía que haber claridad. Es decir, acá no hay tomas pacíficas.

¿Qué más le pidió?

Básicamente eso. Chile quiere integración social, yo creo en el proyecto de Lavín, y creo que tiene capacidades para llevarlo adelante, pero creo que el país lo quiere hacer en paz, en tranquilidad. Pero para lograr eso, no podemos validar la violencia bajo ninguna circunstancia, porque si no sólo engendra más violencia. Y la verdad es que nosotros ya vimos cómo puede terminar... Después de eso nos pusimos a trabajar.

¿Él se comprometió a algo en específico?

Él lo entendió y reconoció que en ese tipo de cosas tiene que haber claridad.

¿Entonces hoy hay un Lavín distinto al que Ud. criticó hace cuatro meses?

No creo que la gente cambie mucho, para ser sincera. Pero sus actuaciones pueden adecuarse a las circunstancias. Y yo creo que él, si quiere ser Presidente de Chile, tiene que ganar con el 50% más uno de los votos y, por lo tanto, tiene que hablarle al centro, pero también tiene que hablarle a su sector.

¿Después de esa conversación con Lavín se le acabó el cariño por Sichel?

Tengo una gran opinión de Sichel. Pero no sólo soy militante de la UDI, sino que fui presidenta de la UDI, por lo tanto me resulta muy difícil apoyar a un candidato que no sea de mi propio partido. Y si además logramos entendernos, imposible apoyar a otra persona, más allá de las cualidades personales que puedan tener los otros candidatos.

“Debiera integrarse Republicanos para ir en una sola lista parlamentaria”

Un resultado con una participación baja o quizá donde no haya un triunfo claro pone una interrogante sobre la parlamentaria, que también es a fin de año. ¿Ve preocupación por ello hoy día en los partidos?

A mí me llama mucho la atención lo atrasados que están en la negociación parlamentaria. Quedan cinco semanas y todavía no hay acuerdo. No sabemos en cuántas listas vamos, creo que debiera ser una sola. Tenemos que tratar no sólo de ganar la presidencial, sino que, además, de sacar una buena representación parlamentaria, y ojalá con parlamentarios que sean de una sola línea. Hoy en la Cámara de Diputados tenemos 42% de representación, pero no se nota, porque actúan como si fueran de centroizquierda los parlamentarios de Chile Vamos. Quienes están en las distintas directivas tienen que lograr un acuerdo parlamentario, creo que debiera integrarse Republicanos para ir en una sola lista y después hay que negociar los cupos y después, dentro de los partidos, decir quiénes son candidatos. Y todo eso en cinco semanas. Yo fuera presidenta de la UDI ya estaría enferma de los nervios.

¿Y Ud. ve interés en el Partido Republicano en formar parte de esta lista?

No lo sé, pero acá se requiere grandeza y responsabilidad política. El país está en riesgo. Si tenemos una debacle parlamentaria a causa de que uno de los partidos pone candidatos por fuera, es una enorme irresponsabilidad. Se tienen que hacer todos los esfuerzos para que vayamos en una sola lista y podamos mejorar el rendimiento electoral de la centroderecha. De otra manera no sacamos nada al ganar la presidencial, puesto que ya vemos lo que sucede cuando no tienes una representación parlamentaria relativamente fuerte.

¿Y qué riesgos ve? Parece que se está poniendo en un escenario en el que Chile Vamos no gana la presidencial.

No, creo que ganamos la presidencial, pero ganarla con una representación parlamentaria muy baja es muy complejo. Ya vimos lo que pasó en este gobierno. Eso perfectamente puede llevar a que el Parlamento modifique los límites que tiene la convencional, que es lo que ha planteado el PC.

¿Y cuánto es el desde que debería sacar la UDI en escaños para que sea defendible una derecha en el Congreso y no ocurra lo que está ocurriendo en la convención?

Hoy en la Cámara tenemos 42% de la representación, pero no se nota. Entonces tan importante como el número es la calidad de nuestros candidatos. Por eso creo que están atrasados, porque hay que buscar candidatos que no se asusten con las funas, que no se seduzcan con el aplauso fácil o con los matinales y que sean capaces de defender las ideas con las cuales fueron elegidos.

Y en el marco de la negociación parlamentaria, si le pidieran a >Ud. o a su hermano bajarse como candidatos, ¿estarían dispuestos?

Yo creo que tienen que ir los mejores candidatos, que esto no puede ser que va tal persona porque es amigo o hermano de. A mí me hubiera encantado que tanto Enrique como yo hubiésemos ido a primarias no convencionales, y no tengo duda de que marco mucho más que mis competidores en Ñuble. Y tampoco tengo duda de que Enrique es el que más marca en su sector. Los que tienen que ir son los mejores candidatos, los que más marcan y los que votan bien.

Si Lavín pierde este domingo, ¿qué debería pasar con la directiva de Javier Macaya?

Estaría en problemas. Han sido tiempos duros para la actual directiva. Lavín lleva un año como el mejor candidato en todas las encuestas, por tanto, lo que ahora corresponde es activar a la UDI para movilizar a nuestro electorado. Y eso es en gran parte responsabilidad de la directiva.

¿Conviene dar la pelea para que José Antonio Kast no vaya a la primera vuelta con tal de aglutinar fuerzas? ¿Se debiera sondear un cupo por el Senado en Santiago, por ejemplo?

Eso no se puede descartar. Es un tema que hay que verlo después de la primaria, pero hay poco tiempo. Pero hoy nadie puede pensar que José Antonio Kast va a ganar la elección, ni siquiera va a pasar a segunda vuelta. Desde esa perspectiva, él también tiene que evaluar con generosidad qué es lo mejor para el país.