La paradójica fórmula de oro del ciclismo chileno: la conquista del éxito a partir del caos

Felipe Peñaloza
Foto: Agencia Uno.

El deporte más polémico del Team Chile, con su federación desafiliada, luchas intestinas en el equipo y sospechas continuas de sus corredores, sale de Lima como delegación destacada y con cuatro metales (uno de oro y tres de bronce).


Pasa con cierta frecuencia en el deporte: el caos más desolador sirve como motor para dar forma a hazañas históricas. Es lo que ocurrió con el ciclismo chileno en estos Juegos Panamericanos. Pese a llegar fracturado e incendiado, se ha transformado en el deporte que ha entregado hasta hoy más medallas al país en Lima 2019: un oro y tres bronces.

El oro en la Madison de ayer, sobre las ruedas de Felipe Peñaloza y Antonio Cabrera, además de los bronces de la cuarteta de persecución, el ómnium del propio Peñaloza y de Martín Vidaurre en el mountain bike, son el saldo que hasta ahora mantiene a los pedales como el emblema del Team Chile. Son la disciplina más ganadora hasta acá, cuando comienza la última semana de Lima. Justo la más polémica, la más convulsionada, la más fracturada, la más acusada.

No fue sencilla la preparación de los pedaleros. La acusación en contra de los medallistas dorados por porte de sustancias prohibidas -testosterona, específicamente- justo antes de que arrancaran los Panamericanos fue solo la última esquirla de un historial de rencillas y una guerra federativa interna que dio para escribir una novela.

Hubo dos casos de dopaje al interior del equipo a casi un mes de comenzar. Uno por EPO, encontrado en Constanza Paredes, y otro por testosterona, de Andrés Silva, notificado solo cuatro días después. Dos sanciones que dejaron al equipo renqueante y con claras dudas de lo que podrían mostrar sobre el velódromo de la Videna peruana.

Eso, sin mencionar los líos directivos. Porque los bochornosos positivos fueron la chispa que hizo reventar la decisión de desafiliar a la Federación Ciclista de Chile (Fecichile) del COCh. De ahí, la división interna entre el presidente, Germain Pérez, y el resto de su directorio, se han hecho expresivamente evidentes.

Caos que los tiene descabezados y que dentro de esa anarquía, como última medida, asomó la destitución del cargo de Germain Pérez, el presidente, tomada por el Tribunal de Honor de la federación el jueves pasado. Esto, pese a que antes la propia Copaci envió un escrito en que dejaba sin efecto cualquier decisión federativa que se pudiera tomar con su contra. Igual, con desafiliación o no, Pérez está en Lima invitado por el COCh como uno más de los presidentes de su organismo. Raro.

Con toda esa carga llegaron los ciclistas a Lima. Recrudecida con el grito de socorro de Aranza Villalón, que se declaró angustiada, perseguida por sus propios compañeros y temerosa de que le pusieran algo prohibido en su bebida durante el periodo concentración.

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Foto: EFE.[/caption]

Tras el incidente en el aeropuerto de Medellín, Peñaloza, el gran héroe a la postre, con tres metales colgados de su cuello, y Cabrera creyeron que todo se les iba a la basura. No durmieron la noche en que se difundió la noticia en este diario. Se declararon víctimas de un complot interno, negaron las acusaciones y se pusieron a trabajar paralelamente en su defensa jurídica. El COCh los respaldó pese a la gruesa acusación que la policía colombiana había formulado en contra de los corredores. Ambos trataron de huir de los focos y se concentraron en los entrenamientos, con un plus de desquite que finalmente motorizó sus actuaciones. Cada carrera fue una especie de corte de mangas.

Las mujeres, con las dudas claras por la ausencia de una de sus principales emblemas; pero los varones más unidos que nunca pese a la ausencia de Silva. Así, el motor de lucha lo encendió Peñaloza y su bronce inesperado del jueves, que llenó de ilusión a todos.

Después de asegurar incluso que pensaron en no competir, de estar deprimidos y devastados, terminaron celebrando con emoción, gargantas apretadas y lágrimas cada podio conseguido. Era el todo o nada y apostaron bien. Fue una preparación de más de un año, que tuvo su primera victoria en Cochabamba, donde ambos se coronaron campeones sudamericanos. Que continuó por Italia, compitiendo contra las potencias del deporte y luego en las alturas de Medellín, para cerrarse en Lima, con el oro en el cuello.

Cabrera y Peñaloza retornan a Chile con la tarea conseguida. Se juramentaron hacer historia y lo consiguieron. Se impusieron al caos y ahora celebran. Así todo el ciclismo, que sumó tres bronces y un oro con un sabor especial.

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