Columna de Guarello: La bala loca

Parte del plantel de Copiapó durante el campeonato 2021 de la Primera B. El León de Atacama espera rival para jugar la promoción. FOTO: AGENCIAUNO

"Acá hay dos perjudicados. Primero, la poca seriedad que le quedaba al fútbol chileno. Segundo, y sobre todo, Deportes Copiapó. El cuadro nortino tiene a varios jugadores con los contratos finiquitados el 31 de diciembre, otros durmiendo en colchones en el suelo pues les pidieron sus departamentos y está fuera de todo ritmo de competencia".



Pasó una semana y estamos en el mismo lugar. La Primera Sala expulsó a Melipilla del fútbol profesional chileno, en un fallo muy contundente, y ahora se espera qué pasa con la apelación en la Segunda Sala. Esta, la segunda, suele dar vuelta lo fallado por la primera, como si hubiera una especie de guerra sorda y leguleya entre ambas, tal como ocurrió con los casos de Lautaro de Buin y más reciente con Colchagua.

Por lo tanto, no sería raro que la apelación de Melipilla tenga algún efecto. A sotto voce se plantea que la Segunda Sala del Tribunal de Disciplina de la ANFP utilizará el mismo artilugio argumentativo que con Lautaro y les restará unos cuantos puntos a los Potros. Entonces, no correría la expulsión, la tabla de Primera se modificaría salvando a Curicó de todo peligro, moviendo a Huachipato al partido de promoción contra Copiapó y descendiendo a Melipilla. Tal como fue planificado desde un comienzo: más que castigar al equipo presidido por Leonardo Zúñiga por una práctica grosera y común, sobre todo en la B, se buscaba mantener al cuadro de Victoriano Cerda en Primera con sus respectivos ingresos de televisión. El día jueves 29 pasado, en Directv Sports, Erwin Durán, entrenador de Copiapó, colgado esperando jugar la promoción, lo dijo con todas sus letras: “Esto se armó para salvar a Huachipato”.

El 5 de diciembre y pese a vencer a Melipilla, Huachipato descendía en cancha productos de los resultados de esa jornada. Ahora los de Talcahuano esperan el fallo de la segunda sala. FOTO: AGENCIAUNO

Porque acá hay dos perjudicados. Primero, la poca seriedad que le quedaba al fútbol chileno. Segundo, y sobre todo, Deportes Copiapó. El cuadro nortino tiene a varios jugadores con los contratos finiquitados el 31 de diciembre, otros durmiendo en colchones en el suelo pues les pidieron sus departamentos y está fuera de todo ritmo de competencia. La ANFP suspendió la final de la promoción argumentado que fue una petición del tribunal de penas. Lo que es falso. El tribunal no tiene la potestad de suspender partidos. La verdad es que Pablo Milad fue amenazado con una denuncia por “notable abandono de deberes” si cerraba la temporada 2021 y se sentenciaba el descenso de Huachipato. El presidente de la ANFP, “jeté le cul pour les mûres” con la hipotética denuncia y provocó este colapso. Al final, Copiapó, es una víctima inocente de la guerra sorda al interior del fútbol chileno. Estaba tranquilamente sentado esperando definir con Curicó y le llegó una “bala loca” en la cabeza disparada desde Talcahuano.

Pero aquí viene lo bueno, y esto me lo dijo un integrante de la Primera Sala: si la segunda llega a fallar lo de Melipilla utilizando el caso Lautaro de Buin como jurisprudencia, correspondería la resta de puntos en el campeonato donde ocurrió el ilícito, es decir, la Primera B del 2020. Por lo mismo, la tabla de Primera División no se alteraría y Huachipato debería bajar de todas formas. Y en el despelote, Unión San Felipe podría alegar que el ascenso que obtuvo Melipilla ese 2020 le corresponde y, por lo tanto, podrían reemplazar a los Potros en Primera. Es decir, la zamacueca desnuda tiene para rato.

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