Es cosa de cruzar la calle para que este joven matrimonio pueda estar viendo la exposición que se presenta hoy en el Museo de Arte Contemporáneo de la artista nacional Ximena Cristi (quién como ellos). Y es que el desembarque de gente joven que creció y se educó en otras comunas y que en determinadomomento deciden cambiar demodo de vida y tomarse el centro de Santiago, es a estas alturas más que una “tendencia” y se ha transformado en una elección que pasa por la necesidad de reencontrarse con la vida de barrio, pero también disfrutar de ese acento cosmopolita que el centro, y sólo el centro, le da a la ciudad. “Una vez que definimos nuestro objetivo lo primero que se nos vino a la cabeza fue el Forestal. Partimos ese mismo domingo y empezamos a mirarlo de nuevo, con otros ojos, ya que siempre íbamos al parque con la Rosa, nuestra perra salchicha, y paseábamos el día completo entre las ferias de antigüedades, los cafecitos y las tiendas. Pero esta vez partimos decididos a mirarlo como nuestro barrio”, nos cuenta la dueña del departamento que, dicho sea de paso, tiene mucha suerte, ya verán por qué.

Pararon el auto al frente del MAC y se quedaronmirando un edificio del que, “si bien por fuera no decía mucho lo que era, habíamos visto fotos de un departamento espectacular que había en él. Por esas casualidades más inesperadas de la vida sale el conserje del edificio a preguntarnos qué mirábamos tanto y le contamos que nos encantaba el edificio, y en ese mismo momento nos indica que había uno disponible y terminamos encantados con el lugar hablando con el dueño para firmar la semana siguiente. Así de rápido, así de decididos. No hizo falta nada más. El departamento nos había encontrado, eso fue lo que sentimos y eso fue lo que pasó”, nos cuenta.

Cuando le pregunto por el panorama ideal en la nueva vida que tienen juntos, la cara se le ilumina:“Nos encanta llegar en la semana y pasar la tarde completa conversando con un rico vino.Mimarido cocinamuy bien y varias veces hacemos comidas producidas sólo para los dos y pasamos horas conversando en la cocina, en el comedor, en el living, realmente gozamos cada espacio y los vivimos todos. Vamos al Mercado Central y a La Vega los fines de semana, donde compramos verduras y pescados frescos para hacer nuestro plato favorito: el cebiche peruano con leche de coco. También compramos en el emporio La Rosa, que está al lado”.

Hoy día están los dos felices porque saben lo que es crecer frente al parque, estar cerca de todo y sentir que se está en una ciudad viva. “Venirnos al Parque Forestal es lejos la mejor decisión que hemos tomado, es una frase que nos repetimos todos los días. Tener un jardín imponente y sentirse de viaje todo el tiempo es lo mejor”.