En este, el último capítulo que hemos dedicado a la Bauhaus en su aniversario número 90, les mostramos imágenes de una de las especialidades más desconocidas de la escuela alemana: la cerámica. Ésta tuvo un intento de desarrollo productivo en los talleres de la escuela de Weimar, pero lamentablemente no tuvo el éxito esperado pese a la necesidad teórica que los objetos funcionales, por definición, tuvieron en la filosofía de la Bauhaus. Junto a los talleres de muebles, textiles, de vidrio y todo aquello destinado a implementar la casa ideal, las cerámicas se exhibieron en 1923 en la exposición de la Bauhaus.

En 1920 la escuela se contactó con elmaestro alfareroMax Krehan, un artesano tradicional que trabajaba en las cercanías deWeimar. Cinco alumnos vivirían y trabajarían en el taller de Dramburg, a 30 km de la ciudad, durante dos años, produciendo piezas exclusivamente de la arcilla que el bosque proveía, aprendiendo el oficio y aplicando los postulados estéticos correspondientes a los colores básicos y formas simples. En 1923, se decidió convertir en productivos todos los talleres de la escuela, pasando a la creación en serie, con algunas voces en contra como la del mismo maestro Krehan, quien se autodefinía como nacionalista y folclorista, y que claramente se oponía a los postulados democráticos y modernos de la escuela que lo amparaba. Aunque se amplió la capacidad y se racionalizaron los procesos productivos, la falta de material, de espacio y de un horno adecuado, llevaron a la desaparición del taller.

Bauhaus Editorial Taschen

• Mucho del diseño de objetos se desarrolló en talleres y estudios con materiales, como cristal y plexiglás e incluso alpaca.
• A la cabeza de estas experiencias estuvo László Moholy-Nagy, quien además hizo trabajar a sus alumnos con latón y níquel. Entre ellos destacó Marianne Brandt, quien nos heredó dos íconos: un cenicero y una tetera, que hasta hoy son sinónimo delmás fiel estilo Bauhaus, y de las primeras piezas que la escuela produjo en serie y comercializó.