Como en casa
Así nos sentimos al llegar a esta casa en Catapilco. Es que su arquitectura y todo lo puesto, junto a la personalidad de sus dueños, hacen de ella un lugar que simplemente provoca vivir a plenitud y entrega libertad absoluta.


Está claro el porqué de que esta construcción sea una carta abierta a disfrutar. Consuelo Carriles, nuestra anfitriona, socia de Olivia La Novia -donde reutilizan vestidos de novias- y asistente de Paula Food Stylist, es totalmente relajada, acogedora y espontánea. Ella, junto a su marido, Diego Callejas, director comercial de la Viña Tamayo, y sus dos hijos, Juan Diego y Mateo -de 4 y 2 años-, han armado una vida entre Santiago y Catapilco, donde este último lugar se ha convertido en un espacio vital, un lugar para desconectarse de la rutina de la capital y relajarse.
ARQUITECTURA. La casa -funcional, de líneas simples y armónica con el entorno- fue construida por "Casas Arqos", de Rodrigo Arcos (casa.arcos@gmail.com), del cual están muy agradecidos ya que interpretó todas sus ideas.
Partamos por el principio. Ninguno de los dos conocía Catapilco, y a pesar de que su cuñada los había invitado muchas veces y durante años porque su familia tenía una casa en la zona, nunca habían decidido ir. Cuando por fin lo hicieron no tuvieron otra opción que quedarse y construir allí, aunque ese día no era precisamente este lugar el que querían conocer. Iban tras otro terreno y hasta estaban muy convencidos de comprarlo. Obviamente no fue así. Desistieron.
El mobiliario de la casa es una mezcla de muebles rescatados, comprados y regalados, así como también en obra o a medida, además de algunos diseños hechos por su maestro de cabecera. Todos en colores tierra; lo más natural y tranquilo posible.

Catapilco era todo y más de lo que estaban buscando. "Un lugar tranquilo y privado en el campo, pero a su vez cercano a la playa. Queda a solo 10 minutos. Además tiene un clima privilegiado y está muy cerca de Santiago", coinciden.
El terreno tiene un poco más de 5.000 m². Está inserto en un bosque de eucaliptos, con una tierra dura y arcilla, pero con agua. Consuelo nos cuenta que todo lo que ha plantado se les ha dado perfecto, incluso los árboles frutales que trajo de Tamaya Gourmet, las alstromerias y gladiolos, o hasta su pequeño huerto de hierbas aromáticas. Obviamente no nos pueden ocultar su gusto por la buena mesa. Les encantan la comida chilena y las pastas. Coinciden en que su mejor compra fue el horno de barro. "No hay nada que no quede increíble en él -dice Consuelo-, desde las empanadas hasta las pizzas con masa de piedra". "Y el quincho también" , dice Diego. Lo último.
Quincho. Todo es en obra y a medida. La piscina -10 x 4 m- se integra a él a través de un deck de madera.
Aunque no les gustan los tumultos, algo por lo que solo disfrutan de la playa entre semanas, cuando pueden caminar tranquilamente sin tanta gente, sí gozan compartiendo con sus familias y amigos. Les encanta estar apatotados, invitar, como buenos anfitriones que son; ver cómo crecen los primos -porque tienen como vecinos al hermano de Consuelo, su cuñada y mamá- y estar juntos todo el verano, y cada vez que se pueden escapar del día a día de Santiago.
INSPIRACIÓN
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